Capítulo 1

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-Ethel-

Hoy, 4 de septiembre, he salido dispuesta a ganarme el puesto de secretaria personal en una empresa de renombre en la ciudad, nada ni nadie podrá arruinar mi día, me repetía a mí misma mientras bajaba las escaleras. Hoy tengo una sobredosis de autoestima que tomé prestada de aquel libro de autoayuda que encontré por casualidad en la librería del callejón, ¡Voy a ganarme ese puesto!, ¡Ese es mi mantra del día!

-Pfft, Don't be nervous, it gonna be a piece of cake- Pensaba y pensaba....
Ya solo me faltan 2 cuadras para llegar al edificio.

De pronto todo cambió y allí estaba él... la hormiga que sobresalía en medio de aquel hormiguero, vaya, era la cereza del pastel. Anonadada estaba y tan extasiada con aquella imagen que atrapaba mi mirada, que solo el claxon de un taxi fue capaz de hacerme reaccionar, y para mi sorpresa, también captó la atención de él, a quien de pronto se le resbaló al suelo una prenda dorada que traía entre sus manos... y así cruzamos nuestros horizontes por primera vez, en ese breve instante que me supo a cielo.

Mierda, ¿Lo ayudo o no lo ayudo?

Ugh, ya lo tiene!! Se habrá roto? Sea lo que fuese aquel objeto parecía importante para él.

Logré llegar a la otra calle, y ya para ese entonces nuestras miradas habían dejado de coincidir, pero aún así corrí a su encuentro.

-Disculpa, le paso algo? Se lastimó tu....- Ahí supe que era un reloj.

-No, está bien, justo buscaba un lugar donde repararlo, gracias...-Se incorporó y me miró de abajo a arriba mientras lo hacia.

-Me alegra en verdad- Le dije mientras me alejaba, lentamente, como quien lo duda.-Ten un buen día!!

-William-

Otro día más como cualquier otro, me dirijo hacía mi día a día, hacía mi lujosa monotonía. Ser el dueño de una compañía y un codiciado soltero millonario nunca estuvo más sobrevalorado, pero, esa es una realidad con la que me he acomodado a vivir y por la que en realidad, he hecho muy poco por cambiar. Soy ese joven, algo inteligente, muy autosuficiente y algo atento al que le tocó muy joven asumir tareas para las que no estaba preparado.

Es temprano, cuán? no sé, pero me arreglo, como cada día, algo formal, aparentando por fuera los años que me han de faltarme por dentro, un rocío de loción amaderada, un reloj que ha dejado de marcar los minutos que corren casi idénticos en cada uno de mis días y mi portafolios.
Caminando voy, yo, la gente, las calles, y es que me encanta la vida acelerada de mi natal New York.

Fue buena idea venir aquí, madre..

Después de tomar este café,  solo otra cosa podría darle color a mi día. -Me encantaría que estuvieras aquí para contarte....

-Recuerdas el reloj del abuelo?, últimamente se  ha estado atrasando y justo hace un día dejó de funcionar. 

Pretendía que fuese mi primera parada del día, la relojería de la Westem Avenue, cuando.. justo a unos pasos de llegar, la vi,..a ella, lo juro madre, no conozco su nombre, no sé siquiera si fue real, pero se adueñó de aquel instante y fue tal el estremecimiento  que sentí, que mis manos entumecidas dejaron caer el reloj, y olvidé el reloj, se detuvo el tiempo, y dejé de pensar, y dejé de avanzar... de pronto estaba allí, junto a mí, y así de fugaz se fué, ese efímero momento en que viví, en el que sentí y respiré

¡Me ha salvado madre! Ahora tendré que buscarla hasta encontrarla, ahora  tendré que agradecerle el haberme sentido vivo después de haber estado tan muerto.

°•Pura Coincidencia•°♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora