El color de las penas

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Estaba asustado, el muchacho al que habían interrogado y quien supuestamente había tenido algo que ver con la desaparición de su amado se negaba a hablar y lo peor es que no había nada sospechoso en su hogar. Era un chico bastante cerrado, con escasos (por no decir ningún) amigos, su madre estaba bastante enferma y el trataba de costear los tratamientos con 3 diferentes trabajos. 

Sin pruebas no podían hacer nada. 

La realidad le había pegado fuerte y casi sin pensar camino hacia la casa de Zacharias Fonz y como siempre un par de fotógrafos lo siguieron muy de cerca aun creyendo que Viktor no se daría cuenta. El muchacho no hablaba ingles, así que con traductor en mano toco desesperadamente la puerta hasta que Zacharias, de cabello rubio con la piel morena, abrió la puerta casi petrificándose cuando vio a Viktor parado en el marco mirando todo con el ceño fruncido. 

Lo invito a pasar. 

Viktor se quito muy elegantemente los lentes de sol y observo curioso el lugar, agudizo sus sentidos con la esperanza de tal vez encontrar una señal de Yuuri o de su posible paradero(cosa bastante estupida pues de hecho, ¿Qué encontraría el que la policía no haya podido encontrar antes?, Zach se sentó en el único sillón de la pequeña sala y le incito a que hiciera lo mismo. Tomo entre sus manos su celular con el traductor abierto y comenzó a escribir. 

Al transcurrir unos segundos las palabras se tradujeron y Viktor entrego el celular al chico que mantenía su perfil bajo, con las manos temblorosas comenzó leer, hizo un par de muecas y bajo el celular que colgaba de su mano derecha. Frustrado llevo su cabeza hacia atrás y suspiro, la alfombra Marrón se movió ante la ansiedad del dueño de la casa y el delicado sonido de las manecillas del reloj retumbaba en el silencio que se había formado. 

Incomodo, Viktor unió sus manos y las junto con su barbilla, sus codos descansaban sobre sus muslos que subían y bajaban por el movimiento de sus pies, del que Viktor no se había dado cuenta. Zacharias tomo nuevamente el celular, escribió algo relativamente corto y se lo tendió a Viktor. 

Los ojos de Viktor se agrandaron terriblemente y para cuando levanto la cabeza el chico se había marchado, tomo el celular y copio lo que estaba escrito en una hoja de papel, su bolígrafo fue detenido por una mano huesuda que le entrego un archivador, Zacharias le pidió prestado nuevamente el teléfono y escribió. 

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— ¿Verenice? — El frio clima de la mañana no impidió que Verenice encontrara la forma de llegar hacia donde Viktor estaba, no específicamente por el, estaba con las mejillas sonrosadas y soplaba en sus manos para calentarse. 

— ¿Viktor, que haces aquí? — Su ceño se frunció y a Viktor se le hizo un nudo en la garganta, ¿debería contárselo? ella solía ser bastante impulsiva y aun no había revisado correctamente lo que el chico había escrito — Y-yo 

— No importa cielo, estoy con mi esposo en el café de la esquina pero olvide mi celular en el auto ¿nos acompañas? — Sostuvo con fuerza el celular en su mano y asintió suavemente, no era un buen momento sin duda, pero al menos podría relajar las cosas antes de que algo malo pasara. Caminaron hacia el auto que descansaba en el garaje del café y Viktor espero en silencio a que Verenice sacara su celular de la parte delantera del auto. 

— Bien, ¿nos vamos? — la mujer cerro cuidadosamente la puerta del carro y con mucha prisa camino a la cafetería con Viktor detrás de ella, frotándose las palmas de las manos se sentó en una mesa cercana a la puerta y ventana principal, Carl sonrió al ver a Viktor y se puso de pie para saludarlo con un fuerte apretón de manos mientras Verenice hojeaba un archivador. 

Unique || VicturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora