Fifth Day

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- Cariño, recuerda quedarte en casa y no salir, ¿vale? - dijo el rubio besando la frente de su esposa antes de irse de su hogar -. Si necesitas algo, solo llámame o mándame un mensaje y te lo traeré cuando vuelva.
- Está bien, Sabo. Ten cuidado tú también. Lleva siempre puesta la mascarilla y no te acerques mucho a nadie. Tu seguridad ante todo.
- Jaja, lo sé, tranquila. Bueno, me voy.
- Vale. Adiós.
La puerta se cerró. Aunque solo habían pasado cinco minutos desde que Sabo se marchó, (t/n) ya se estaba empezando a preocupar. Siempre era un tanto sobre protectora con su esposo por lo despreocupado que este era. Y ahora que una gran pandemia había golpeado al mundo, se preocupaba aún más. Sabo tenía como profesión ser policía, por lo que aún tenía que trabajar durante esa cuarentena por la seguridad de todos. Al estar más expuesto, tenía más posibilidades de infectarse del virus, pero él se negaba a quedarse en casa. Siempre le había gustado ayudar a los demás, y ahora pensaba que su ayuda era más necesaria que nunca.

(T/n) se tiró en el sofá y miró al techo. Poco después sacó su portátil y lo encendió para revisar el correo. Ella era profesora, así que podía seguir trabajando desde casa. No tenía tanto trabajo como los profesores de secundaria ya que ella enseñaba a los más pequeños. Se pasó unas horas respondiendo los correos que le enviaban los padres de los niños, preguntándole cómo darían las clases, qué aprenderían si no tenían los libros a mano... Decidió organizar una clase virtual con sus queridos alumnos al día siguiente. El resto del día se la pasó pensando en qué actividades debería organizar. Tal vez leer un cuento, o tal vez hacer algún dibujo. No estaba segura de querer sería mejor en esa situación. Sin darse cuenta, ya se estaba haciendo tarde, por lo que se dirigió a la cocina y preparó la cena. Una vez terminada, colocó los distintos platos en la mesa y esperó a que llegase su esposo. El reloj dio las nueve, y alrededor de diez minutos después, la puerta se abrió y se volvió a cerrar después de que Sabo entrase.
- ¡Volví! - saludó.
- Recuerda desinfectarte antes de entrar.
- Lo sé.
- Y recuerda lavarte las manos.
- También lo sé.
Se escuchó el spray y luego Sabo entró en el baño. Después de entrar en el comedor, le sonrió a la chica.
- No hacía falta que me esperases.
- Tranquilo, acabo de terminar hace poco.
Se sentó y ambos comenzaron a comer.

- Voy a lavar los platos - dijo Sabo recogiendo todo tras terminar la cena.
- No, ya voy yo. Has trabajado todo el día, así que de estas cosas me ocuparé yo.
- ¿Segura? ¿Puedo al menos ayudarte?
- No. Siéntate en el sofá y descansa.
- Está bien - rió el rubio.
Se dirigió al asiento y encendió el televisor, pasando entre canales para revisar si había algo interesante. Rato después, sintió que (t/n) se sentaba a su lado y se recostaba en su pecho.
- Tú también estás cansada.
- Me he pasado todo el día contestando mensajes y pensando alguna actividad para los niños, pero sigue sin ocurrírseme nada.
- Bueno... ¿y si les dices de dibujar qué es para ellos esta cuarentena? O sea, quiero decir, la manera en la que ellos la van a afrontar o algo así.
- Son niños de cinco años, Sabo.
- Bueno, tú misma dices que son muy listos, y yo solo he sugerido que dibujen algo.
(T/n) pensó un rato y acabó aceptando la sugerencia de Sabo.

Al día siguiente, el policía se marchó igual que siempre y la profesora encendió su portátil para empezar la reunión con los niños.
Los primeros en conectarse fueron Nami, Nojiko y Law. Y los que llegaron tarde fueron Luffy y Sanji y Usopp. Sanji y Usopp se disculparon de inmediato, y Luffy en cambio entró gritando.
- ¡Profe! ¡Hoy está Shanks conmigo! ¿A que es alucinante?
- Oye, deja de gritar, Luffy. Deberías disculparte primero por llegar tarde.
- Ah, claro. Lo siento mucho. ¿Está Sabo también? - preguntó tras disculparse. A Luffy le encanataba pasar tiempo con Sabo, por lo que siempre preguntaba por él.
- No, está trabajando - sonrió la mayor.
- Jo... - Luffy hizo un puchero.
- Entonces, ¿qué vamos a hacer? - preguntó Nami.
- Bueno... quiero que dibujéis vuestra manera de estar a salvo durante este tiempo. Si necesitáis ayuda, podéis pedírsela a vuestros padres o a la persona que os acompañe ahora.
- ¡Vale! - dijeron todos los niños.
Tras unos minutos, enseñaron sus dibujos. Nojiko y Nami habían dibujado entre las dos una casa con ellas dos y su madre, Bellemere, dentro de ella. Law se había dibujado a él y a Corazón con mascarillas. Sanji se había dibujado lavándose las manos junto a Zeff, y Usopp se había dibujado con un tirachinas lanzando una pastilla de jabón. Luffy dibujó un trozo de carne.
- La carne es importante para mantenerse sano - replicó ante las miradas de sus compañeros y el suspiro de Shanks.
(T/n) rió.
- Claro que es importante. Es muy importante que comáis variado, ¿vale niños?
- ¡Sí! - contestaron.
Así pasó el tiempo rápidamente.

* * *

Cuando Sabo volvió, se encontró a (t/n) dormida sobre el sofá y con el portátil encendido. La pantalla mostraba un dibujo en el que todos los niños se cogían de la mano de (t/n) y de Sabo, algo que le pareció muy tierno. La arropó con una manta y la llevó a la habitación, donde la dejó descansar.

Pasaron unas semanas más, y a Sabo le dijeron que se quedase en casa por dos semanas ya que últimamente había estado yendo de lugar en lugar encontrándose con gente que se saltaba la cuarentena. Había estado trabajando más que nadie, y siempre era él el que se acercaba a las personas con las que tenían que tratar. Le dijeron que se quedase dos semanas en cuarentena, ya que la cosa también estaba mejorando. Ya no había tanta gente que se saltaba la cuarentena, así que podían manejarlo.
- Bueno, ahora que voy a quedarme en casa yo también, puedo pasar más tiempo contigo - le dijo a su esposa.
- Sí, y ya de paso puedes saludar a los niños cuando hagamos una clase virtual. Te echan de menos, sobre todo Luffy.
- Bueno, también es una buena ocasión para ayudarte en las tareas de la casa. No vendría mal una limpieza general.
- Vale, limpiaremos toda la casa hata que esté reluciente entre los dos.
- Así también podremos pasar más tiempo juntos de lo que pasamos normalmente - le acarició la cabeza a la chica, quien asintió alegre.
Lo que en un principio había dejado a la chica algo ansiosa por estar todo el día encerrada en su hogar, se volvió realmente divertido para ella. Tal vez, eso de estar en cuarentena no fuese del todo tan malo si tenías una buena compañía.

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Pues no sé... Me da que no me acaba de convencer, pero bueno, así se quedará, supongo.
Y quedan dos os por delante, uno para mañana, y otro para pasado. Luego se acabará la week y adiós hasta el próximo año. Esta es la primera vez que participo, así que es muy posible que mis relatos no sean tan buenos como los demás, pero iré mejorando. ¡¡Al final, la práctica dará sus frutos!!

One Piece Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora