Prólogo

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Desde siempre, el mayor sueño de Ethan Styles era tener un hijo alfa, uno que sea capaz de cuidar de su madre y hermana omega cuando este termine de dar su último aliento de vida, un hijo alfa que se vuelva base y soporte de la familia cuando la mortal enfermedad que poseía lo consumiera por completo.

Cuando Adeline se embarazó por segunda vez, cuando la pequeña casa se inundó de ese dulce y agradable olor característico de omegas gestantes fue uno de los días más felices para el alfa.

Cuidaba de Adeline con sumo cuidado, al igual que lo hizo cuando se embarazo de su pequeña Gemma. Ethan venía del trabajo directo a consentir a su pareja, ya sea cumpliéndole algún antojo o dándole un largo masaje a los hinchados pies.

Gemma al principio se mostraba reacia con el embarazo, no le gustaba la atención que recibía el bicho que crecía dentro del vientre de su madre. Solía quejarse con sus amigas sobre eso, hasta que un día fue al colegio saltando de felicidad diciendo que el bicho pateó por primera bajo su toque.

El día donde conocerian el género y casta del bebé había llegado. La pareja estaba sumamente nerviosa cuando el obstetra beta colocó aquel helado gel en el vientre de la omega.

"Felicidades, es un niño" Había dicho el beta "Y todo indica que será un gran alfa" Y Ethan dejó que las lágrimas bajarán mientras besaba una y otra vez a Adeline y le susurraba cuán feliz le hizo.

El parto fue una locura.

El alfa estaba en el trabajo cuando sintió las fuertes emociones de su omega gracias al lazo, la llamó preocupado y una sollozante Adeline le contestó diciendo que el momento llegó, el bebé iba a nacer y ella estaba aterrada por no tenerlo a su lado.

Felizmente el lugar donde trabajaba no quedaba muy lejos de su casa, llegó y encontró a su omega más que lista para irse al hospital junto con su hija que tenía en mano un bolso con las cosas del bebé. Ethan recuerda conducir lo más rápido que pudo, recuerda pasarse muchas luces rojas teniendo el cuidado de que el viaje no sea muy agitado para las omegas.

Estuvo inquieto en la sala de partos, tomó la mano de su omega y le daba palabras de aliento, ella podía hacerlo, faltaba poco para que su niño nazca.

La mujer gritó fuerte, su frente estaba empapada de sudor, la última pujada- y el pequeño alfa salió de ella.

Pero había un problema

El cachorro lloraba pero ningún sonido salía de él.

En los exámenes posteriores los doctores hicieron su diagnóstico, fue debido a una complicación en la gestación, su voz de alfa y voz de humano no pudieron conectarse como era debido, causando una mudez total en el cachorro.

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Ethan mira a la distancia como Adeline mece a su cachorro, tarareando una canción de cuna para dormirlo.

Eras las 3 de la mañana.

Y él se sentía bendecido.

Su familia era perfecta.


Voz | Larry Stylinson | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora