Capítulo III

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El vuelo fue totalmente horrible, ya me acordé por qué no viajábamos tanto con mis padres y por qué odiaba hacerlo. No sabía que era más ruidoso, si el bebé que lloraba atrás mío o la cantidad de pensamientos que me llegaban de todas partes. Había al menos unas doce voces, de entre la gente que estaba en mi sección del avión, que me tenía afligida con pensamientos como: que el avión se caería, que moriríamos todos, que tenía pánico a las alturas, etc. Mi madre se dio cuenta de mi desgracia -o al menos debió imaginarlo-, así que me distrajo diciéndome que viéramos una película juntas. Al final ni la película lo logró, así que me decidí por escuchar música a todo volumen. Sé que no es sano para mis oídos, pero al menos así no me volvería loca (es en este momento en el que aparece la típica advertencia de no intentes esto en casa).

Cuando llegamos al Aeropuerto Internacional de Denver a las siete de la mañana, sentía que las palabras de mi madre eran susurros. A pesar de que capté que me estaba diciendo que ya habíamos llegado y que le estaba respondiendo a gritos haciendo que todos me miraran como si fuera una loca, no me importó lo que el resto pensara. Estaba en USA. En mi nueva vida. Desde el encuentro con Kevin, me enteré que mi don tal vez podría darme cosas buenas, tenía el optimismo de aprender a manejarlo. Había decidido sacar mi verdadera personalidad -la que heredé de mi madre- y de ahora en adelante hay una nueva Celestine, que a pesar de querer pasar desapercibida y tener una vida normal, no se dejaría acosar. Solo planeo estar un año acá terminando el curso, y después me graduaré y no tendré que volver a ver a nadie nunca más. Un poco de interacción no me haría mal y después no tendría excusas para verlos de nuevo si es que les llego a parecer "rara". Sería la chica tranquila que no llama la atención y en la que nadie se interesa, con la cual tendrían que interactuar con suerte para hacer la tarea. Si comienzo una vida nueva, quiero que sea un cambio total.

Con mi nuevo plan de vida decidido, mis padres estaban más que felices por la noticia de que su hija comenzaría a interactuar más con la sociedad -es sarcasmo por si no lo notaron-. La verdad estaban súper asustados y al principio no me apoyaron del todo, pero al final se rindieron de insistirme todo el camino hacia nuestra nueva casa sobre que era una mala idea y se quedaron en silencio.

―Deberían comprender que no puedo estar encerrada en casa todo el tiempo como Rapunzel en su torre, esperando a que un príncipe venga a rescatarme. Para mi ese príncipe soy yo y si no me rescato ahora, ¡nunca lograré surgir en la sociedad! ―les dije un poquitín enfadada. Bueno ya, la verdad estaba demasiado enfadada de no tener su apoyo en la primera gran decisión que tomé en mi vida.

―Hija te entendemos, sabemos que quieres salir y tener amigos y que ahora es el mejor momento para hacerlo ya que nadie te conoce, pero debes comprender que nunca serás una chica normal.

― ¡OH gracias madre! Literal me acabas de decir fenómeno en toda la cara.

­―No te lo tomes a mal Celestine, tu madre solo está preocupada por el hecho de que no a todos les vas a caer bien y que probablemente sean esas mismas personas las que intenten... "arruinarte la vida", como dicen ustedes los jóvenes― bueno en eso tenían razón ―Por eso estamos asustados, es imposible que no te hagas enemigos a donde vayas, porque la gente es así, guiada por sentimientos inútiles como los celos. No podrás evitarlo a menos que intentes pasar desapercibida― me quedé unos momentos en silencio reflexionando.

―Bueno tienen razón en eso, pero ya les había dicho que no intentaré llamar la atención. Solo quiero, aunque sea una amiga o amigo con el cuál hablar y poder sentirme normal como todas las demás chicas que salen de compras y a cafés con sus amigas ¿Está mal que quiera eso? ―dije justo cuando el auto se detenía en lo que parecía nuestra nueva casa. Mis padres se bajaron del auto y fueron a mi encuentro.

CelestineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora