Silencio, no interrumpas

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Solía tener muchas pesadillas, pero las ultimas noches se habían intensificado; no tenían rastro alguno de Yuri y comenzó a preocuparse mucho mas de lo normal, tres días demas de absoluto silencio terminaron casi con el mismo resultado que tuvieron los policías y el dinero que había invertido en hoteles era bastante. El reloj marcaba las 4:10 de la mañana y Viktor encendió su computadora e intento servirse un café. 

Una notificación interrumpió su ritual de cafeína, un correo electrónico había llegado hace apenas una hora y media y con pereza extrema leyó quien había sido el emisor de tal mensaje, "encontramos algo, no respondas, mañana 9:30", estuvo a punto de escupir su café cuando se levanto presurosamente en busca de su chaqueta y una bufanda abrigada hasta que se paro en seco en medio de la sala "¿9:30? ¿que hora era? 4:14" oh rayos... 

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Aquellos días habían sido demasiado duros para la pobre mente y autoestima del patinador, por lo que la mayoría de los periódicos y cadenas televisivas se limitaba a mantener silencio, en busca de no molestar o ajetrear demás la poca cordura que le quedaba.

Pero claro, siempre existe esa pequeña minoría que busca joderte la vida, tenían una especie de resistencia ganada por los tantos años de trabajo y la salida de Viktor Nikiforov de su hotel después de dos días de encierro corrió como pólvora entre los medios sensacionalistas, que como hienas hambrientas se lanzaron a la noticia, Viktor alcanzo a contar a 7 periodistas, que fueron abatidos por una motocicleta color negro en la que se subió sin pensarlo "escapando" de los paparazzi. 

—Gracias Otabek— se limpio un poco de polvo del traje mientras bajaba en un callejón de aspecto único y anticuado, la multitud era muy poca por lo que en cierta forma provecho para colocarse unas gafas y una gorra. 

—No es nada la verdad ¿quieres que te lleve a... a donde ibas?— pregunto el Kasajo que aun no se había bajado de la motocicleta y miraba a Viktor esperando una respuesta —Gracias, te diré por donde ir, solo arranca— Viktor sonrió.

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El mismo barrio lúgubre tenia un aspecto un poco mas acogedor, solamente para Viktor, pues este inspiro profundamente y estiro los brazos hacia arriba intentando recobrar la flexibilidad de sus extremidades. Mientras el ruso sonreía Otabek decidió no bajarse de la motocicleta —Dijiste que veríamos al detective no ha comprar drogas— exclamo, ganándose una sonrisa por parte de Viktor —¿Subestimas este barrio? ¡Por favor Otabek! creí que eras diferente— dijo Viktor.

—¡Esta bien! esta bien, no fue muy amable de mi parte, lo siento— acomodo su motocicleta y se quito su casco con suma delicadeza —fue una broma Otabek, me recordaste a Yurio la verdad, ¿demasiado tiempo con el? ¿eh?— Otabek acelero el paso. 

—Creo que si pero dudo mucho que...— mirando al suelo Otabek Altin sostenía fuertemente una banda elástica en su mano derecha 

—¿que?— La memoria era, usualmente, lo que fallaba mas en Viktor, la memoria y la deducción por supuesto — Oh... yo creo que ya lo lograste, no lo se, solo míralo, bueno, yo no lo he visto, pero estoy seguro de que ahora tiene... amm no se como llamarlo ¿una chispa? ¿un brillo?, la cuestión es que ahora tiene ese algo que antes de conocerte no tenia ¿me entiendes verdad?— corrección, la memoria, la deducción y explicar algo correctamente eran lo que mas fallaba en su extraño cerebro. 

—Gracias, creo, pero pienso qu...— Verenice llego muy entusiasmada dando pequeños saltitos de aquí para allá, a pesar de su edad era bastante hiperactiva —¡entren, entren! el frió esta terrible, ven acá cielo— atrajo con una de sus manos el brazo de Viktor y desenrollo una bufanda colocándola en su cuello —Toma la mía, amm ¿tu eres?— dijo la amable mujer señalando con el dedo a Otabek —¿yo?— Otabek miraba a los lados señalándose a si mismo, Verenice rio —me cae bien, vamos entren, debemos ver algunas cosas— Carl los miraba desde una distancia prudente, espero hasta que lo alcanzaran y entro con ellos. 

Unique || VicturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora