Izuku x Momo a mi estilo.
Uno fue rechazado por su mejor amiga y la otra no se atrevió a decirle sus sentimientos a la persona que le quitaba el aliento.
Aparte del corazón roto, ¿acaso ellos no tienen algo más en común?
Solo la noche, con café y té...
Nota: dije que este sería el cap final, pero creo que sería un poco apresurado. Yo avisaré en el mismo capítulo cuando será, ya que si digo que es el siguiente, tal vez estaría mintiendo.
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Una noche invernal era atacada por la tormentosa lluvia. No habría que ser un genio para saber que es mejor estar en cualquier luga con cuatro paredes y un techo, en vez de estar afuera con la ropa toda mojada y el cuerpo a una temperatura inferior a la del promedio.
Todos saben que Izuku es inteligente, pero cualquiera que lo viera ahora, se daría cuenta que no es tan listo como aparenta. Estaba corriendo, vistiendo ropa deportiva, desde la UA hasta cualquier lugar que sus piernas alcanzaran a llegar. Le dolía todo el cuerpo, hace unas horas había tenido un entrenamiento de infierno con All Might, el cual no sabía la repentina actitud de su discípulo al querer entrenar más todos los días.
«No te quiero ver nunca más en vida, Midoriya-san»
Recordó las palabras de Yaoyorozu, quien al día siguiente del altercado, decidió hablar con él, diciéndole solo eso y marcharse, no sin antes darle una cachetada que dejaría marca hasta el día de hoy. Desde entonces había pasado más de un mes, tiempo suficiente para pudrir, tanto pensamientos y corazón del peliverde, quien no podía creer como todo llegó a su fin.
Sacudió la cabeza violentamente, cambiaría el dolor emocional por uno físico, así quizás podría olvidarla más rápido. Aumentó la velocidad, aunque los dedos de sus pies ardían y gritaban por auxilio. Izuku no estaba dispuesto a parar, necesitaba correr lejos, en donde nadie podría encontrarlo. Donde toda esencia de Momo desapareciera.
Cuando ya no pudo más, cayó de cara sobre un suelo arenoso. Aún echado, volteó su cuerpo para ver el océano furioso, con olas que amenazaban con llevarse todo a su paso. De repente, sonó el timbre de su celular, era de Ochako, por lo que decidió no contestar. Ya tenía veinte llamadas perdidas de ella, diez de Kirishima y como cuarenta de Iida. Lamentaba ignorar a sus amigos, pero no quería dar más pena de lo que da.
—Kacchan tiene razón. —Se levantó de la arena, para sacarse el polo que llevaba puesto.
Recordó lo transcurrido durante el mes: como Momo lo había ignorado, las palabras hirientes de Jirou cuando se entero, las burlas incesantes de Bakugo al saber sobre su distanciamiento con Momo y la cercanía inexplicable de ella con Todoroki. Era un conjunto que apuñalaba su corazón cada vez que pensaba en ello.
—Solo soy un inútil. —Viendo el mar, comenzó a acercarse a la orilla dispuesto a luchar contra las olas—. Y-Ya no quiero se-sentirme así.
Existe un límite con los sentimientos que nadie debe sobrepasar al herirlos. Lástima que nadie pensó en los de Izuku.
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