CAPITULO-3

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Dean y Kim andan hacia el coche silenciosamente. Kim, no puede andar muy bien ya que se torció el tobillo al caer y le duele mucho la rodilla así que Dean no duda en ofrecerle el brazo para que se aguante  y no tenga que poner peso en el 

-¿Por qué disparaste el niño? – pregunta de repente Kim. Aún no lo entiende, era solo un niño, aunque esos ojos… le recorre un escalofrío por todo el cuerpo al pensar en esos ojos oscuros, vacíos, como dos pozos sin fondo. Dean se para en seco haciendo que Kim casi caiga al suelo y clava esos ojos verdes a los ojos celestes de la pelirroja, su mirada es atenta, 

-No lo sabes.- afirma definitivamente. Kim le mira pidiéndole alguna explicación – Veras… tu padre, antes de que tu 

-Ya sé que mi padre fue… cazador o algo así. De hecho me entere ayer cuando un “demonio” me atacó y entonces mi padre me hizo preparar la maleta para marcharnos de Ohio y...- Kim es 

-Y tu padre me llamó diciéndome que querías cazar – dice Dean – Kim, yo soy cazador, y yo ya te digo que tú no quieres cazar, no es una vida que deba llevar una chica de 17 años. – concluye el chico. Kim no quiere esa respuesta, ella quiere venganza, quiere estar segura de que el ser que mató a su madre este 

- No has respondido a mi pregunta.- contesta cortante, no quiere sacar el tema de los cazadores que, por cierto, no tiene ni idea de absolutamente 

- era un demonio.- dice Dean como si fuera la cosa más normal del mundo.- ¿No viste sus ojos? Eran negros, cuando alguien esta poseído por un demonio, los ojos se le vuelven completamente 

-¿Eso… era un demonio?- Pregunta Kim – Pero si era un niño pequeño… demasiado joven para morir nunca mejor dicho – Exclama la chica. Dean se ríe, cosa que a Kim no le hace mucha gracia – Bien señor Winchester, tu matas a un niño pequeño e indefenso y ni tan solo sientes remordimientos, simplemente sigues en tu mundo yupi con unicornios y hadas.- le grita y eso Dean tampoco se lo toma 

-¡¡Claro señorita Quinn, mientras tú vives tu “realidad prefecta” yo vivo en la realidad, mi mundo yupi no tiene unicornios, pero si hadas, Kim, cuando veas la realidad, te vas a dar cuenta del mundo en que vives. Los monstruos son reales te guste o no, y yo me dedico a eliminarlos para que gente como tú no sufráis daños, ah, y si crees que no tengo remordimientos, perdón, pero claro que los tengo, y gracias a mi tu estas viva así que deberías agradecérmelo en vez de decirme como debo sentirme!!- Grita Dean con toda la rabia que tiene acumulada, no va a permitir que le llamen asesino o algo parecido. Kim se queda callada, quizás Dean tiene razón, quizás ella está demasiado acostumbrada a una vida normal y no puede ver la realidad. Kim se siente tentada a pedirle perdón y dejar su orgullo por el subsuelo, pero para Kim el orgullo es oro y no lo tiene precisamente por el subsuelo, sino en los aires, así que decide callarse y seguir andando cogida del tenso brazo de Dean

Al cabo de unos minutos más andando llegan al camino donde James había estacionado su coche pero Kim se lleva una sorpresa, su padre no está solo, esta con un chico muy alto de pelo castaño y más largo que el de Dean, tiene unos ojos de color verde azulado también hermosos, pero no tanto como los de Dean y está en buena 

-¿Dónde os habíais metido? – Pregunta James sin paciencia – Kim Quinn, ¿se puede saber dónde te habías metido y porque te has ido sin avisar? – Parece bastante enfadado y eso no es bueno.

-yo… es que había oído…- Kim está en un compromiso, no sabe si decir la verdad o mentir, no sabe cómo sería peor.

-Ella solo quería pasear ya que había tenido un mal sueño y quería despejar la mente un rato y entonces, se perdió.- mintió Dean por ella, Kim lo miro asombrada, no pensaba que haría eso por ella.

-¿Qué tienes en la pierna? – pregunto de repente el chico alto, Kim dirigió la mirada a su pierna y vio una horrible mancha de sangre en el pantalón, la piedra sobre la que cayó le perforó la piel y posiblemente se dañó el hueso. La chica se marea, se marea siempre que ve su propia sangre y especialmente ahora que ha visto bastante sangre. Se aguanta aún más fuerte al brazo de Dean, que se da cuenta que se va a caer y la coge de la cintura para que no caiga y sufra más daños.- Corre Dean, en nuestro coche hay un botiquín de primeros auxilios en el maletero – dice el mismo, que corre hacia un coche de la misma marca que el de su padre, solo que un poco más actual.

Kim, con ayuda de Dean, va hacia el coche y, ya que el chico desconocido ha abierto el maletero, se sienta dentro de él.

-Ahora, súbete el pantalón- dice Dean, ella intenta subir el pantalón hasta la rodilla, pero al ser tejano, no se estira mucho y no consigue subir la tela más de unos centímetros. Kim, se pone roja como un tomate cuando entiende que tendrá que bajarse los pantalones.

-No… yo… estoy bien- miente, pero no va a bajarse los pantalones. Dean se pone a reír, cosa que a la chica no le hace mucha gracia- ¿de qué te ríes? – pregunta poniéndose aún más roja.

-No serias la primera chica que veo sin pantalones – le responde Dean guiñándole un ojo y no hay duda que se lleva una colleja de James.

-¡Estás hablando de mi hija!- le regaña el hombre – Y tú, Kim, metete en el coche, ¡ya estas tardando!- le grita a su hija, que no tarda ni un segundo en ponerse de pie, pero su tobillo no aguanta y cae al suelo. Dean y el otro chico le ayudan a levantarse y a ir hacia el coche.

-¿Dónde vamos ahora, papá? – pregunta Kim cuando su padre entra en el coche, parece muy enfadado.

-En un motel para pasar la noche, ¿o quieres dormir en el bosque?- responde terriblemente borde. Kim baja la cabeza y responde con un inaudible “no”.

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