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No entendía como podían dejar una casa así de sucia, no sabía por donde comenzar a limpiar.

En total llené cinco bolsas gigantes con botellas, latas, vasos y papeles.

Habían chicos en el sillón y otros en el piso. Miré la hora, 12:56.

Me dio hambre, así que cocine y dejé comida para que ellos también coman. Cuando terminé limpie lo que usé y dejé una nota en la heladera.

<<Espero que estén bien de la resaca, les dejé comida, solo tienen que calentarla>>

No iba a quedarme, fueron más horas de las que debía, asi que por fin me fuí a casa.

Terminé de bañarme y dormí una pequeña siesta.

Desperté en eso de las cinco y media de la tarde. Me cambie y volví al trabajo.

Toqué la puerta y atendió un chico moreno, con bastantes tatuajes.

Sonreí sin mostrar mis dientes y se hizo a un lado.

-Hola- saludé, ya que todos giraron a verme.

-Hola- respondieron. Busqué a Tomás con la mirada, pero no lo ví.

Caminé hasta la cocina y agarré las cosas para limpiar y cuando estaba por salir, llegó.

-Pensé que no ibas a volver- habló en cuanto me vio.

-¿Y por qué no volvería?- pregunté.

Él solo levantó sus hombros, sin dejar de mirarme.

-Voy a limpiar arriba- avisé y pasé por su lado.

Cuando terminé, bajé y ya no había nadie. Guardé lo que usé y Luciano apareció.

-Estaba re rica tu comida- habló sentándose en la isla.

-Me alegro que te guste- respondí con una sonrisa.

-Wacha, ¿Cuantos años tenes?- preguntó un poco dudoso.

-Diecinueve- dije con una pequeña sonrisa.

Abrió su boca para responder pero el timbre de la puerta lo interrumpió.

Caminé hasta ella y la abrí. Una gran sonrisa se formó en mi rostro.

-Hola Lunita- saludó con ese toque de dulzura tan lindo.

-Hola Mari- respondí, pasó por mi lado y me dio un beso en la mejilla.

-No sabes la joda zarpada que se mandó el Cenfe- habló entusiasmado Lucho.

-Que raro tu hermano- respondió con sarcasmo.

Caminamos hasta la cocina y nos sentamos.

-¿Todo bien?- preguntó y asenti. -Está todo perfecto, no lo puedo creer-

-Nunca ví una casa tan desordenada como ésta cuando termino la joda- hable y comenzó a reír.

-¿Podes llamar a Tomás? Quiero hablar con él- pidió y asenti.

Subí las escaleras y cuando estaba por llegar a su puerta, escuché una guitarra.

Toca muy bien.

Golpee y después de unos segundos la abrió.

-¿Que querés?- preguntó de mala manera.

-María te llama- respondí agachando la cabeza.

Él agarró mi cara e hizo que lo mire.

Es increíblemente hermoso.

Miró mis labios y mi corazón comenzó a latir más rápido. Pero me soltó y pasó por mi lado, dejándome totalmente embobada.

•Perdón• // C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora