Capítulo XXIII

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La luz que entraba por una de las ventanas dejaba ver las expresiones de enojo por parte de ambos dentro de aquella oscura habitación.

Jaebeom miraba a Jackson con odio puro, como si quisiera matarlo ahí mismo con sus propias manos, anhelaba sentir la sangre caliente de su contrario correr por sus manos mientras éste agonizaba y pedía clemencia; quería verlo arrodillado frente a él o mejor aún, quería verlo arrastrándose en el piso mientras su vida se apagaba poco a poco...

-¡MIENTES! ¡MALDITO MENTIROSO! Sé perfectamente lo que digo, incluso están pagando a esos estúpidos psicólogos ¿Cómo demonios pagan eso?- No estaba en sus cabales, simplemente su mente estaba mal y no tenía compostura; incluso parecía haber nacido de aquella manera tan enfermiza, como si hubiese estado predispuesto a ser todo lo que era pero, ahora su sed era más grande que antes.

-¿Por qué habría yo de mentir? No soy como tú, maldita mierda.- Tan calmo y sereno pero a la vez con una mirada filosa y con los puños cerrados con fuerza. Jamás había sentido esa adrenalina, ese sentimiento de querer golpear a alguien tanto como con Jaebeom; sentía que se merecía todo lo que le había hecho a Youngjae de vuelta.

-¿Estás seguro que no le hablas a Youngjae? Esa descripción le queda como anillo al dedo, después de todo, fue solo eso, una maldita mierda la cual pude usar a mi antojo. - Soltó una risa burlona mientras lo miraba desafiante, esa mirada de alguien que piensa que es intocable, que se siente incluso como un Dios.

Entonces...

Jackson sintió su sangre hervir y mientras Jaebeom giraba la mirada, en tan pocos milisegundos el puño de Jackson ya estaba contra la mejilla de Jaebeom el cual cayó de lado sin embargo, aquella risa burlesca no se iba de su rostro, incluso soltando una carcajada.

-No tienes idea de cuánto tiempo llevo observándolos, cuánto tiempo llevo mirando desde sus ventanas y dándome cuenta de cuánto lo amas. He de admitir que incluso seguí a Youngjae, mi plan era acorralárlo tal vez en alguna calle poco transitada y volver a hacerlo mío, usarlo tanto y tantas veces como solía hacerlo. - Era un hecho, estaba diciendo barbaries a diestra y siniestra, simplemente nada estaba bien con él y su mente.

-¡CÁLLATE, MALDICIÓN! - Gritó a la par que repartía puñetazos en su rostro, pecho y estómago, Jaebeom se limitaba a reír y recibir los golpes sin más; como si no sintiera dolor y eso solo llenaba de cólera a Jackson. -. Eres un maldito descarado por venir aquí, ¿no tuviste suficiente con joderle la vida antes? ¿Qué demonios es lo que quieres ahora?- Sus puños estaban llenos de la sangre ajena, solo se podía ver el reflejo de las manchas del espeso líquido carmesí que ensuciaba la alfombra.

-Quiero matarte...- Dijo con una suma frialdad al mismo tiempo que lo miraba con una pequeña sonrisa ladina, como si hubiera dicho algo completamente distinto, como si lo que salió de su boca hubiera sido incluso un cumplido.

-¿Qué mierda...? - Jackson se separó de él y retrocedió a lo que Jaebeom se levantó a cuestas y quejándose un poco del dolor que hasta ahora su cuerpo se dignó a sentir.

-De hecho... Lo que le pasó a Youngjae era para ti y planeaba que terminara en tu muerte. Planeaba dejar a Youngjae muy dañado emocionalmente para presentarme como un hombre nuevo en el cual confiar pero arruinas hasta tu propia muerte aunque, bueno, sirvió para poder entrar a la casa aunque no tuvieran una mierda de valor que me sirva.- Su mirada no tenía brillo, su voz parecía monótona y a la vez burlona; simplemente quería salvar su pellejo y volver a su vida de excesos, era lo único que conocía y amaba después de su vida y a sí mismo de una manera ególatra.

-Tú... Por tu culpa Youngjae pudo morir...- Miraba todo a su alrededor sin poder creerlo ¿Cómo no lo supuso? Aquella sensación de sentirse espiados, observados, encontrar cosas fuera de su lugar en el patio, lo que le había contado Youngjae de creer haberlo visto ¿Cómo pudo haber sido tan ciego? Todo estaba frente a sus narices y ahora haría lo que fuera para apartar a esa escoria de quién ahora entendía amaba con el alma.

-Sinceramente él ya no me importa, solo me importaba el dinero que yo creía que él tenía. Estuve mucho tiempo observandolos y pude notar la manera en que lo miras; te recomiendo que uses ese lindo cuerpo y te deshagas de él, es muy inútil y bueno, ya obtuve lo que yo quería en su momento pero he de admitir que adoro atormentar a ese pequeño cachorrito, ver sus ojos y esa expresión de miedo pone una erección en mis pantalones.- A Jackson le llenaba de rabia las palabras que salían de su boca pero más ira le daba el ver cómo lo decía con tanta calma, con una sonrisa, como si la vida de Youngjae no fuese nada, como si hubiera sido un simple juguete para él.

-¡Pudiste joder a muchas personas pero¡ ¡¿Por qué otra vez a él?! - De la boca de Jackson salía sangre, sus mejillas estaban rotas por dentro pero en ese mismo momento no sentía dolor.

-Porque adoro jugar con él...- Dijo sin más.

Simplemente ninguno de los dos resistió más...

El primero en abalanzarse fue Jackson y ésta vez Jaebeom respondió surtiendo puñetazos en el rostro de su contrario. Pasaban de estar en el piso a estar de pie, se golpeaban con los puños, con patadas y con objetos cualesquiera que habían por la casa. El sonido de la pelea llegaba a oídos de los vecinos que en un principio trataron de no meter sus narices donde no les llamaban pero era inevitable tan siquiera no prestar atención a los gritos y el sonido de objetos romperse. En primera instancia creyeron que "la parejita" se estaba peleando sin embargo, aquellos fuertes estruendos no eran propios de una simple pelea de pareja.

El teléfono de la casa comenzó a sonar frenéticamente mientras ambos seguían encima del otro. Jackson se descuidó un momento al escuchar el sonido del teléfono a lo cual Jaebeom tomó ventaja para posicionarse encima de él y con su rodilla tratar de hacer el mayor daño a su estómago.

Mientras tanto en el hospital, Youngjae sentía su corazón latir cada vez más y más rápido a la par que maldecía el hecho de que Jackson no contestara.

-Solo levanta el maldito teléfono, por favor. - Los latidos de su corazón solo delataban su creciente ansiedad pues sabía que si Jackson hubiese llegado a casa con bien, le había contestado el teléfono a la primera vez de marcar y ya iban cinco veces.

En la casa el sonido o más bien, los estruendos y gritos seguían siendo altos, algunos vecinos optaron por llamar a la policía para cerciorarse que todo estaba bien pero...

Debieron llamar mucho antes...

Ambos estaban ya sumamente golpeados pero Jaebeom había aprovechado muy bien el mínimo descuido de Jackson para con todo su odio soltar golpes a diestra y siniestra en todas direcciones, dejando el rostro de su contrario bañado en sangre y para su "broche de oro" Jaebeom sacó de su bolsillo una navaja retráctil la cual con solo pulsar un botón salía de la empuñadura.

-¡Eres una maldita mierda, un maldito infeliz!- Jackson seguía luchando y dando pelea hasta que sintió algo entrar en forma de corte a un costado suyo, muy cerca de sus costillas.

Comenzó a temblar del dolor, la sangre brotaba de la herida, la miró un segundo y después a quien lo había apuñalado.

-Creo que ésto será suficiente para que dejes de hablar- sonrió mientras acariciaba el cabello de Jackson el cual ahora estaba sentado o más bien, recargado en una pared -, que tengas dulces sueños...- Tomó su navaja y simplemente se dispuso a salir de allí, dejando a un Jackson malherido en uno de los pasillos de la casa.

El teléfono seguía sonando...









Cry For Help [ JackJae ] [ Got7 ] [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora