Nueve: Me encanta.

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La semana antepasada fue un caos total.

Pasé mucho tiempo pegada a mi escritorio corrigiendo cada pequeño detalle que veía en la portada, podía sentir como cada vez me iba volviendo más ciega y con menos ganas de salir de mi habitación, pero el punto bueno es que todo había valido la pena y había entregado una hermosa portada a la disquera de los Cheaps.

Ya no había nada que corregir así que mi trabajo con ellos había terminado.

Por lo que la semana pasada empecé a ir más a la empresa, solo que no a verlos. Me habían llamado varias veces a la semana para ser asistente en las sesiones de fotos de otros artistas, en algunas yo fui la fotógrafa y debo de decir que me encanta este trabajo.

Lo único malo es que extraño a los Cheaps, y a cierto representante suyo. No había dejado de hablar por mensajes con Oliver pero su agenda estaba muy ocupada, el viernes sale su disco así que todos andan vueltos locos organizando los últimos detalles. Son muy pocas las veces que puedo encontrármelo por aquí, pero cuando lo hacemos platicamos un rato caminando por los pasillos.

Al único que he visto ha sido a Bruno, constantemente hablamos por mensajes y hemos salido a comer algunas veces, me cae muy bien y es lindo tener más amigos además de Darien.

Pero volviendo a Oliver, me gusta que las cosas no hayan cambiado demasiado después de la conversación que tuvimos, de hecho estamos en un punto muy raro donde a veces parece que coqueteamos y en otras ocasiones parecemos amigos de toda la vida.

Pero bueno, no es momento de hablar de las ideas retorcidas que crea mi mente. Hoy, después de varias semanas, tenía una sesión de fotos con los Cheaps, solo que ellos no lo saben. Le pedí a Francisco que les dijera que yo no estaba disponible para darles una pequeña sorpresa con mi presencia, solo espero que me extrañen tanto como yo a ellos o llegaré a llorar a mi casa en la comodidad de mi sillón.

Estaba ajustando mi cámara en cuanto entraron los chicos al parecer molestándose entre sí y con ellos Oliver quien parecía muy ocupado mirando su teléfono. Espero que me esté contestando a mí ya que no lo ha hecho desde la mañana... debo de dejar esas ideas en paz.

— ¿Ade?—dijo Adrián viéndome parada, yo estaba pretendiendo no haberlos visto.

—Hola—les sonreí.

Yo creía que no me extrañaban, pero inmediatamente que los tres pusieron sus ojos en mí corrieron a abrazarme haciendo que casi tirara mi preciada cámara.

—Oigan, yo también los extrañé pero no me están dejando respirar—dije entre el pecho de los tres.

No es un mal lugar, de hecho creo que sería el sueño de cualquier chica, pero mi claustrofobia no ayuda.

Adrián y Ernesto se hicieron a un lado rápidamente pero Bruno me seguía abrazando.

—Eres mi hermanita, no te voy a soltar hasta que tenga que hacer otra cosa, obviamente viniste para verme—dijo pegándome más a él.

—Oye, eso no es justo, ella me extrañaba a mí—Ernesto dijo y me volvió a abrazar.

—No es un peluche que pueden reclamar—Adrián les dio un zape a los dos—, además de que viene a verme a mí.

Y también volvió a abrazarme.

Bueno supongo que hay suficiente Adela para todos, solo esperemos que Adela no muera asfixiada.

—Chicos, déjenla en paz—los regañó Oliver aunque tenía una sonrisa divertida.

—Solo estás celoso de que tú no estás recibiendo un abrazo de Ade—Adrián le sacó la lengua.

Adela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora