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No pude dormir demasiado bien, mi cabeza no podía pensar en otra cosa más que en él.

Almorcé sola, con la miraba perdida en algún rincón de mi casa, hasta que el timbre sonó.

Suspire y al abrir me topé con un Tomás muy en la mierda.

No dije nada, él tampoco. Simplemente me hice a un lado y pasó.

Caminé hasta el sillón y me siguió.

Al sentarnos, lo miré, pero él no correspondió.

-Me fui al choto- habló después de un rato.

Yo no quería hablar, así que no emiti sonido alguno.

-Estuve re mal en hacer lo que hice Lu- volvió a hablar.

Y giro a verme.

Esperaba una respuesta y las cosas siempre se arreglan hablando.

-Mirá, no me jode que te drogues, hace de tu culo un florero, pero me dejaste re tirada- respondí cruzando mis brazos.

Era mentira, obvio que no me gustaba que se drogue, pero no soy nadie para decirle algo.

-No va a volver a pasar- intentó disculparse.

-No se wacho, estas re en cualquiera, sino ya fue- hablé jugando con mis dedos.

-Lu- susurró y tocó mi pierna. -Linda, perdoname empecemos de nuevo- su voz era casi inaudible.

Suspire y levanté mi vista.

Sus ojeras eran lo único que resaltaban de él.

-Sé que no somos nada, pero...- pensé mucho en si seguir o no, ya que fruncio su ceño.

-Seguí- pidió acomodandose mejor, para quedar frente a frente.

-No, deja- respondí después de unos segundos.

-¿Queres salir por ahi?- preguntó, cambiando de tema.

-Vamos a dormir- me paré y agarré su mano.

Él sonrió y caminó conmigo hasta mi pieza.

Se saco su ropa, quedando solo en boxer y nos acostamos.

Se aferró a mi cuerpo y sonreí al ver como acomodaba su cabeza en mis pechos.

-¿Me perdonas?- preguntó.

No iba a responder.

-Dormite- comencé a tocar su pelo y después de unos minutos su cuerpo se relajó por completo.

Realmente yo no tenía sueño, pero él se veía muy mal.

Pensé muchísimo en qué iba a hacer, estaba un poco enojada, pero Tomás es un pibe re bueno y me gusta mucho estar con él.

Teníamos que hablar y mucho, porque estamos demasiado desentonados el uno del otro.

No pegamos una.

Me acomode un poco, hasta tener su cara a la altura de la mía.

Sus labios, esos pequeños granitos, su nariz que en un primer momento me pareció perfecta. No podía parar de admirar la hermosura que manejaba. Un mechón de pelo cubría la mitad de uno de sus ojos, todo en él era hermoso.

(...)

-Lu- la voz de Tomás me despertó, pero no abrí mis ojos. -Luna- repitió moviendo un poco mi brazo.

Me queje y escuché una pequeña risa de su parte.

-Son las seis de la tarde- habló y me senté realmente rápido.

-¿Como que las seis?- pregunté sin creer lo tarde que era.

Él me dió su celular y pude ver la hora.

Volví a verlo, estaba vestido.

-¿Te vas?- él asintió, atando los cordones de sus zapatillas.

-¿Queres venir a mi casa?- preguntó sonriendo.

Lo pensé un poco.

-Dale- accedi.

Caminé por mi pieza, agarré mi mochila, puse algo de ropa, plata y demás cosas.

Le dejé una nota a mi mamá y salimos de mi casa.

-¿Me desbloqueas?- habló divertido y comenzamos a reír.

-Estaba enojada, perdón- respondi agarrando mi celular.

Gire a verlo y mordió su labio mientras negaba con su cabeza.

-Deja de mirarme idiota, arranca- dije incómoda y puse mi vista al frente.

-Hoy no te besé- respondió y sentí como un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Empecemos de cero, no besos, no cojer, no nada, amigos- respondi.

Estaba totalmente segura de lo que quería hacer.

Fruncio el ceño y cruzó sus brazos.

-Hay que conocernos- acote.

-Como quieras- respondió y puso el auto en marcha.

Iba a ser difícil, pero creo que es necesario para que podamos estar bien.

Estaba enojado, su cara lo decía todo.

Lo mire de reojo cuando llegamos.

-Y bajá- habló de mala manera y me fue imposible no reír.

-Tomás, no seas gil- él giro a verme y puso sus ojos en blanco.

-Ya te dije, como quieras- repitió, apoyo su cabeza en el asiento y cerro los ojos.

-No me gusta como sos- reproche totalmente sincera.

-¿Como soy?- preguntó ahora mirándome fijo.

-Así, tan nene- respondí.

-Ah mira- frunci el ceño al escuchar eso de su parte.

-Inmaduro.

Mordió su labio inferior y bufo.

-Si no te gusta, chau- respondió y rei sin gracia.

-Me fui y me buscaste- escupi furiosa.

-¡Te busqué porque te quiero conmigo!- gritó.

-¡Y yo no quiero estar con un drogadicto!- cerré mis ojos con fuerza al darme cuenta de lo que dije.

-¡Vos no me conocés!.

-¡Pero quiero hacerlo!- quedamos en silencio.

No estaba para nada incómoda, de hecho lo veía necesario.

Mi expresión cambió a una más relajada y traté de no reír por la pequeña discusión.

Me fue imposible cuando Tomás tapó su rostro y una carcajada salió de él.

-Igual no soy drogadicto- acotó en cuando paramos de reír.

-No sé, si vos decís- alce mis hombros y bajé de auto.











































Bueno, comenten, opinen algoooooo

Son re histéricos, no que si

•Perdón• // C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora