Capítulo 5

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      ▁▂▃▄▅▆▇ Capítulo 5 ▇▆▅▄▃▂▁

Frente a la puerta de cristal que daba a su patio Seonghwa no dejaba de mirar con curiosidad al chico que había sentado allí fuera, le miraba con curiosidad y cierta desconfianza, como si tuviese miedo de su presencia. El pelirrojo alzó levemente sus hombros y mostró los dientes, con una expresión arrugada. El moreno no pudo más que pensar que le recordaba a un animal protegiendo su territorio, pero en cualquier caso, estaría en el suyo.

El muchacho, preocupado por si el chico estaba perdido y sólo, pero sobre todo por la falta de ropa, temió por su seguridad, las primeras nevadas siempre eran las más fuertes. Abrió la puerta con cuidado, acercándose de forma cautelosa al chico que le seguía con una mirada atenta, sin dejar de mostrarse tenso, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, con una mano frente a ambos para marcar una distancia, miró los pies del chico. Vio sus zapatos y no pudo más que alzar las cejas sorprendido.

— No te preocupes, no voy a hacerte daño, ¿estás bien?

Galimatias. Eso era todo lo que Hongjoong podía decir al respecto del idioma mundano, aún no tenía suficientes conocimientos, y aunque la fonética no se le hacía demasiado extraña, no lograba darle un sentido a sus palabras. Por eso mismo cuando Seonghwa se sentó junto a él, tomando una confianza algo inseguro, el muchacho no dudo en relajarse y tomarse la libertad de acercarse un poco a él, viendo como el moreno se quedaba rígido por la cercanía. Lo miró de reojo mientas él observaba con paciencia su persona, ladeando la cabeza de tanto en tanto, pero lo que hizo que Seonghwa diera un brinco, fue el sentir que Hongjoong olisqueaba cerca de su cuello.

Olía bien, pensó Hongjoong, no como los casadores que generalmente desprendían un olor fuerte y asqueante. Ese chico olía a limón, aunque encontraba otros matices, supuso que todos los humanos olían diferente, como su especie. Siguió oliendo, aunque esta vez intentó acercarse a su pelo, y Seonghwa rió nervioso mientras con un brazo lo apartó con cuidado.

— Para, por favor, esto es muy raro.

En aquel momento una ráfaga de viento frío hizo que Hongjoong se encogiera sobre su cuerpo, sintiendo el frío colarse entre sus huesos hasta hacerlo tiritar. Se preguntó cómo soportaban los humanos esa temperatura sin un pelaje decente, aquello que adoraba sus cabezas era una protección ridícula. No obstante, aún encogido miró al chico y vio que su cuerpo estaba cubierto con telas, y supuso que la ropa no sólo servía para tapar sus cuerpos, él no parecía tener frío.

El mayor, preocupado por la posición del chico no dudo en levantarse con cautela, temiendo que el chico se asustara, y aunque sabía que aquello podría ser una locura, decidió ofrecerle no sólo su chaqueta, la cuál tuvo que ayudarle a ponerse: también le ofreció unos pantalones y después, lo invitó a entrar a la casa. Quizás estaba asustado y solo necesitaba descansar, por la mañana hablarían y trataría de ayudarlo, no parecía ser del pueblo.

El pequeño salón a HongJoong le resueltó curioso, la diferencia de temperatura con el exterior era notable y sin duda, mucho más agradable. Sabía que por el momento se estaban comunicando por gestos, y aunque no lograba entenderle a la perfección el chico parecía no estar preocupado. Incómodo por cómo la ropa rozaba su piel se movió por la sala con libertad, bajo la atenta mirada de su anfitrión, olisqueando cualquier cosa que veía y tratando de aprender a usar sus manos con mayor habilidad.

Abrió cajones, tocó telas y objetos, incluso agitó una bola de nieve que, por algún motivo, encontraba sumamente molesta. La agitó repetidas veces intentando entender como era que había gente pequeña dentro y sobre todo porque los habían encerrado, parecían muertos, aunque a su vez estaban erguidos y no parecían tristes.

— ¿Te gusta? —preguntó Seonghwa acercándose a él, aún con cautela.— Puedes quedarte con ella si te gusta.

Hongjoong le miró curioso una vez más y le sacudió la bola frente a ambos. Tenía que admitir que ver la nieve caer le resueltaba entretenido, incluso los brillos plateados que la acompañaban. Finalmente, tras ver tocar todo el fondo, llevó su boca a la bola e intento morderlo. El gritó que dio el moreno al verle hacer eso le asustó, y sin soltar la bola se alejo rápidamente de él, volviendo a una actitud desafiante.

— No se muerde. No se come. —dijo siendo conscientes de lo rara que era la situación.— ¿Hablas otro idioma? ¿Qué te pasa? ¿Qué haces aquí? ¿Quién eres?

Hongjoong, esta vez, pudo entender las preguntas que le hacía. Parecía que su cerebro había tomado los conocimientos poco a poco, y ahora podía ver como aquello se traducía en su mente a su lengua materna. Dejó la bola donde estaba y se acercó del nuevo al chico, que no paraba de mirarle, pensando en si quizás tenía algún trastorno y había cometido un error.

— Hongjoong. Soy Hongjoong, ese es mi nombre.

Seonghwa se quedó de piedra, finalmente el chico había hablado, y aunque parecía ridículo, ya había pensando que había salido de un psiquiátrico o algún lugar así, ahora que lo oía parecía normal. No obstante, mientras Seonghwa se planteaba más preguntas, esperando tener respuestas y sacar algo en claro, Hongjoong sólo podía buscar desesperadamente una excusa para toda esa situación. Se había metido en un buen lío.

— ¿Qué haces aquí? ¿Por qué ibas sin ropa? ¿Huyes de alguien? ¿Quieres llamar a alguien?

El estómago de Hongjoong se retórico haciéndole llevar las manos, reconociendo el significado de ese sonido y la sensación de vacío sacudiendo su interior. Cuánto tiempo había pasado desde qué había comido por última vez, ¿horas? No, no, en la noche habían logrado comer todos, así que no debería tener hambre y sin embargo, ahí estaba su estómago haciendo ruido.

— Esta bien, preguntas después, veo que tienes hambre.

— Sí, algo de carne estaría bien.

— Carne, está bien, ven. —le dedicó una sonrisa, intentando tranquilizarlo.— Mi nombre es Seonghwa, puedes quedarte aquí hasta mañana.

Hongjoong asintió y fue tras él en silencio, observando todos aquellos muebles como un niño pequeño, incluso se atrevió a pasar por debajo del brazo del moreno para quedar frente a la nevera. Hacía frío. Aquel trato emanaba frío. Y estaba lleno de cosas, pudo ver fruta y verduras, otras cosas que desconocía, y siguió mirando hasta que la risa de Seonghwa le hizo girarse, quedando frente a él a una distancia que invadía el concepto de espacio personal.

— ¿Ves algo que te aparezca?

— Carne, quiero carne. —insistió.

Después de unos minutos ambos tenían su comida, Seonghwa había optado por un yogur con cereales y mientras, su visitante contaba con un filete. Ambos tomaron asiento en el sofá, aunque Hongjoong había subido los pies a este, incluso se había removido varias veces hasta encontrar una posición. Seonghwa empezaba a pensar que el chico era gracioso, incluso tierno, parecía alguien con una educación distinta, algo primitiva, quizás. Dada la poca conversación que tenían en aquel momento optó por encender la tele, viendo como aquel trasto captaba la atención del chico.

El sonido y la imagen parecían muy reales, igual que aquella figura, pero lo cierto es que también parecían atrapados. Humanos y más humanos, productos de limpieza, supermercados, juguetes, aprendió de todo lo que salía de la tele y mientras agarraba la carne con sus manos, sus ojos no paraban de consumir aquello. Y entonces apareció Yeosang en las noticias.

Asustado y confuso dejó la carne caer al suelo, llamando la atención de su acompañante que bufó y se agachó para intentar recogerlo, una cosa era comer con las manos y otra ser un pésimo invitado. Estaba apunto de soltarle cuatro cosas cuando le vio sentado frente a la tele, acariciando la pantalla, aunque más bien Hongjoong trataba de acariciar a Yeosang, inútilmente, no servía, él realmente no estaba allí.

— Yeosang —murmuró.— He venido a buscarle a él.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2020 ⏰

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