¡ES HALLOWEEN!
¡Venga! Es Halloween, la época favorita de muchos críos, dulces a más no poder, comida chatarra, disfraces y demas; la época en la que los fantasmas y espectros salen de sus escondites para asustar a aquellos que se atrevan a encontrarse con ellos.
–¡Abran las puertas!
La enorme reja de metal se fue abriendo; aquella enorme ciudad con extraños y retorcidos edificios abría su portón para que sus habitantes salieran, las casas y los establecimientos eran de formas varias, torcidas algunas asemejando raíces de árboles u otros con formas tétrica, esa enorme ciudad de extrañas edificaciones era nada más y nada menos que Ciudad Calabaza, prueba de ello era esa enorme calabaza en el centro de la ciudad, sin embargo ojo acá señores, que esta no es una calabaza natural; sino que un edificio, el municipio para ser exacto, construido con forma de calabaza.
Pues bien; como decíamos, las puertas se abrieron y los habitantes salían hacia la tierra del hombre.
–¡Hasta las doce señoras y señores! ¡Recuerden que es hasta las doce que estará abierta la cerca!
Una regla conocida por cualquier habitante de Ciudad Calabaza, todo espectro tenía permitido salir toda la noche del treinta y uno de octubre, mas solo hasta las doce, hay de aquel que se quedara afuera pues tendría que esperar todo un año para volver a entrar.
Y hablando de habitantes, ¿Como son ellos?
Calaveras y vampiros, hombres lobos y monstruos, fantasmas y espectros, demonios y demás, todo aquello que un niño desearía disfrazarse y todo a lo que le tiene miedo, los habitantes de Ciudad Calabaza son de múltiples formas y tamaños.
–Acuérdense de llegar antes de las doce niños– decía una extraña... "Cosa" frente a un grupo de seres, –diviertanse y cuídense. ¿De acuerdo?
–Si niños, hagan caso a su madre– habló otro a la par de "ella"; ambos seres no tenían forma específica a ciencia cierta pero hoy tomaron la forma de un hombre de mediana edad de cabello castaño y una mujer de cabello rubio.
–¡Si papa! ¡Si mamá!– dijeron en unísono unas diez voces, ellos acentuaron al mover la cabeza y los seres se fueron de ahí, perdiéndose entre los demás habitantes que salían.
Al haberse ido ya, el "Hombre" se acercó un dedo a su mejilla para limpiarse una gota que se le escapó de los ojos.
–¿Te pasa algo querido?– preguntó ella volviendo a ver.
–Si querida; lo que pasa es que crecen tan rápido.– dijo triste al verlos irse.
–Te entiendo amor pero asi es la vida– puso una mano en su hombro y con la otra apunto al horizonte– un dia estan apenas sacando los sesos de las personas y comiendo caramelos sin parar, y al otro; están por ahí sembrando caos mientras asustan críos y algunos matan gente...haaa... una lastima en verdad.
Esto sin embargo lejos de alegrar al hombre lo deprime mas; aquel pobre señor en medio de las calles llenas de ratas y con una luna sonriente de manera cínica se dejó caer de rodillas, posando las manos en el suelo también.
–Haaaaa...¿Porque mis bebes se van tan rápido?– ella notó esto, por lo que rápidamente se puso alfrente suyo llamando su atención.
–¿Amor? Recuerda que todavía tienes que criar a nuestra pequeña Lily– levantó de inmediato una extraña masa negra con ojos amarillos, la extraña cosa se reía como un bebé pese a que no tenía una forma concreta.
Aquel padre deprimido se recuperó de inmediato y tomando a la "bebe" la abrazó con fuerza.
–¡Lily! ¡No quiero que crezcas rápidamente mantente como una bebe por un tiempo!
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Corazón o Truco
Fanfiction¡Es Halloween! Que se abran las puertas de la ciudad calabaza!