Valentina frunció el ceño con confusión.
- ¿A qué viene todo eso? - dijo con una sonrisa tímida dibujada en el rostro.
- Sólo quería que lo supieras - dije mientras sonreía tristemente.
Sabía que, cuando llegara el momento de explicarle lo de su operación, lo entendería. Entendería porqué escogía éste momento para decirlo.
- Yo haría cualquier cosa por ti, Juls - susurró ella mientras besaba mis labios.
Mi corazón se hundió dentro de mi pecho y la culpa se extendió aún más profundo.
Cuando Valentina supiera la verdad, iba a estar muy molesta.
- ¿Irás a escucharme? - preguntó.
- Me encantaría, amor; pero necesitamos reunir ese dinero lo más pronto posible. Estamos a dos semanas de fin de mes. No puedo darme el lujo de faltar - dije mientras retiraba un par de mechones de su rostro.
- Esto tendrás que compensármelo de alguna manera - dijo en un puchero.
Mis manos se deslizaron hacia abajo por sus pechos y enganché los dedos en la cinturilla de su pantalón. Un gemido ronco salió de sus labios.
- Estoy segura de que podré hacer algo - susurré contra sus labios.
En un segundo, Valentina estuvo sobre mí. Sus caderas presionando las mías sobre la ropa. - Se me ocurren un par de ideas perfectas para eso - susurró sugestivamente.
Una risa brotó de mi garganta mientras comenzábamos a besarnos lentamente.
Tras una hora de besos y caricias, me fui a trabajar con la promesa de pasar cuando saliera un rato. Hoy no haría horas extras. Necesitaba un tiempo de Valentina y lo merecía por tanto esfuerzo que estábamos haciendo.
***
El trabajo pasó sin contrariedades, pero aburrido como siempre.
Después de sobornar a Charlie, mi supervisor, con un puñado de chocolates, accedió a cerrar solo el local, así que salí media hora antes.
Me cambié el uniforme en el baño del restaurante y salí casi corriendo del lugar.
El autobús tardó una eternidad, pero la espera valía la pena. Pasaría una noche con Valentina y estaba feliz. Lucia me había hecho el enorme favor de mentir otra vez, y decir que me quedaría en su casa, así que todo estaba planeado, ya que Elena estaba de conferencia fuera de la ciudad. Antes de llegar a casa de Valentína pasé por el cajero electrónico y saqué mi paga de la semana.
Una sonrisa enorme surcó mi rostro. Tenía cerca de setecientos dólares en mi cuenta y, si mis cálculos no fallaban, Eva había hecho una venta muy buena el día anterior. Teníamos los ochocientos dólares. ¡Los teníamos!
Cuando llegué a casa de Valentína, estaba eufórica.
Necesitaba pasar tiempo con Valentína, conmigo trabajando y ella ensayando y presentándose, el tiempo que nos veíamos era poco y la extrañaba como loca; además, necesitábamos celebrar.
Toqué la puerta mientras intentaba desenredar los nudos de mi cabello con los dedos.
Eva me abrió la puerta y lo primero que noté, fue la angustia en su mirada.
- ¡Juliana! - dijo con la voz entrecortada.
Sus brazos se apretaron a mi alrededor mientras sentía el temblor de su cuerpo.
- ¿Qué pasa? - pregunté.
Mi mente viajó inmediatamente a Valentína, pero me obligué a no entrar en pánico.
- ¡Valentina sabe lo de la operación! - soltó con la voz entrecortada.
- ¿Q-Qué? - susurré.
"Santa mierda" pensé para mis adentros.
Sin decir una palabra más, corrí escaleras arriba, rumbo a la habitación de Valentína.
Cuando entré, me quedé helada ante lo que vi.
Todas las gavetas de los muebles estaban en el suelo, la ropa estaba regada por todos lados, las botellas de perfume estaban estrelladas en el suelo y la puerta del baño estaba destrozada.
Valentína estaba sentada en la cama deshecha con la cara entre las manos. El corazón se me hundió dentro del pecho y no supe qué decir; mi corazón latía con fuerza contra mis costillas, las manos me sudaban, mi pecho subía y bajaba con mi respiración entrecortada y un nudo creció en mi garganta.
- ¿Por qué lo hiciste? - preguntó con la voz enronquecida.
Sus ojos estaban fijos en la nada, pero había una expresión fría en sus ojos. ¿Decepción?, ¿Rabia?, ¿Coraje?, ¿Frustración?, ¿Tristeza?..., quizás un poco de todo.
- V-Valentina... - tartamudeé sin saber que decir realmente.
- Sabías lo que pensaba sobre él. Sabías que no quería que él pagara esto y sin embargo, te importó una mierda. Fuiste a pedirle limosna para mí - espetó con coraje.
Una vena saltó en su cuello mientras apretaba los puños sobre sus piernas.
- N-No pedí limosna - tartamudeé. Las lágrimas picaban mi rostro - lo único que quería era ayudarte.-
- ¿Ayudarme? - preguntó. Una carcajada amarga salió de su garganta - ¡¿Cómo coño ibas a ayudarme?!, ¡Le iba a deber algo a él!, ¡Iba a tener que darle las gracias por algo que ni siquiera le pedí que hiciera!, ¡Iba a...!-
- ¡Iba a pagarle! - la interrumpí.
Era cierto. Planteaba seguir trabajando en el restaurante y pagarle a León después de la operación.
- ¡NO NECESITO TU LÁSTIMA, JULIANA!, ¡MALDITA SEA!, ¡NO LA NECESITO! - gritó mientras se ponía de pie de golpe.
- ¡NO TE TENGO LÁSTIMA! - solté.
Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y no las detuve.
- ¿Tanto querías que pudiera ver?, ¿Tanto te importaba que tu novia fuera ciega? - dijo con desdén.
Aquellas palabras quemaron dentro de mi pecho con fuerza y la desesperación se mezcló con rabia. ¿Cómo podía decir eso cuando le había demostrado una y mil veces que no me importaba que no pudiera verme?
- ¡¿ESTÁS HABLANDO EN SERIO?! - espeté con coraje - ¡JAMÁS ME HA IMPORTADO EL HECHO DE QUE NO PUEDAS VER!, ¡TÚ QUERÍAS ESTO!, ¡LO QUERÍAS DESDE QUE TE CONOZCO!, ¡Y TE LO DIJE: HARÍA CUALQUIER COSA POR TI!-
- ¡NO ME VENGAS CON ÉSE ABSURDO ARGUMENTO!, ¡NO TE ATREVAS A JUSTIFICARTE DETRÁS DE ESO!-
Cerré mis ojos mientras me secaba las lágrimas de los ojos. - ¿Quién te lo dijo? - pregunté intentando tranquilizarme.
Las manos de Valentína se apretaron en puños. - Esmeralda. Su padre y el mío son amigos; cometió la estupidez de contarlo delante de ella.-
Cerré los ojos con fuerza. No podía creer que ella lo hubiera hecho. Lo había hecho para poner a Valentína contra mí, y lo había logrado.
- Ni siquiera puedo estar aquí contigo - dijo mientras caminaba como león enjaulado por toda la habitación.
Aquellas palabras me golpearon como un látigo. - Te lo haré fácil. Buenas noches, Valentína - dije antes de salir de la habitación.
Mi corazón se hundía con cada paso que daba y un mal presentimiento se formaba en mi pecho. Ésta no era una discusión común. No lo era. Era algo más, y no sabía cómo arreglarlo.
- ¡Juliana! - dijo Eva al verme bajar.
Metí las manos en los bolsillos de mis pantalones y saqué el dinero recabado.- Toma, Eva - dije poniendo el dinero en sus manos.
- ¿Q-Qué? - susurró ella.
- Buenas noches - dije intentando sonreír.
Esto estaba de la mierda.
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𝐶𝑟𝑒𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑎
Future_transman
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Though I Can't See You➳ Juliantina G!P 《Terminada》
FanfictionDespués de aquel accidente automovilístico, Valentina Carvajal había pasado de ser una chica fuerte, altanera, arrogante y decidida, a ser una pobre diabla enfadada con el mundo. Una chica huraña y solitaria que parecía que lo único que quería hacer...