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Cabello alisado, vestido rojo ajustado, tacones negros, exceso de rímel y sombra en mis ojos, un color rojo pasión en mis labios y una chaqueta de cuero puesta encima. Esta no era yo, para nada. Pero dicen que por la amistad se hace cualquier cosa.

Los ya nombrados tacones resonaban por la solitaria calle al igual que la fina lluvia que empezaba a caer. Me giré en busca de alguna persona que anduviera por ahí, pero no encontré nada. Seguí caminando, la lluvia se hacia cada vez más fuerte y el viento empezó a hacer compañía.

Al cabo de un rato ya estaba empapada, de seguro se habría corrido todo el rímel y mi cara estaría toda negra.

Crucé la ancha calle para así adentrarme en las demás calles más pequeñas hasta llegar a mi casa. Apenas mis dedos tocaron la fría madera, me apresure en abrir y cerré rápidamente cuando logre entrar. Trate de calmar un poco mi respiración y relajarme. Había logrado que todo el piso de la entrada de mi casa se humedeciera, seguramente mañana me levantaría con un buen resfriado.

Me saque los tacones que llevaba puestos y mis pies se relajaron al instante en el que sintieron tocar el cálido suelo. Juro que en estos momentos, es la sensación mas agradable de toda la noche, esas cosas te torturan los pies, no sé como hay mujeres que les gustan.

—Ashley Benson.— Oh, oh—¿Dónde estabas hija por Dios?

La mujer que me había dado la vida se encontraba de pie a un lado de la escalera con una bata puesta.

—Ma-madre...— excelente momento para tartamudear, ¿no Ashley?—¿Que tal la noche?—trate de sonar casual mientras me sacaba mi chaqueta.

—Nada de que la noche ni nada Benson—se acercó a mi.

Suspiró y puso las manos en sus caderas—Dónde andabas.

Mi mamá era adorable, aunque no la encontré en un buen momento. La quiero mucho pero a veces es un poco estresante la forma en la que me trata.

—En casa de Anna— bajé la mirada

—¿Y esa ropa? Tu no vistes así

—Obvio no mamá— la mire, me estaba empezando a doler la cabeza— mañana te explico mejor, estoy cansada

—Claro que estas cansada, ¡mira la hora que es!—dijo exasperada.

La abracé, o hice un intento— Lo lamento.

—Suerte que tu padre está durmiendo —correspondió mi abrazo— o sino te hubiera llegado un castigo.

Sonreí —lo sé...¿no le dirás verdad?—me alejé para poder observarla.

—No princesa—me devolvió la sonrisa—Pero mejor vete a dormir

—Esta bien —le di un beso en la mejilla—Buenas noches, te quiero.

Recibiendo un te quiero de su parte igual, subí las escaleras en dirección a mi habitación. Al entrar tomé la decisión de tomarme una ducha.

¿Estas loca mujer? ¡Es muy tarde! ¡Te resfriaras!

¿Tenías que venir joderme justo ahora?

Yo solo te digo...

Esta bien...Ash! Tienes razón.

Ja!

Mi criminal, mi problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora