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Aceptar que debía sincerarse con WonWoo había sido mucho más sencillo que pensar en la forma correcta de hacerlo cuando era consiente de que ninguna saldría bien.

La mañana siguiente es sábado y el día sigue un poco nublado pero aún no llueve, aunque el habiente se siente húmedo y la falta de luz natural es más que evidente en la sala de estar.

MinGyu se encarga de preparar el almuerzo y antes de darse cuenta el aroma es el del platillo favorito de WonWoo, la costilla de cerdo brilla de un precioso color caramelo y hay ollas más pequeñas con diferentes guarniciones al rededor.

WonWoo baja por el olor de la comida y hay un destello en sus ojos que suaviza el corazón de MinGyu que se había mantenido temeroso de que rechazara lo que había hecho para él, pero el mayor se acerca con una sonrisa diminuta que parece finalmente ser la bandera de paz que ambos necesitan con tanta desesperación.

Termina de ayudarle al Moreno a poner la mesa, moviéndose en silencio por la cocina mientras mueven todo lo necesario con el cuidado de no pisar a Ajji que sigue cruzándose por su camino.

Hay música suave de fondo mientras comen, ayudando a que el silencio que ellos mantienen no parezca tan incómodo como realmente es.

Es MinGyu el que inicia una charla ligera, sobre los nuevos proyectos de WonWoo satisfecho con el entusiasmo que este muestra al contarle sobre su último cuadro.

Hace tiempo que no se ha parado en su estudio, no se ha acercado a aquella habitación en sus intentos de evitarse mutuamente pero WonWoo se nota complacido cuando le pide que le enseñe alguna de sus nuevas obras.

Hablan un poco más de trabajo, del gusto de Ajji por unos nuevos bocadillos que encontraron en el Super y MinGyu le recuerda que debe llamar a Jihoon un día de estos para ponerse al corriente con él.

Cuando la comida termina MinGyu insiste en lavar los platos y limpiar la cocina, así que WonWoo sube a la habitación para recoger la el cesto con la ropa sucia y bajar al cuarto de lavandería.

Puede escuchar que MinGyu está llenando la tina porque el baño de la habitación queda justo arriba y solo unos minutos después le llega el sonido lejano de la música relajante que el menor utiliza cuando se toma su tiempo en la bañera.

WonWoo riega la ropa con un suspiro para separar todas las cargas y elegir aquella que deben enviar a la tintorería. Es meticuloso con cada prenda, revisando las bolsas de cada una porque siempre olvidan que dejan servilletas en los bolsillos y luego todo sale lleno de pelusas imposibles de eliminar.

Es en un pantalón de MinGyu que encuentra su tarjeta de crédito y revira los ojos sorprendido de que no la haya perdido en el pasado cuando es tan descuidado con el plástico.

Hay un ticket arrugado junto a ella y WonWoo lo lee solo para ver si fue algo importante que debería guardar o si solo es la nota del super que puede irse directo a la basura.

Siente su corazón cayendo a algún lugar del suelo cuando lo que encuentra es el nombre del hotel, trata de controlarse cuando sus ojos acuosos le impiden seguir leyendo el desglose de los cargos aunque la palabra "consumo" es demasiado ambigua y trata de convencerse a sí mismo de que se refiere al restaurante del mismo.

Sabe que MinGyu mantiene reuniones constantes con clientes y buscan los restaurantes de los hoteles donde se están hospedando para hacerles todo un poco más sencillo. Pero siempre usan la tarjeta corporativa para pagar y esa tiene KIM MINGYU grabada en brillantes letras color plata.

Se siente mareado, de repente todo le da vueltas y se obliga a tomar aire para no devolver la comida que acaba de preparar para él.

Toma su teléfono cuando logra deshacerse del nudo que le cerraba la garganta, el nombre de Jihoon destelleando en la pantalla hasta que responde después del cuarto tono y estaba a punto de colgar.

A | 1 [ Meanie ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora