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yoongi no era alguien agresivo, para nada. de hecho, los que lo conocían decían que era una bolita de amor.

o eso creían hasta que lo veían rompiéndole las costillas a golpes a alguien en un callejón oscuro.

bien, todo empezó cuando jeongguk lo invitó a ir a un bar nuevo que había abierto cerca de su casa, y yoongi es débil ante los ojitos de su mejor amigo. cuando llegaron al bar todo fue bien, ambos pidieron un negroni ya que era el cóctel favorito de ambos chicos. todo fue normal hasta que un hombre de unos treinta años le dio una nalgada a jeongguk mientras que bailaba con yoongi.

la primera reacción de jeongguk fue abrazar a su hyung. si yoongi se ponía como loco cuando algún hombre lo miraba con morbo, no quería saber cómo se pondría por una nalgada. entro en pánico cuando el mayor lo cargo hasta dejarlo sentado en uno de los taburetes de la barra.

—vuelvo en un minuto bebé —. el tono de voz de yoongi fue escalofriante, jeongguk sabía lo que iba a pasar.

la preocupación de jeongguk solo se incremento, sabía que cuando su hyung se enojaba no podía detenerse con nada. sus pensamientos se basaban en posibles situaciones de la policía arrestando a yoongi por homicidio, o yoongi yendo a la cárcel por agresión, o yoongi siento internado por sus ataques de irá, o yoongi-.

esperen... ¿dónde esta yoongi?

oh mierda, se había concentrado tanto que no supo ver hacia dónde se había ido su mejor amigo, tendría que buscar desde cero por todo el lugar.

y así fue más o menos como llegamos a el principio. con yoongi partiéndole las costillas a alguien, mientras que jeongguk lo buscaba desesperado.
la búsqueda de jeongguk duro unos diez minutos más, pero con yoongi suelto y enojado, cada minuto contaba.

terminó por encontrarlo cuando salió por una de las puertas de emergencia, exasperado por no encontrar a su mejor amigo. se asustó cuando escucho maldiciones y golpes contra el suelo al fondo de aquel callejón, se acercó protegiéndose con una botella rota que encontró en el piso, imaginándose lo peor.

sus ojitos se abrieron sorprendidos cuando pudo distinguir la cabellera plateada de yoongi entre esa especie de bola amorfa que no dejaba de dar vueltas y golpes agresivos. su cerebro tardó unos segundos en procesar toda la información, se acercó desesperado para poder abrazar a su hyung, intentando separarlo de el otro tipo que se defendía dando algún que otro golpe certero en la cara de yoongi.

—yoongi hyung, por favor, paré —.

algo en el cerebro de yoongi hizo 'click' cuando escucho la voz de jeongguk llamarlo desesperado mientras que lo arrastraba para sacarlo de esa pelea, automáticamente dejo de forcejear y se dejó arrastrar lo suficiente como para estar a tres metros del hombre, que ahora estaba tirado en el suelo casi inconsciente.

— koo, yo-. —. intento comenzar a hablar, sintiendo dolor en todas las partes de su cara, hasta respirar se le hacía doloroso en estos momentos.

-—gigi hyung, vamos a casa, voy a curarlo —. jeongguk intento sonreír con sinceridad, deseando ya estar en su departamento, donde podría preparar un café calentito para su hyung y para él, para después acostarse en el pecho de yoongi, donde recibiría mimos en el pelo mientras que se quedaba dormido.

tanta fue la concentración de jeongguk al pensar en lo lindo que es estar con yoongi de maneras amorosas, que no noto el momento en el que había hecho todo el trayecto hacia su departamento ayudando a yoongi a caminar por el fuerte dolor en sus piernas y pecho.
tanteo intentando abrir la puerta, consiguiendo poder entrar, sintiendo el calor de su hogar tan rápido como ponía un pie dentro de su casa.

dejo a su hyung en el sofá, al tanto que ponía la cafetera e iba por un botiquín lleno de cosas para curar a yoongi.

—le prometo que voy a cuidar de usted hyung —. dijo sonriendo, mientras que ponía banditas de sanrio en los pómulos y frente de su mayor. sonriendo como bobo al ver que yoongi no le contestaba por estar casi dormido.

quizás no había sido la mejor noche, pero mientras que jeongguk Santo pon yoongi, siempre iba a ser feliz.

banditas 📌 yoongguk. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora