Arte

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Si las miradas pudieran matar, Kenny hubiera matado a Craig Tucker, bueno, quizá no. Solo hubiera explotado cada una de las fotografías que el chico tenía en exposición.

Sabía que era una tontería competir con Tucker. Se suponía que eran parte del mismo club de fotografía de la escuela, pero la rivalidad era enorme. Durante cada sesión habían discutido sobre el proyecto final y como no podría ser de otra manera acabaron con proyectos distintos. Tucker había decidido fotografiar animales de granja y a su cobaya, mientras que Kenny se había inclinado hacia los retratos y tenia fotos de su amigo, Damien, posando en medio de la nieve.

Convencer al anticristo no había sido tarea sencilla. El chico solía vestir de manera muy simple y su apariencia era desaliñada, pero Kenny había visto potencial en esa piel blanca y esos ojos color carmín. Tuvo que peinarlo, vestirlo y darle muchas indicaciones. El resultado fue magnífico, Damien poseía un aura atractiva, su silueta resaltaba en la nieve, pero a la vez se combinaba con la misma, la ropa le daba el porte de realeza, que ya poseía y sus ojos resaltaban como dos sangrientos rubíes.

Kenny debía admitir que su amigo era atractivo, pero se adjudicaba todo la hermosura a su buen ojo de fotógrafo, a las casi cuatro horas que duró la sesión de fotos y a uno que otro filtro que tuvo que usar. Esperaba que eso fuera suficiente para ganarle a Tucker y sus estúpidos animales. El premio no era gran cosa, una tarjeta de treinta dólares para usar en Amazon, pero Tucker había herido su orgullo al llamar ordinaria a su técnica y vulgar a su edición. Así que debía pagar.

El club de fotografía no era el único en exposición. Era una semana entera dedicada a todos los clubes. El de cocina tenía una venta de pastelitos a cargo de Tweek, el de teatro tenía una pequeña presentación, Wendy asistía al periódico escolar con una nota informativa y así. Mientras la noche avanzaba más y más personas llegaron a la escuela.

Kenny dio algunas vueltas por el lugar y aunque no quería sus pies lo llevaban de nuevo a la exposición de Craig solo para girar a la suya al último momento. No quería ver las fotografías de animales, pero necesitaba saber que tan buenas eran. ¿sería posible que le ganará a las suyas? Kenny no quería pensar en esa posibilidad.

Algo imposible cuando veía a todos los asistentes desfilar por la exposición de Craig como si en lugar de fotografiar a una cochina cobaya hubiera fotografiado a la Mona Lisa, lo cual no tiene sentido, pero daba igual. Pudo ver a una que otra chica pasar de prisa mirando las fotos del anticristo, haciendo uno que otro comentario, nada en especial.

Hasta que llegó él, Pip Pirrup. Iba a un salón distinto al de Kenny, por lo que solo lo conocía de vista. Sabía que era extranjero, además de tener la apariencia de chico bueno, pero más allá de eso era un completo desconocido.

Kenny no sabía si acercarse o no. El chico se veía absorto en la fotografía de Damien. Personalmente, esa era una de las favoritas de Kenny, de alguna manera había logrado que su amigo sonriera de manera natural. Estaba orgulloso.

Dio unos pasos con dirección a Pip. Estaba a casi dos metros, cuando este volteo de inmediato como si lo hubiera visto venir y sin siquiera decir nada se alejó a toda prisa.

Lo mismo ocurrió al día siguiente y al siguiente. Para el cuarto día, Kenny estaba convencido de que Pip era un chico muy raro. Así que decidió ignorarlo. Pip no le molestaba, así que estaba bien si se quedaba embelesado frente a la foto de Damien.

Además no podía perder el tiempo con ese chico, tenía una competencia que ganar. De alguna manera logró atraer más público, alguien había corrido el rumor que las fotos eran de desnudos del anticristo, Kenny no supo quien fue. Quién habrá sido ¿no? Muy raro, misterios que nunca serán resueltos.

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