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Mm

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Mm... dios...

Tanjirou, sin sus pantalones, estiró las piernas mientras estaba apoyado contra la cisterna. Sentado en la cubierta del inodoro, Tanjirou tenía una de sus manos apretando su miembro y la otra moviendo el vibrador en su entrada. Había querido sacarlo y acabar con su martirio, pero su lado menos inocente se lo impidió con el simple hecho de 'un momento de adrenalina para animarse'.

Él entendía que este tipo de cosas no se podían hacerse en la escuela, sin embargo, ¿no era ese el propósito de las personas que tenían sexo en los baños? Se sentían rebeldes por estar haciéndolo allí y llenos de éxtasis al imaginarse ser descubiertos. Era lo mismo que estaba sintiendo Tanjirou mientras encendía el control remoto del vibrador y liberaba algunos gemidos ahogados.

Tanjirou bombeó su miembro, sintiendo su cuerpo sacudirse por las fuertes estimulaciones en su entrada. El vibrador era un masajeador de próstata muy potente, hasta el punto de ponerlo ansioso por más. Tanjirou apretó su polla con un gemido. Le dolían las piernas horriblemente por tenerlas abiertas.

Tuvo que cerrar la boca un momento cuando escuchó un ruido afuera. Estaba en el último cubículo del baño, casi al final, y el sonido estridente de la puerta apenas era perceptible. Pero Tanjirou pudo captar el ruido incluso entre tanta estimulación, con la cabeza perturbada por los mareos y el sonido de la vibración que se oía con más intensidad en el silencioso baño.

Su corazón latía como loco, saltando en su pecho. Tanjirou no despegó sus ojos de la puerta de su cubículo, mirándola con atención. Ante cualquier movimiento se subiría los pantalones y saldría corriendo. Si alguien lo viera allí, jodiendo su culo con un vibrador y gimiendo como una perra, Tanjirou estaría demasiado humillado como para aparecer los siguientes días.

Estaba tan concentrado en mirar la puerta que dejó caer el pequeño aparato y su ubicación fue delatada apenas el control remoto tocó los fríos cerámicos. Fue hasta el punto de hacer que Tanjirou no tuviera tiempo de reaccionar. La otra persona en el baño claramente fue tan rápida que la puerta del cubículo donde Tanjirou estaba fue golpeada.

Tanjirou tragó grueso mientras se subía el pantalón sin quitarse el vibrador de la entrada, dejándolo allí al pensar que nadie lo vería. Pero, ¿ya no fue descubierto? ¡Era un problema!

—Tanjirou.

La repentina voz asustó tanto a Tanjirou que terminó por caer sentado en la tapa del inodoro. Otra vez.

Ah... —Su voz gimió cuando la punta del vibrador se hundió profundamente en él.

¿Y ahora que iba hacer? Primero, alguien lo escuchó, y segundo, ¡era su profesor! ¡El famoso Tomioka Giyū! La persona de la que estaba enamorado y a quien seducía con sus piernas.

Era un terreno peligroso. Si salía afuera, no podría encarar la vergüenza y se vendría con solo mirar al hombre. Y si no lo hacía, ¡podría tener que venirse igual pero con su voz! Las dos opciones terminaban con él liberándose, pero al mismo tiempo eran vergonzosas y humillantes.

—Tanjirou, abre la puerta —dijo de repente—. Te ayudaré.

¿Me ayudará? La cara de Tanjirou se puso roja. ¿Su profesor quería ayudarlo?

—N-no se preocupe —contestó apresurado—. ¡Yo...-! Yo puedo solo.

—¿En serio? —Oh, su voz hizo temblar el ya estimulado cuerpo de Tanjirou—. Está bien si no quieres mi ayuda, pero ¿qué pasará contigo? Vendrán otros chicos aquí y te descubrirán. Serán en grupos. ¿Cuál crees que es mejor opción para ti?

Tanjirou lo pensó seriamente.

—No quiero que vengan en grupos.

—Pero al final lo harán. Por eso decide, Tanjirou. ¿Quieres humillarte así frente a niños de tu edad? Piénsalo. Soy un adulto y no me burlaré, contrario a esos niños.

Finalmente, Tanjirou aceptó su destino. Era mejor que su profesor lo ayude, un hombre mayor —bueno, según dijeron por ahí, el hombre mayor sólo tenía veinticinco años— y lo viera en condiciones deprorables en lugar de aquellos compañeros burlistas.

Incluso cuando sentía que Giyū era más peligroso que esos niños, al menos tendría al dueño de su corazón ayudándolo, ¿no? No importaba nada, de todas formas, el año iba a terminar y con ello su graduación.

El clic resonó en el espacio vacío y luego la puerta fue abierta. Tanjirou agachó la cabeza para no encontrarse con los ojos de Giyū, sentándose correctamente en el inodoro. Pronto recordó el control remoto caído, pero ni siquiera pudo alcanzarlo cuando una mano fuerte lo agarró primero.

¿Por qué...? Giyū sostenía el aparato y lo miraba con una ceja alzada. Sus ojos azules se mantenían iguales, no había perturbación ni nada, pero Tanjirou inconscientemente pasó saliva y parpadeó por los nervios. Algo estaba irremediablemente acumulándose en aquellos ojos, algo profundo y oscuro.

—Esto se ve lindo —murmuró y luego su mirada cayó repentinamente en las piernas de Tanjirou que estaban temblorosas y tenían un rastro de humedad—. También se ven lindas.

—¿Tomioka-san? —Tanjirou apretó las piernas para contener el dolor entre ellas—. P-por favor, devuélvemelo.

Giyū no dijo ni una palabra, se acercó, se puso de cuclillas y comenzó a tocar las piernas de Tanjirou. Este abrió los ojos sorprendido. Luego tuvo que cerrarlos con fuerza cuando sintió el vibrador en su entrada comenzar agitar su interior. Al final su propio profesor acabó jugando con el control remoto.

—Déjame disfrutar un momento —dijo suavemente, bajando la cabeza y besando los muslos internos. Tanjirou gimió y, sin darse cuenta, agarró la cabeza del hombre para empujarla hacia abajo. La evidente desesperación hizo reír a Giyū—. Te lo daré, lo prometo. 

Fetiches » GiyuuTanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora