Primer Intento

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Después de casi cinco años, Bakugou regresaba a Japón.

Estaba cansado y prácticamente quebrado, pero eso no importaba, pronto cambiaría su situación. Con una postal en mano, llegó a la dirección de su mejor amigo.

Una enorme casa de dos pisos lo dejó impresionado, le iba bastante bien al pelo de mierda.

. - ¿Bakugou? - miró a la mujer con una sonrisa - ¡Pero que sorpresa! ¿Vienes de paso o te quedas? No importa, pasa, pasa.

Mina Ashido, ahora Kirishima, lo recibió gustosa y amable. De inmediato ya se estaba relajando en la sala de la hermosa casa.

. - Eiji está trabajando, pero le he mandado un mensaje, ¡estará feliz de verte!

. - Oi, mapache, no pareces de cinco meses

. - Eso es porque tengo treinta y uno, tonto

Chasqueo la lengua y le enseñó la postal.

. - Pelo de mierda me dijo que están esperando otro cachorro, que tienes cinco meses

La chica de cabello rosa sonrió mostrándole toda la dentadura.

. - ¡Tonto Katsuki! Sabes que no puedo tener hijos - señaló una puerta que al parecer daba al jardín - Pero si quieres, puedes ir afuera para que lo veas tu mismo

No dijo nada. Solo acato la orden con el ceño fruncido.

No tenía ni puta idea de que la mapache no podía tener hijos. Odiaba esos temas tan delicados.

Si que le iba bien a su amigo por semejante jardín trasero que escondía la casa, mientras caminaba hacia el ruido, unas risillas infantiles, un olor le llamó la atención.

La criatura no estaba sola. Había otra persona que desprendía un aroma dulce y atrayente a la vez.

. - Seiji-kun, no corras cielo, puedes lastimarte

Casi ni sintió cuando el pequeño Seiji choco en sus piernas. Estaba como encantado observando a la persona frente a él.

Se sintió estúpido y de seguro se veía estúpido, observando a ese Omega preñado, de cabello verde rizado y ojos jade con varias pecas bañando su rostro.

. - Seiji-kun, ¿estas bien? - el omega se acercó al pequeño que había caído de nalgas al suelo

. - Duele - lloriqueo un poco

. - Por eso no debes correr

Observaba la escena en silencio, como reconfortaba al pequeño soltando un poco de su suave aroma. Cosa que lo enloqueció.

Que maldita vergüenza. Se estaba excitando por cómo consolaban a un niño. Menudo pervertido.

.-Señor, lo siento, no quería...

El pequeño comenzó a temblar y las palabras murieron en su boca. Arqueo la ceja y se agachó un poco mirándolo fijamente. El infante lo miraba ¿con miedo?

. - Oi, mocoso, ¿que te pasa?

. - Fue un accidente - escucharlo tan cerca le erizo la piel, se incorporó mirando al Omega - No lo hizo con intensión, es un niño

Achicó los ojos, eso era obvio, además ni le dolió. Noto cómo el Omega tragaba duro.

. - Fue un descuido - el pecoso hizo una reverencia - Disculpe, señor

¿Señor? Si recién cumplía los treinta. Bueno, si él lo decía estaba bien, lo observó un momento más, apreciando sus rasgos. Se veía adorable con esa pequeña pancita. Le daban ganas de tocarlo mientras ronroneaba. Que hermoso Omega.

Buena Suerte, KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora