Influencia

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—Vamos, repite conmigo.

—No lo haré.

El cuarto de Izuku se había convertido en el cine personal de Momo. Siempre que quería ver una película o serie iba con su alfombra roja y un par de meriendas preparadas por ella.

Las primeras noches eran un poco incómodas para Izuku, quien no sabía cómo actuar cuando una chica tan hermosa como Momo invadía parte de su privacidad al hacer preguntas sobre cómo consiguió tantas figuras de acción de All Might. Ya cuando las sonrisas y miradas, dejando de lado los besos, se hicieron normales entre ellos, Izuku agarró confianza hasta de servir como almohada para ella.

—Es fácil. —Acariciaba la cabellera negra—. Di mierda. No es algo complicado.

—Por centésima vez, no lo voy a decir. —Acomodó su cabeza, la cual estaba encima de las rodillas del peliverde.

—Oh, perdón, una niña de alta clase como tú no puede hablar malas palabras. —Dijo con un tono burlesco.

—¿Tanto quieres visitar a Recovery Girl? —Rodó los ojos—. Pásame una uva. —Ordenó, a lo que Izuku agarró del plato y lo llevó hacia la boca de su amiga.

—Solamente digo que puedes decir algo más grave que estúpido.

—Te lo merecías.

—Y míranos ahora, no hay día donde no me robes un par de besos.

—Cállate y dame más uva. —El peliverde suspiró, cuando Momo estaba decidida en algo, no le podías quitar esa idea de la mente por un largo tiempo.

—Aún no puedo creer que solo hallas usado una grosería en tu vida y sea conmigo. —Alzó los hombros—. Bueno, de cierta forma eso me hace sentir especial.

—Son los valores y etiquetas que me enseñaron desde pequeña. —Cerró los ojos, esperando la comida en su boca.

Sin saberlo, había entrado a las fauces del lobo. Izuku la miraba atentamente, sus labios parecían ser sabrosos y su cuello, un manjar. El autocontrol en este tipo de situaciones había desaparecido en él, algo no dejaba que piense racionalmente.

Sacudió la cabeza, tenía que dejar esas ideas a un lado. Agarró una uva para dársela a Momo, pero en el trayecto se detuvo. Tan tierna y, a la vez, sexy, ella era la combinación perfecta de la tentación y el paraíso. No podía más, la testosterona había gobernado todo su raciocinio.

—Por qué ta-. —Aún con los ojos cerrados, sintió cómo sus labios eran reclamados y dominados por Izuku.

—Solo un poco más, ¿está bien? —Cuando se separó, susurró en su oído, para después morderlo.

—Ah. —Gimió de placer, cosa que la avergonzó—. Está bien.

Correspondiendo los besos, ella pellizcaba su muslo con el propósito de no caer en la lujuria que tanto quería experimentar.

—Fue sufic-. —Él empezó a atacar su cuello—. O-oye, n-no lo hagas eso.

Muy tarde, Izuku volvió a besarla en los labios. Ella no se resistió, más bien, agarró como pudo la melena peliverde para intensificar el beso. Sus lenguas empezaron a batallar, mientras que Izuku se acomodaba al lado de ella, echando su cuerpo sobre la alfombra.

—N-no podemos hacerlo. —Momo gemía, provocando que Izuku besara y lamiera su cuello, dejando pequeñas marcas allí. Ella estaba temblando, tanto por excitación y temor, temor por no saber detener algo que ella también anhelaba.

Entonces, la gran mano del chico invadió la blusa de Yaoyorozu, tocando su esbelto abdomen y subiendo hasta llegar a los senos. Empezó a acariciarlos y a jugar con ellos, a la vez que su otra mano levantó una pierna de Momo, poniéndola en una pose vergonzosa.

Entre creación y destrucción (Izumomo/IzukuxMomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora