Capítulo 1

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Mis ojos se abren rápidamente y me quejo cuando algo cae sobre mí. Escucho el sonido de la puerta golpeando al cerrarse.

¿Qué demonios?

Pongo mis manos en lo que sea que acaba de caer sobre mí y empiezo a rodarlo fuera de mí cuando mis manos rozan una cabeza llena de pelo suave.

¿Es un ser humano? ¿Una chica?

Una chica cayó sobre mí. En el armario de mantenimiento. Y está llorando.

-¿Quién diablos eres? -pregunto con cautela. Sea quien sea, trata de empujarse lejos de mí, pero las dos parecemos estar turnándonos para movernos en la misma dirección. Me levanto y trato de rodarla a mi lado, pero nuestras cabezas chocan.

-Mierda -dice.

Caigo de nuevo en la almohada improvisada y agarro mi frente. -Lo siento -murmuro.

Ninguna de los dos se mueve en esta ocasión. Puedo oírla sollozando tratando de no llorar. No puedo ver dos centímetros en frente de mí, porque la luz todavía está apagada, pero de repente no me importa que aún esté encima de mí porque huele increíble.

-Creo que estoy perdida -dice-. Pensé que caminaba hacia el baño.

Niego con la cabeza, aunque sé que no lo puede ver. -No es un baño -le digo-. Pero, ¿por qué lloras? ¿Te lastimaste cuando te caíste?

Siento todo su cuerpo suspirando encima de mí y aunque no tengo ni idea de quién es o qué aspecto tiene, puedo sentir su tristeza y me hace sentir un poco triste también. No estoy segura de cómo sucede, pero mis brazos la envuelven y su mejilla baja a mi pecho. En el transcurso de cinco segundos, vamos desde lo extremadamente incómodo a una especie de comodidad, como si hiciéramos esto todo el tiempo.

Es raro y normal, caliente y triste y extraño y realmente no quiero dejarla ir. Se siente una especie de euforia, como si estuviéramos en una especie de cuento de hadas. Como si fuera Campanita y yo Peter Pan.

No, espera. No quiero ser Peter Pan.

Tal vez ella puede ser Cenicienta y yo seré su príncipe encantado, en versión femenina. Tal vez vez Cenicienta era bi, quien sabe. Me gusta más esa fantasía. Cenicienta es caliente cuando es muy pobre y está sudorosa y esclavizada sobre la estufa. También se ve bien en su vestido de fiesta. Tampoco hace daño que estemos reunidas en un armario de escobas. Muy apropiado.

La siento llevar una mano a su cara, más como enjugándose una lágrima. -Los odio -dice en voz baja.

-¿A quién?

-A todo el mundo -dice-. Odio a todo el mundo.

Cierro los ojos y levanto mi mano, luego la paso sobre su cabello, haciendo todo lo posible para consolarla. Por fin, alguien que realmente la entiende. No estoy segura de por qué odia a todo el mundo, pero tengo la sensación de que tiene una razón muy válida.

-Yo también los odio a todos, Cenicienta.

Se ríe en voz baja, probablemente confundida de por qué me referí a ella como Cenicienta. Como sea, acabo de hacerla reír, por lo menos no son más lágrimas. Su risa es intoxicante y trato de pensar en cómo puedo conseguir que lo haga de nuevo. Estoy tratando de pensar en algo gracioso que decir cuando levanta su rostro de mi pecho y siento su movimiento hacia adelante. Antes de darme cuenta, siento sus labios en los míos y no estoy segura de si debo empujarla o rodar encima de ella. Empiezo a levantar mis manos a su rostro, pero se aleja tan rápido como me besó.

-Lo siento -dice-. Tengo que irme. -Coloca sus manos a mi lado en el suelo y comienza a levantarse, pero agarro su cara y la tiro hacia abajo, otra vez encima de mí.

-No -le digo. Llevo su boca de nuevo a la mía y la beso. Mantengo nuestros labios apretados firmemente mientras la bajo a mi lado y la tiro contra mí de modo que su cabeza está descansando en mi chaqueta. Su aliento sabe como caramelos de frutas Starburst y me dan ganas de seguir besándola hasta que pueda identificar cada sabor.

Su mano toca mi brazo y le da un fuerte apretón justo cuando mi lengua se desliza dentro de su boca. Esa sería fresa, en la punta de su lengua.

Mantiene la mano en mi brazo, moviéndola de vez en cuando a mi nuca, y luego regresando a mi brazo. Mantengo mi mano en su cintura, en ningún momento tratando de tocarla en otra parte. Lo único que exploramos es la boca de la otra. Nos besamos sin hacer otro sonido. Nos besamos hasta que mi teléfono suena. A pesar del ruido, ninguna de las dos deja de besarse. Ni siquiera dudamos. Nos besamos otro minuto sin parar hasta que suena la campana afuera en el pasillo y de repente los casilleros se cierran de golpe y la gente está hablando y todo nuestro momento es robado por todos los factores externos inconvenientes de la escuela.

Mantengo mis labios contra los suyos, y luego retrocedo lentamente. -Tengo que ir a clase -susurra.

Asiento, a pesar de que no puede verme. -Yo también -le respondo.

Comienza a deslizarse de debajo de mí. Cuando ruedo sobre mi espalda, la siento moverse más cerca de mí. Su boca se encuentra con la mía brevemente una vez más, luego se aleja y se levanta. Al segundo que abre la puerta, la luz del pasillo se filtra y cierro los ojos con fuerza, lanzando el brazo por encima de mi cara.

Oigo la puerta cerrarse detrás de ella y para el momento que me ajusto a la luminosidad, la luz se ha ido de nuevo.

Suspiro pesadamente. También me quedo en el suelo hasta que mi reacción física a ella baja. No sé quién demonios era o por qué diablos terminó aquí, pero le pido a Dios que vuelva. Necesito todo un infierno de mucho más de eso.

Mi Cenicienta - Camren FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora