Aitana, una mujer de 30 años, si en su tercera década de vida, toma la decisión de cambiar su vida, rompiendo uno de sus mayores miedos, dejando todo y empezar de cero llena de dudas y más miedos, pero dispuesta a dejarlos por lograr lo que quiere...
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Connor —Está estable Connor y dentro de dos días es su cita en el hospital.
—¿Cómo está Austin?
—El niño autista.
—Sí.
—Está bien Aitana, antes de irse le leyó un cuento y le dio un poco de comer.
—Esa chica tiene algo especial.
—Lo se es genial y muy dulce, será una gran doctora.
—Lo sé.
—Has actuado diferente con ella, no creas que no me he dado cuenta.
—¿Cómo que diferente?
—vamos hermano mayor, has hecho cosas que nunca has hecho y una de ellas es haberla traído aquí.
—La traje aquí por qué trabajará conmigo, hiciste que la hicieran un caso especial y no conforme me mentiste a mí.
—Sabes que eso no es todo.
—No me he portado diferente ni con ella ni con nadie, Abigail.
Camine hacia mi auto, odio cuando mamá, la abuela o ella intentan poner chicas en mi radar cuando saben que nunca más dejaré entrar a ninguna a mi corazón.
...
—Me puedes dar un café Tere.
—No llevas aquí ni una semana y ya tienes unas ojeras—me reprocha la dulce mujer que me atendía.
—Todos aquí tiene ojeras.
—Ganaste está batalla.
Mientras esperaba mi primer café del día veía a mis lados justo en ese momento siento como alguien se sienta en la silla a mi lado.
—Hola idiota.
—No me digas así o yo te digo estúpido, no verdad.
—Ayer fui a la fundación y una muy bonita enfermera me dijo que fuiste, pero que llevaste a una chica a una gorda chica.
—Te pediré que no le digas así o tendremos problemas.
—Abby tenía razón, estás actuando raro respecto con esa chica
—Le dije a ella y te digo a ti, no estoy actuando de ninguna manera diferente.
—ya tranquilo no diré nada.—Levantó las manos en señal de paz
