Celos

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Kenny esperaba en la parte trasera de la escuela. La nieve estaba mezclada con colillas de cigarros y cenizas. Aquel era el lugar de reunión de los góticos así que no era una sorpresa.

Sin embargo, ver la nieve sucia, no pudo evitar traer recuerdos a su mente. Kyle, Stan y Cartman habían sido sus amigos desde que tenía uso de razón, todo cambio cuando los separaron de salón a los quince años. Hasta entonces habían tenido suerte de estar juntos, pero luego de una reforma en toda la escuela lo dejaron solo junto con un montón de chicos a los que casi nunca le dirigía la palabra.

Los salones no volvieron a cambiar y se quedó estancado.

Kenny trato de llevar la separación lo mejor posible, pero estar solo era aburrido, ni siquiera tenía a Butters. Aún veía a sus amigos en los recesos, pero cada vez se sentía más y más distante. Stan se mudó, Kyle comenzó a concentrarse más en sus estudios y Butters consiguió novia. Los días que pasaban juntos, que eran pocos,  moría y ellos lo olvidaban. Paso una y otra vez. Todos se alejaban y tomaban caminos distintos. Él solo podía sentirse miserable. Morir era doloroso, pero habían dolores peores que la muerte.

Intentó acoplarse al grupo de Craig, pero ellos eran demasiado ordinarios para su gusto, además que Craig no lo quería cerca. Lo cual tiene sentido considerando los roces que habían tenido sus amigos y ellos.

Gary, Bradley, Gregory, Christophe, Pete...siendo sinceros no quería juntarse con ellos. Todos eran demasiado raros para su gusto. Luego estaba Damien. Todos sabían quién era él, pero desde que había entrado en cuarto grado había pasado desapercibido. No hablaba con nadie, no era amigo de nadie, parecía el típico emo del salón, lo único que lo hacía destacar eran sus ojos rojos y su piel pálida. Era un tipo raro, pero común al mismo tiempo.

Entonces, en plena clase de gimnasia un conductor ebrio irrumpió en la cancha de fútbol, tiró los postes de anotación que salieron y atravesaron su cuerpo. Fue la mierda más dolorosa que le había pasado, estuvo así por cuatro minutos tirando sangre como cerdo y ensuciando la nieve sin control hasta que murió. Sin embargo no era nada nuevo.

Al día siguiente estaba cansado y quería golpearse contra la pared, pero apenas puso un pie en el salón escuchó por primera vez a Damien emitir sonidos, El muy desgraciado se reía. ¿de qué? No lo sabía.

Así que obviamente se enfado. No estaba para aguantar a un idiota, así sea el anticristo.

—¡¿Te ríes de mi cara o algo así?!—gritó acercándose.

La clase entera les puso atención, pero Damien continuó riendo.

—Lo siento, es solo que lo de ayer fue muy gracioso—se calmó, él mismo era consciente de su retorcido sentido del humor—. No esperaba que aparecieras después de esa mierda de muerte.

Al inicio Kenny no entendió lo que acababa de escuchar. ¿A qué se refería con muerte? Eso era imposible, él no podía saberlo.

Giro a ver a sus compañeros, ellos tenían la misma mirada confusa que él, peor aún miraban a Damien como el raro del salón. Por su parte él permanecía tranquilo, le dedicó una mirada a Kenny, que solo hizo más que confundirlo.

Entonces Damien rodó los ojos con exasperación y algo hizo click en la mente de Kenny.

Kenny juraba que en ese momento se sintió fuera de este mundo, a mil millones de años luz. Las piernas le temblaron y sintió que las fuerzas lo abandonaban, que el mundo entero se sacudía, le faltó el aire, se sentía flotar. Antes de que fuera consciente estaba abrazando a Damien y este luchaba por quitárselo de encima.

Eran amigos desde entonces.

Él había estado a su lado desde ese momento, conocía a su familia y trataba a Karen como otra hermana, había ayudado a Kenny en su examen de idiomas y fue él que le regaló la cámara fotográfica que necesitaba para el club y que ahora usaba para tomarle fotos.

Esto es arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora