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Min Yoongi estaba nervioso, pero más que eso, estaba furioso. No era difícil de descifrar, en su rostro siempre se notaba, su madre siempre decía que era muy expresivo. "Sueles arrugar la nariz".

Era extraño recordar a su madre, no porque no fueran frecuentes los recuerdos de ella si no porque no deseaba recordarla.

Unos golpes se escucharon en la madera de la puerta y luego se asomó la cabeza de su pareja. Taehyung era uno en un millón, lo conoció uno de esos días en los que su trabajo era en terreno, tuvo que ir a ver unos temas de estructura para su pueblo. En ese encuentro casual, podía jurar que sus miradas se encontraron, y algo se encendió en los ojos del rey. Esa chispa de interés se convirtió en una llama que ardió en su corazón. A medida que Yoongi interactuaba más con taehyung, descubrió una profundidad en su personalidad que lo dejó maravillado. Las conversaciones fluyeron fácilmente entre ellos, compartiendo risas y experiencias mientras rompían las barreras que la sociedad había impuesto. No estaba prohibido casarse o mantener una relación con un plebeyo, pero siempre habría miradas desaprobatorias por los niveles sociales.

Tehyung solo tenía veinte años en ese entonces, aún era un chiquillo, se vestía de mala forma y mantenía los pies sucios por el contacto constante con la tierra.

Pero el tono café de su vestimenta no lo distrajo de ver a tremendo ángel removiendo la tierra de la plantación, un total deleite visual. La paciencia es una virtud y después de mucho reflexionar y consultar con sus consejeros más cercanos, el rey decidió que era hora de dar el paso audaz de pedir la mano de taehyung ante su familia. Quería hacerlo de manera oficial y respetuosa, reconociendo la importancia de su unión en un reino que observaba con atención sus acciones. Recuerda de manera perfecta como la madre de Taehyung lo recibió con sorpresa y nerviosismo, sin estar del todo segura de la razón de su visita.

En los cinco años que llevan de pareja y los tres gobernando, nunca, jamás, Taehyung mostró una pizca de interés en el poder que conlleva tener esa hermosa corona reposando en su cabeza, tampoco se refiere a él mismo como rey cuando se presenta con las personas, a menos que sean en asuntos con otros reinos o con el consejo. El rey está completamente feliz con el chico que se permitió abrir su corazón, porque logró hacerlo sentir vivo otra vez. No lo cambiaría por nada.

— Mi amor. ¿En qué piensas? —

— En lo afortunado que soy de tenerte — el peligris se sonrojo y desvió la mirada al otro lado de la habitación.

— Ya, el que me empalagues no va a lograr que se me olvide lo que tenemos que hablar — así fue como sus ojos rasgados giraron mostrando desinterés — ¿Que fue eso?, no me hagas caras —

— Disculpa, es que puedo imaginar lo que dirás —

— Mi amor, solo quiero que te disculpes con el chiquillo — su esposo no le estaba dirigiendo la mirada, haciéndolo sentir ignorado. Con su mano giró el rostro del rey para mirarse a los ojos — Sé que es tu deber como rey proteger las tierras cercanas, y se que últimamente te has vuelto muy protector, ya sabemos porque — se dieron una sonrisa cómplice — pero ¿Atacar a niños de quince años? —

— Lo se cariño, actúe mal. Me habían informado hace un tiempo de su presencia cercana al castillo, tenía miedo que fuera alguien tratando de probar suerte para colarse al castillo —

— Solo estaba tratando de sobrevivir — Taehyung se llevó una mano hecha puño al pecho, le tocó el corazón. Sabía, tristemente, de primera fuente lo que era tratar de sobrevivir — Sabes que no soy de pedir cosas, no suelo ser caprichoso, pero quisiera que hicieras algo por mi —

— Claro mi amor, puedo completar la petición más absurda si así lo quieres — los ojos de su pareja brillaron.

— Quiero que Jimin trabaje en el palacio, claro, si él acepta, quiero plantearselo mañana —

— Mi amor...—

— No te voy a mentir cariño, lo ví a los ojos y me ví a mi mismo, si puedo usar lo que tengo para cambiar su realidad, ahora, para que tenga un futuro próspero, lo intentare — Suspiro— Tu lograste cambiar mi realidad, mi amor, me enseñaste a dejar atrás toda la tempestad. Solo quiero ayudarlo — está vez se levantó de la cama, abandonando la calidez que sentía al tener al amor de su vida cerca — Sé que tú personal es altamente calificado para las tareas del castillo, pero tal vez...—

— Tae detente. Puede quedarse en el castillo, pero prefiero que esté bajo vigilancia por un tiempo — Tal vez uno muy largo.

— Jeon Jungkook me ayudara con eso, lo designe para cuidarlo —

— Tiene mi plena confianza, sé que él nunca nos defraudaria — siempre estaba tan completamente de acuerdo con su esposo. Nunca le fallaba

— Aparte, para tener más ojos mirándolo, comenzará como mi dama de compañía, no me vendría mal una persona con la cual conversar cuando no estés — levantó sus hombros mientras sonreía, y su esposo le devolvió la sonrisa, dejando ver sus encías y dientes de arroz. Eso mostraba que estaba completamente de acuerdo con él — Muchas gracias Yoonie — se acercó para darle un beso en la mejilla, pero el peludo no quería solo eso.

Lo atrapó por la cintura haciendo que ambos cayeran a la cama entre risas juguetonas y alientos irregulares. Taehyung hizo el amago de escapar de los fuertes brazos de su novio, nada en comparación con sus flácidos brazos, pero este lo detuvo y lo volvió a lanzar a la cama para continuar con el juego.

Las miradas de ambos se encontraban y se perdían en el reflejo del otro, como dos almas en un baile íntimo. Sus ojos brillaban con la pasión y la admiración que sentían el uno por el otro, revelando una conexión que iba más allá de las palabras. Cada caricia era una forma de expresar amor, de decir lo que las palabras no podían.

Yoongi acarició suavemente el cabello de Taehyung, separando los mechones con cuidado mientras dejaba caer besos ligeros en su frente y en sus mejillas. Cada beso era un vínculo, una promesa de cuidado y aprecio eterno. Sus labios se encontraron en un beso lento y tierno, uniendo sus almas en un momento.

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