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Nota: Para la realización de esta novela, se tuvo que hacer una gran investigación sobre algunos hechos históricos que de mencionan. En su mayoría son hechos que sucedieron realmente y algunos fueron modificados para mantener la lógica de la historia.

Esto es solo ficción y no se tiene como intención mal informar algún hecho histórico importante, solo como fin de entretener. Gracias por su atención y disfruten esta historia.

[King by Gajyeowa]

Durante la dinastía Joseon, el nacimiento de dos niños dio paso a un futuro próspero al pueblo de Corea. Detrás de las puertas del palacio Gyeongbokgung, se encontraban los futuros descendientes al trono, quienes gobernarían en su adultez.

—Mis nietos son los niños más hermosos de toda Corea—Myeong le sonrió a los dos pequeños que se mantenían dormidos en ambos brazos. 

—Madre...—Su hijo Min Lee llamó su atención. La mujer le miró brevemente para luego devolver su vista a los pequeños— Sun Hee, esta algo mal. Las damas no saben que hacer—Le explicó con exasperación mientras colocaba una mano en su frente con nerviosismo.

—Envía alguien por Jang Geum, dile que es una situación urgente—Le ordenó la mujer y su primogénito procedió a realizar una rápida reverencia para luego corren en busca de alguien—Pequeños, debo cuidar a su madre, así que, deben quedarse aquí y guardar silencio ¿Está bien?—Les susurró dulcemente y se levantó de una silla en la que se encontraba. Depositó a los pequeños sobre una acolchonada sabana de seda, un regalo de su amiga de confianza, Lilias Underwood. Se dirigió a la salida de la habitación y salio de ella después de darles un último vistazo. Las damas que se encontraban en la entrada, hicieron ademán a seguirle, pero Myeong las detuvo—Necesito que permanezcan aquí. Cuiden de los niños y no dejen que nadie, excepto su padre, entre ¿Entendido?—ordenó con seriedad en su voz.

—Lo que ordene, Majestad—Las mujeres hicieron una reverencia y retrocedieron nuevamente a su anterior posición. Myeong continuó su camino a donde la esposa de su hijo, se encontraba.

[***]

—¡No se queden ahí, busquen a mi hijo!—La reina ordenó al ver el cuerpo inerte de Sun Hee. El parto fue un riesgo, nadie estaba experimentado en el parto de dos bebes, dado que era muy extraño los embarazos de ese tipo en la época.

La reina acarició la mejilla de Sun Hee, era una buena mujer y tal y como su nombre la describía, irradiaba bondad y felicidad. Inconscientemente soltó una lágrima, pues la joven se ganó su respeto y cariño. A partir de ahora y siempre le iba a estar agradecida por el amor que le brindó a su primogénito. 

Myeong había sido testigo de la evolución del amor entre su hijo, y Sun Hee. Algo que había comenzado como la unión de clanes, se convirtió en algo hermoso y nunca había estado tan feliz de ver a su hijo tan enamorado, tan virtuoso. Ella siempre había estado en total contra de los matrimonios arreglados, sus ideas siempre habían sido diferentes, y no por nada, Japón estaba en su contra.

—¡La reina, necesito ver a la reina!— Los redundantes gritos de un desconocido en la entrada, alertaron a Myeong. Esta se levantó y salió inmediatamente del pabellón, encontrándose con  Jang Geum. La reina inmediatamente corrió.

—¡Suéltenla!—ordenó al ver que dos de sus guardias reales, la sujetaban, impidiéndole la entrada al palacio. Inmediatamente soltaron a la mujer, la cual estaba empapada en lágrima además de sus vestimentas teñidas en sangre. La reina la miró con temor y la tomó de las manos, las cuales temblaban, al igual que su voz.

—M-mi señora.

—¿Qué ha pasado?—La reina la cuestionó con los nervios a flor de piel.

—Lo siento, yo...—La mujer comenzó a angustiarse—E-el príncipe Min fue atacado.

—¿Qué? Explícate—La reina fue contagiada por la angustia.

—El príncipe llegó a mis aposentos, empapado en su propia sangre. Alguien le ha atacado en su trayecto—La mujer explicó con la garganta llena de sufrimiento al no soltar el nudo que se formaba en ella—Su majestad, ha fallecido.

La reina sintió que su mundo se desmoronaba, y las fuerzas que tenía, se esfumaban. Algunos guardias reales la sostuvieron para evitar que cayera al suelo.

—Quiero a mi hijo. ¡Quiero el cuerpo de mi hijo!—gritó la mujer entre lágrimas.

Sin duda, lo que debía ser un día lleno de prosperidad para el pueblo, se convirtió en uno lleno de tragedias.

King | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora