Rollo numero 2.

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Se despertó con gran dolor en la espalda y cuello. Había dormido en una pésima posición, puesto que Taehyung había dormido junto a él porque la habitación de invitados no había estado equipada para que alguien pudiera habitar en ella, por lo que Jeongguk, con su corazón frío pero a la vez cálido, le aceptó la idea de dormir juntos.

Después de todo, en Europa habíam dormido de la misma forma debido a que habían alquilado un cuarto con camas separadas, pero como este llegó erróneo, tuvieron que dormir en una suite matrimonial, en la misma cama ambos.

Miró la hora y gruñó al ver que eran alrededor de las siete de la mañana. Su cuerpo se había acostumbrado a despertar a esa hora para trabajar. Se levantó con dolor y caminó hasta el balcón que daba hacia la calle principal, en donde el sol se asomaba con timidez a través de las montañas y la gran ciudad. Se abrazó a si mismo al sentir la brisa fría de un día recién comenzado y observó a cada persona que, con caras cansadas, tomaban rumbo hacia sus trabajos. También observó como cada habitación comenzaba a iluminarse en señal de que la rutina comenzaba.

Sintió un ruido de una ventana abriéndose y se dirigió hacia donde provenía el sonido y se sorprendió al ver al nuevo vecino salir con un piyamas de color gris y una taza humeante de café entre las manos. Observó como llevaba la taza caliente a sus labios y tomaba con lentitud, mientras que entrecerraba sus ojos disfrutando de la sensación de algo cálido en un clima frio.

Jeongguk se preguntó cómo era posible que luciera tan bien a la hora de despertar. Era imposible que una persona despertara de manera tan tierna, con sus mejillas rojizas y sus labios hinchados, con su cabello en disparates y sus ojos cansados, encapsulando los mas preciosos ojos jamás vistos.

Su corazón palpitó con fuerza y velocidad, como si le diera la señal de que algo se avecinaba. El dejavu de la sensación llenó su pecho con una felicidad oculta dentro de su alma y la confusión de su cerebro se presento en un pequeño tambaleo.

"No importa cuantas veces nos separemos, te buscaré en todas partes por el resto de la eternidad, hasta que nuestras almas vuelvan a ser pequeñas estrellas en el cielo" Las palabras de una memoria lejana saltaron su mente. Eran algo nunca antes visto, nunca antes vivido, pero que se grabó en su mente como letras de fuego en madera. 

— ¿Se encuentra bien? — Una rasposa, pero grave, voz recién levantada lo obligó a volver por un momento a la tierra. Parpadeó un par de veces y observó como aquellos ojos felinos lo miraban con la misma mirada de curiosidad del día anterior.  La distancia que había entre sus balcones no era ni muy lejos, ni muy cerca, pero sí lo suficientemente cómoda como para  tener el espacio personal que tanto deseaba, pero también lo suficientemente cerca como para poder escuchar las palabras del contrario con claridad.

— Sí...— Asintió avergonzándose al acto. Había vívido un pequeño episodio de ensueño mientras mantuvo la vista fija en el pelirrojo. — Es solo el cansancio. A veces pierdo el sentido de que estoy despierto y mi sistema como que se apaga. — Se excusó tratando de sonar lo mas convincente posible, pero algo le dijo que el chico de ojos pequeños no le creyó. — ¿Despertando para ir a trabajar?

— No...— Se encogió de hombros. — Me gusta ver el amanecer...— Se encogió de hombros — Hay algo en la manera en que la gente que se prepara para ir a trabajar que me gusta observar. — Jeon asintió. — Me gusta anhelar lo que yo solía hacer.

— ¿Ya no trabajas?

— Solía trabajar en la universidad estatal de Daegu, pero ahora que nos hemos mudado a Seúl he pedido que me transfieran. El martes voy a una entrevista. — Bebió de su café.

— ¿Eres profesor? — Se apoyó en la banca con sus manos, dejando a la vista una pequeña parte de los tatuajes que tenia en uno de sus brazos.

PICTURES OF THE SOUL [kOOKGI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora