Capítulo 3

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      ▁▂▃▄▅▆▇ Capítulo 3 ▇▆▅▄▃▂▁

HongJoong no daba crédito con lo que estaba viendo escondido tras el matorral. Reconocía a aquel chico de expresión enfadada, olía exactamente como Yeosang y desprendía la misma energía que él, así que supuso lo que había pasado mientras escuchaba a los cazadores discutir. No sabía que hacer al respecto, el miedo y la rabia se mezclaban impidiendo que razonara una estrategia.

San y Wooyoung se quedaron detrás del mayor, observando a su compañero con incertidumbre y esperando una orden del peliblanco que no se movió, ni emitió ningún sonido, aún estaba pensando. Entonces, mientras la red descendía los ojos de Yeosang dieron con los de su líder, y sin necesidad de un sonido, HongJoong supo lo que este quería decir. Él y los demás desaparecieron en dirección contraria a los cazadores, dejándole con ellos.

Sus nuevas extremidades se le hacían torpes, incluso ruidosas, sentía como la nieve crujía bajo sus pies mientras intentaba andar con ayuda del uno de los cazadores, que le había colocado una manta por encima mientras le dirigía a su coche.

— Te digo que no es humano.

El hombre, que después de minutos escuchándolo, descubrió que se llamaba Hyo, hizo un gesto al mejor para que se callara, volviendo a centrarse en el rubio para intentar, una vez más obtener alguna respuesta. No creía a su amigo, pensaba que eran delirios como los que había sufrido su padre hacia tiempo, algo de familia, se dijo, pero lo cierto es que aquel chico era extraño. No había dicho una sola palabra desde que le habían encontrado, parecía que aún no sabía caminar y, aunque no estaba sucio, no tenía ropa. Tenía que admitir que era algo fuera de lo común.

— ¿Cómo te llamas, chico?

— Yeosang.

— Ah chico, al final hablas —dijo sonriente.— Te buscaremos ropa, te daremos algo caliente y buscaremos a tus padres, ¿sí?

Yeosang había tardado unos minutos en entender la fonética de aquella lengua, pero con ayuda de sus poderes había logrado entenderles e incluso usarla a su favor, permitiéndole comunicarse con ellos. Además, había logrado controlar sus piernas y caminaba mucho mejor, aunque fingió una leve cogera por temor a levantar sospechas.

— Esta bien.

Y dicho aquello, el hombre le ayudó a subir a la camioneta, ofreciéndole unas prendas suyas que tenía allí como repuesto para que se vistiera. Mientras, Mark se subió en la suya, sin quitarle ojo al chico, observando como se le complicaba incluso el vestirse. Él sabía lo que había visto y no dejaría escapar a aquel chico si era la prueba viviente de que él y su padre no estaban locos.

Know my nature | Ateez. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora