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Que difícil.

La verdad, comunicarme con el detective había sido tarea casi imposible, pues se portaba apático conmigo todo el tiempo.

Casi media hora después de haber tomado asiento y no cruzar palabra alguna, llegó un oficial de policia, el cual nos informó de un homicidio doble. Cruzamos miradas con el teniente y nos levantamos de los asientos para llegar al auto del teniente y así al lugar.
Para cuando llegamos la zona ya estaba acordonada, era una parte bastante adinerada de la ciudad, por ende las casas eran muy grandes y lujosas. Antes de salir del auto, el teniente me dijo que el hacía las preguntas y yo solo miraba, ja, como si aún fuese un principiante. Como sea, entramos y efectivamente era un asesinato múltiple, la escena era bastante dantesca, llena de sangre manchando todo, lo cual contrastaba con lo pulcro del lugar, lo blanco de las paredes y los sofás elegantes. Se podía observar en la sala de estar un hombre de traje, boca abajo sobre un charco -supongo- que de su propia sangre. Un par de metros mas adelante, frente a la chimenea, el cuerpo de una mujer con vestido y pelo rubio, acostada sobre su espalda y con la piel tan blanca, que aunque el homicidio fuese reciente, su piel ya estaba amoratada. El teniente se dispuso a hablar con el oficial acargo y con una señora mayor y elegante fuera de la casa. La cual, debe ser la esposa del señor muerto.

Intentando no molestar al teniente, me acerqué al cuerpo del hombre, para observarlo mejor. Al llegar y agacharme a su altura, pude localizar la herida mortal: una herida de bala en el torax. El señor debió morir de un neumotorax, o sea, ahogado en su propia sangre. No presentaba indicios de forcejeo. Al acercarme a sus manos, pude observar un pequeño papel, obviamente no lo tomé para no contaminar la evidencia, pero me pareció curioso. Eso si, en la solapa de su vestón, yacía un pelo rubio. Me giré a su esposa, y ella tenía el pelo anaranjado, algo no encajaba. Luego me dispuse a examinar el cadaver de la señorita.
Grandes ojos y bonitas cejas, pero en su frente había un moreton, quizás por algún forcejeo, luego observé un poco de polvo blanco en su blazer azul, por ende al caer, o ser empujada, debió haberse golpeado con la chimenea (la cual tenía un borde en yeso blanco) después, al bajar, me di cuenta que su blusa estaba desabotonada en los primeros tres botones, lo cual permitía ver su busto.

Joder Connor, que haces? -interrumpió repentinamente el teniente.

D-Disculpe teniente Anderson, estaba buscando pistas -expliqué avergonzado del malentendido.

Espero que sea así, la chica es linda, pero está muerta. Algo de respeto Connor - movió en desaprobación la cabeza Anderson.

No es lo que usted piensa! Teniente solo estaba buscando pistas -dije levantando la voz sin querer, pues no quería que aparte de no agradarle, creyese que soy necrofilo o algo.

Mmmm... bueno, solo que no te acerques tanto... a ... ya sabes a lo que me refiero- finalizó para alejarse nuevamente.

Dios... que vergüenza.

Seguí mirando, tomando mi distancia y localicé la herida: una herida de bala también en el pecho, pero ella no murió de neumotorax, pues no había mucha sangre saliendo, de su boca, ni de su nariz. Por ende debe existir otra herida mortal. Seguí bajando pero no encontré mucho, así que al volver a subir a la altura de su rostro pude divisar una herida más en su mejilla, la cual tenía forma alargada y pequeña, me costó descifrar bien lo que era.

Me levanté y seguí rondando por la habitación. En el otro extremo de ella había un piano de cola color caoba, un candelabro en medio de la sala y un gran cuadro donde aparecía el señor que yacía acostado boca abajo en el suelo. Decidí salir de la casa donde estaba la señora hablando con el teniente y el otro oficial. Me acerqué un poco para escuchar lo que decían y ella estaba llorando, mientras sostenía un pañuelo con su mano derecha, lo cual me pareció extraño pues al saludar al teniente y extenderle la mano, lo hizo con la diestra, pero se acomoda el pelo tras la oreja con la zurda. Me quedé pensando. Según su versión, ella se encontraba fuera de la casa y que cuando estaba llegando, oyó dos disparos y que desde el vehículo llamó a la policia pero que por miedo decidió no entrar. Historia creíble, hasta cierto punto. Me acerqué a saludarla y le entendí la mano, y por reflejo me extendió la zurda, para luego corregirlo rápidamente y extenderme la derecha. Le pregunté al oficial en la escena si se encontraba el arma homicida, a lo cual respondió que no, y también me comentó que se sospecha que fue un robo, pero que los ladrones se pusieron nerviosos y dispararon. Pues faltaban unas cuantas cosas. Miré a la mujer, y le dije:

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2020 ⏰

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