Luego de lo ocurrido a noche quedé muy cansada, no podía pensar en otra cosa que sea dormir en un colchón hecho de nubes. Aun que estaba tranquila se volvería efímero, un tono de llamada comenzó a sonar, sin mis ojos abiertos, moví mi mano y agarré lo primero que tenía a mi lado —diga...¿hola?— el tono todabia estaba presente, derrepente escuché unos chillidos y un movimiento extraño en mi mano, asi que abri los ojos. En ese momento me di cuenta de que era el erizo, al parecer durmio a mi lado y lo terminé confundiendo con mi celular. Lo solté y busqué mi verdadero celular, ví quien me llamaba así que atendí y me senté en mi cama con toda la paciencia del mundo.
—hola mamá—
■■■■:—¡Hola Valentina! ¿Te desperté?— estaba muy alegre como de costumbre
—n-no, de hecho estaba despierta hace mucho— me tallé los ojos y di un bostezo sin querer
■■■■:—estabas durmiendo cariño, perdón por despertarte, pero necesito que me hagas un favor, si podes ir más tarde a comprar unas cosas antes de que vuelva, ¿podes hacerlo hija?—
—Sí, tranquila ahora me levanto y voy—
■■■■:—¡Gracias hija!, Anda a buscar algo para anotar que es bastante largo el pedido—
Fui rápidamente a buscar una libreta y una lapicera —listo, dictame— unos cuantos minutos hablando sobre comida me ponía hambrienta, ya quería desayunar —y puré de tomate, ¿algo más?—
■■■■:—podes también anotar lo que quieras, el dinero no es problema, si te sigue incomodando gastar mucho te puedo dar trabajo cuando llegue a casa—
—claro mamá—
■■■■:—bueno eso es todo hija, chau, te quiero—
—yo también te quiero— corte la llamada y deje mi celular a un costado, me estiro un poco y con la mirada busco a los pequeños animalitos. El erizo estaba aún en mi cama, el gato estaba en un puff junto a la vaca, el pavo real en mi silla de la computadora y el conejo. En realidad no lo vi por ninguna parte, busque por toda la pieza pero no lo encontré.
Salí al pasillo y de inmediato olía un aroma que a mi parecer era cosa de dioses. Yo me volví a recordar que tenía que encontrar al conejo, así que llame con duda —¿Conejito?— escuché algo romperse en la cocina y me preocupe, me acerque de golpe, viendo al conejo dándome la espalda y temblando. Me acerco para abrazarlo y buscar alguna herida —¡¿Estás bien, Te lastimaste?!— el conejo pareció aliviarse, no sabía el por que pero dejo de temblar —¿Qué fue lo que se rompió?— miró a todos lados y encuentro un plato roto en el piso, busco la escoba para barer las piezas con cuidado de que no deje ninguna perdida, de todas formas solo habían pedazos grandes, no fue tan difícil, lo tire y mire al conejo —tranquilo, de todas formas teníamos que cambiar esos platos— levanté al conejo para luego darme cuenta de que había algo cocinándoce, estuve unos segundos pensando en el por que, pero unas patitas detuvieron mi pensamiento —¿Qué pasa?— el conejo me señaló la espátula y luego la sartén —oh, así que ya está hecho— tome otro plato, puse la comida y apague el fuego.
Aún en mi interior se pregunta ¿cómo un conejo puede cocinar? O ¿siquiera sostener una espátula? no sé, solo deje de pensar en eso y me fui a la sala, la mesa estaba repleta de comida casi un banquete para 6 personas a lo mucho, estaba tan confundida ahora mismo que me quería convencer de que era algo bueno, tal vez fue Clara y ya, pero es extraño que haya mucho más de lo que yo comería. Lo dejaré pasar por ahora, puse el plato en uno de los lugares y me dirijo al conejo —supongo que es para todos— el conejo increiblemente asiente, con eso en mente solo fui a buscar a los animales.
Corrí hasta mi pieza y le pegó una patada a la puerta abriéndola al instante —¡Chicos a desayunar!— se despertaron de golpe por el tremendo ruido, pero no esperaba a que se levanten, yo quería mi desayuno mágico, agarré a los cuatro llevándolos a la mesa donde los puse en cualquier asiento. Los animalitos que traje algunos bostezaban o se estiraban, esperaba impaciente a qué alguno empezara a comer así yo también lo hacía, suelo esperar a que alguien coma primero porque sino me siento como si los apresuro a comer, solo fueron unos momentos para que finalmente empezaramos a desayunar.
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Después de eso me levanté para ir a buscar unas bolsas de compras como ya no te dan bolsas excepto en los locales de ropa o tienda de regalos. Me cambie para después dirijirme a la entrada, ya tenía todo; las bolsas, la tarjeta de crédito y mis llaves. Estaba lista para salir pero luego miré a los animalitos los cuales me observaron cada cosa que hacia —me los quiero llevar, pero no me dejarían entrar con animales al supermercado— medite, en cómo podría hacer que no me echen por no seguir las reglas, de hecho no tendrían por qué saberlo —no se preocupen, puedo usar este bolso de gimnasio para que se escondan— no se veían muy convencidos, así que tiré mi última carta —les compraré lo que quieran— no pasó ni dos segundo y ellos ya estaban dentro del bolso —que hijos de mil, bueno cuando entremos no hagan ruido— me puse el bolso y salimos.
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Ya estando en la entrada del supermercado me dispongo a esconder a los chicos cerrando el bolso y disimulando para que no se vea sospechoso. Agarro un carrito para luego entrar y a nadie le importo, y la gente estaba demasiado despreocupada para fijarse en una cualquiera con un bolso sospechosamente grande. Arranqué por buscar lo primero de la lista, sin antes asegurarme de que no haya nadie al rededor, para asi poner el bolso en la pequeña abertura que dejaba el carrito, abrí el bolso dejando a los animalitos descubiertos —bueno chicos esto es lo que haremos, vamos por las cosas de la lista y de paso van eligiendo lo que se quieren llevar, Así de sencillo— empeze a mover el carro sabiendo que estaría media vida para obtener todo.
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ANIMALI-CUTES
RandomAño 3010 Una vaga alegre, pachonsita que sola vivía. En su casa sola estaba y un día rompe un jarrón de la casa. Busca y busca y no lo encuentra, se rendiria hasta que al fin lo contempla. Nuevas visitas tendrá y sola ya no estara. ★-creado totalmen...