5. Pequeña Mentira

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              Aitana

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              Aitana

Por muy cliché que suene, cuando sus manos me tocaron sentí un pequeño hormigueo correr por mi cuerpo.

     —¿Qué haces aquí?—susurre para que solo él escuchará, aunque la música en el alto hacía casi imposible que alguien más escuchará.

     —Solo disfruta el baile, luego te explico.

No sabía qué decir, solo me deje guiar sin decir nada más, solo sintiendo la música y dejando mi cuerpo moverse.

      —Hace mucho no bailaba con una chica tan bonita.

Pude sentir mis mejillas, tomar calor, por suerte Dios me escucho, pues la canción acabó y un momento un poco más incómodo, pero de respuestas llegó.

     —Vamos.—Sujete más su mano y la jale fuera de la pista, pero antes de aplicar el plan de escape pude ver a Miranda acercarse.—Oh, no.

     —Primita, no me presentas a tu amigo.—Miranda pasó sus largas uñas por el brazo de Connor.

Justo cuando iban a abrir mi boca para negarme y salir huyendo como ratón, siendo encontrado en la cocina, mis padres y las chismosas de mis tías, pero los ojos que me hicieron detenerme fueron los de mis abuelos, específicamente los de mi abuela.

Rayos.

     —¿Quién es el cariño?—Los ojos de mi abuela se achican y las arrugas en sus lagrimales se hicieron más visibles.

     —Soy su novio, señora.

No pude no parpadear como las chismosas de mis tías, Miranda e incluso mi madre parpadeaban en sorpresa.

     —Am abue, ahora te explico todo, primero necesito hablar con él algunas cosas.

Murmuré nerviosa mientras sujetaba más su mano.

Sin esperar su respuesta lo jalé fuera de ahí, no sin antes escuchar a mis tías quejándose y sobre todo diciendo lo maleducada que era por no presentarlo debidamente.

Costeamos todo el lago hasta quedar en una parte alejada y que nadie más vendría.

      —¿Qué hace aquí?—Sabía que era mi jefe, pero los nervios me hacía no pensar en eso, solo quería saber ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué había dicho es?

      —Antes que nada tutéame solo te llevo que 2 años me haces sentir viejo cuando no lo soy.—Su voz relajada solo me hacía poner más nerviosa mi cabeza, está en corto circuito, ¿quién era él? Y ¿qué había hecho con mi intimidante jefe?

     —Usted es mi jefe.— hablé con obviedad mientras hacía un movimiento con mi mano, algo que solía hacer cuando me ponía nerviosa era eso.

     —Pero no estamos en el trabajo.—canturreo haciendo que mi mente automáticamente y por extraña razón hiciera un clic y lo relaciona con Abby ¡Claro Abby!

Rompiendo MiedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora