Esto no estaba planeado

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Mange se encontraba frente a una pared vacía, colgaba una bolsa cruzada con unas cuantas provisiones y orbes extra para regresar al sótano.

Se quedó viendo el orbe que llevaba en su mano y suspiró, en seguida lanzó hacia arriba el orbe, lo atrapó con su mano y cerró los ojos para después aventarlo hacia la pared. Pasaron unos segundos y una luz blanca y algo potente comenzó a iluminarle el rostro. Abrió los ojos lentamente para acostumbrar su vista a la luz y al ver el portal activo frente a ella, sonrió.

- Bien Skully, llegó la hora, cuidas bien el sótano - Dicho esto comenzó a avanzar hacia el portal tomando impulso para poder saltar dentro de él.

Una vez dentro, comenzó a caer sin fin y mientras lo hacía comenzó a transformarse, tomaba un estilo diferente a la de su mundo, tenía rasgos más detallados y sus ojos se volvieron diferentes tornando en color turquesa, uno fuerte y el otro claro, sus pupilas se dilataron más y se alargaron un poco, parecían de gato pero no lo eran, su ropa, se comenzó a transformar en un conjunto como para perderse entre el bosque, parecía más la vestimenta de un guardián, sentía recorrer en su interior cada animal de aquel lugar, como si la sangre de ellos fuese la suya.
Todo iba tan bien hasta que llegó al final y se topó con un piso de tierra duro. De ahí, no supo que más paso.

Mientras estaba inconsciente comenzó a tener visiones, como si se estuviera programando la historia de aquel personaje que encarnaría en ese mundo. Oía voces y veía borroso.

En ello, podía ver cómo huía de un incendio, dos personas, al parecer sus padres trataban de protegerla de un feroz oso. De la nada sintió unas manos detrás de ella que la trataron de alejar de aquel lugar, al tratar de gritar se dio cuenta de que su voz se oía de menor edad. No sabía que estaba pasando, trató de darse vuelta pero sin más, la casa se vino encima de ella y lo último que pudo ver fue como aquella bestia moría junto a sus supuestos padres.

Despertó poco a poco, parpadeando débilmente para acostumbrar su vista a la luz de aquel lugar. No sabía dónde estaba, parecía una cabaña, medio podía reconocerla, pero no daba con el dueño.
Asomó su rostro lentamente por la ventana que se hallaba junto a ella, podía ver que a su alrededor había un bosque de bambú un tanto espeso, pero no tanto, pues los rayos del sol podían asomarse entre las varas altas sin ningún problema.

- ¡Vaya, despertaste! - Aquella voz le pareció familiar, cuál fue su sorpresa, al voltear para dirigir su vista a quien le hablaba, se dió cuenta de que era alguien conocido. Miles de flashback le llegaron de golpe haciendo que tuviera una leve jaqueca. - Tranquila, no hagas esfuerzos, te traje algo de sopa, supuse que despertarlas hoy, ya te ves un poco mejor.

No entendía lo que pasaba, así que decidió dejarse cuidar, se acomodó en la cama y se dio cuenta que no llevaba su ropa puesta, estaba vendada de la mayor parte del cuerpo y de su cabeza. Sea lo que haya pasado, fue algo grave.

- Uhm... Gracias, podrías decirme... ¿Qué fue lo que pasó? - Obviamente quería respuestas, ¿se golpeó cuando llegó? ¿Se desmayó en el trayecto? Quería respuestas y si aquel joven de coletas se las podía responder.

- No lo sé, iba por el bosque, estaba llendo hacia mi entrenamiento cuando de pronto te encontré inconciente en el camino, sé quién eres, espero recuerdes quién soy yo, así que te traje a mi casa. Tranquila no pasó nada, nadie más te vió, solamente estuviste inconsciente unos cuantos días. - contestó el joven de una forma muy relajada, sus grandes cejas pobladas y su rostro se mostraba serio, pero daba mucha confianza.

- Gracias por cuidarme Garu, prometo que te lo compensaré, no quiero dar molestias - Accedió a comer la sopa y como respuesta solo recibió una gentil sonrisa del contrario.
Hasta que rompió el silencio con una pregunta un tanto extraña.

- Dime, ¿Siempre si te irás al clan de Tobe? Podrías quedarte conmigo, practicaremos juntos, como cuando era un niño y nos encontramos, ¿Recuerdas? La mayoría de movimientos sigilosos me los enseñaste tú. Espíritu del bosque. - Dicho esto, Mange estuvo a punto de ahogarse con la sopa, ya tendría tiempo para saber de qué hablaba Garu y a que se refería, es como si todo estuviera programado y eso no le estaba agradando mucho.

- Bueno... No sé si aún sea un espíritu del bosque jejeje. – suspiró - Supongo que si... Tenía otros planes pero... Lui se encuentra allá (un momento, ¿quién es Lui?) Así que...

- Entiendo, no te preocupes, siempre supe que había química entre ustedes, y si no se separaban cuando eran pequeños, menos ahora.

Tenía más preguntas de lo que pasaba ahora, no sabía dónde hallar las respuestas, pero al menos sabía en donde se encontraba. - (Aldea de Sooga, casa de Garu... Pero no es la aldea que recuerdo de mi niñez... ¡Estoy, en la aldea de aquel cómic!)

Oye Garu... Ammm... Creo que es hora de irme. – dijo algo apenada

El baño está caliente por si gustas usarlo, tu ropa está limpia, en aquella mesa junto con el resto de tus cosas. – Decía mientras recogía los pocos trastes y salía del cuarto cerrando la puerta tras de si.

Gracias, juro que te lo compensaré. – Dicho esto, se levantó de la cama, un poco adolorida comenzó a quitarse las vendas y se dirigió hacia el baño para lavarse. Mientras se aseaba, comenzó a idear un plan... ¿Desde cuándo ella ideaba planes? Como sea, todo esto estaba muy raro, se sentía libre pero al mismo tiempo atrapada.

Cuando se dirigió a su ropa, se encontró con un conjunto de ninja de color negro, acompletó su vestimenta con las vendas y antes de salir se dió un vistazo en el pequeño espejo que se encontraba sobre la mesa de noche. Se veía muy diferente, eso cabello se veía un poco más castaño, estaba cortado como con navaja y las puntas tenían un color negro azabache, en el frente le adornaba un mechón trenzado el cual cambiaba de un tono amarillo pálido, seguido de un naranja hasta llegar al color castaño, todos matizados. Esto le extrañó, de lejos pareciese que tenía ese mechón en llamas, era muy raro al igual que sus ojos heterocromáticos en tonos turquesa. Algo no andaba bien, era muy extraño.

Salió de la casa de Garu, insistiendo en algún momento devolverle la ayuda y dispuso su recorrido hacia la guarida de aquel villano, donde, ella no sabía, pero él ya estaba esperando su llegada.

Encre ChachéeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora