capitulo 3

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Una semana había pasado y con mucho esfuerzo por parte de mi madre, Charlie y mía, logramos terminar todo justo a tiempo. Estaba horneando unas galletas, medialunas y tartas puesto que en cualquier momento llegarían los clientes, era sábado así que había muchos turistas por la zona.

Estaba tan metida en lo mío que me asusto cuando escucho a Charlie llamándome.

-¡TN!- grito.

-¡No me grites que me dejas sorda!- reproche dándome vuelta.

- En ese caso ya lo estas, llevo un rato parado aquí llamándote- dijo con una sonrisa, al lado suyo venia la chica de la otra vez, si no recuerdo mal es su hija isabella,  esta miraba raro a su padre.

Rápido rodee la barra y lo abrace.

-¿Que tal?, soy buena, a que si- dije ente risas- un gusto me llamo Tn- me presente a la chica que me miraba raro- tu eres isabella ¿no?.

-Solo bella- me dedico una sonrisa un tanto incomoda- ¿No eres muy joven para trabajar?.

-Para nada, esto es más bien uno de muchos hobbies que tengo- le dedique una sonrisa- vengan, siéntense quiero que prueben mi nueva receta de galletas y pastelillos- estaba muy emocionada.

-Segura no tienen veneno- bromeo el jefe Swan.

- La verdad pensaba ponerle un poco a tu café- le seguí la corriente mientras servia un café para Charlie-tu bella ¿Qué te apetece?- pregunte.

-Solo un jugo si no es molestia- dijo tímida.

- Para nada- le tendí una limonada casera y ponía frente a ellos un plato de comestibles.

Pasamos el rato charlando, bella poco a poco empezó a soltarse, Charlie nos dejo solas para tener una charla de "chicas".

- ¿Cuántos años tienes?- me pregunto la castaña.

-Entro de poco cumpliré los 16- dije dándole un sorbo a mi café- y ¿tu?.

- Tengo 17 pero cuando terminare el año ya tendré 18.

-¿Este es tu ultimo año?- pregunte y esta asintió.

Fuimos interrumpidas por un par de jóvenes que entraron subiendo las escaleras. Se acercan al mostrador y les doy una cálida bienvenida.

- Bienvenidos, ¿Qué les puedo servir?- pregunte mirando a los ojos de la chica, esta me quedo mirando fijamente y anonadada, me extrañe pero el chico me miraba de igual manera, su mirada me dio un fuerte hormigueo que disimule-¿Esta todo bien?- dije un poco confundida.

- Si, solo un café y waffles- dijo la chica desviando la mirada ¿sonrojada?. Rápido lo anote en mi libreta.

-¿Y tu?- mire esta vez al chico sacándolo de su trance, ambos eran muy atractivos, ¿Acaso todos en la zona tenia genes perfectos?.

- Una limonada y un pedazo de tarta de chocolate- dijo sacudiendo levemente su cabeza.

- Perfecto, en unos minutos estará listo, pueden sentarse donde gusten- volví a sonreír por cortesía.

Apresurada me metí a preparar los waffles y poner la cafetera, mientras esto se hacia, me fui al dispenser de jugo, elegí la limonada y rellene un baso mediano, lo adorne con un popote y una sombrilla. Saque el primer waffle y prepare el segundo, serví el café en una tasa y la coloque en la bandeja junto con la limonada. Fui a la vitrina, corte una porción de tarta y la acomode en un plato,  termine con el tercer waffle y lo decore con jarabe, una hoja de menta, tres arándonos y dos fresas cortadas como flor. Arregle la bandeja y me encamine a la mesa del fondo donde ambos me miraban, una mirada que no lograba entender.

-Su orden, que disfruten- me dirigí detrás del mostrador a limpiar todo lo que ensucie.

- Diablos eres un pulpo- exclamó bella que no me había quitado de encima los ojos.

-La practica- sonreí mientras me apoyaba en el mostrador cerca de ella.

- ¿No era esta tu primera vez?- pregunto incrédula.

- No, trabajaba en california con mi madre, antes solo recibía a los clientes en la entrada, pero a partir de mis 12 años el negocio creció mucho y el personal no alcanzaba, gracias al poder del maquillaje parecía de 16 así que podía atener y cocinar sin problema alguno- dije con mi sonrisa.

-¿Tu madre te explotaba?- pregunto con duda.

- Por supuesto que no, al principio estaba en contra pero no le quedo de otra, además donde nací las personas aprenden a trabajar desde pequeños, bueno en las familias que no están bien económicamente sucede por lo general- dije con desinterés, para mi era normal pero parece que aquí no lo es.

-Eres genial- me dijo- te admiro verdaderamente.

-No exageres Swan.

Pasamos el resto de la  mañana charlando excepto cuando entraban clientes. Al medio día baje y ayude a mi madre, ella estaba atareada. Me encargue de las mesas y ella de la cocina.

En el primer día ya habíamos conseguido mucha clientela, estaba emocionada.

Exhaustas volvimos a casa, habíamos cenado en el restauran, así que nos bañamos y acostamos.

~semanas después~

Faltaban tan solo 1 días para mi cumpleaños, ya tenía todo planeado para salir con mi madre. Bella ya no iba tan seguido a  la cafetería como antes, Charlie me dijo que estaba con el novio, si mal no recuerdo dijo que era Cullen de apellido. ¿Sera hijo del doctor?.

Este día me levante más feliz de lo normal, prepare el desayuno y desperté a mi madre. Ambas salimos un poco más temprano de lo común porque era Domingo y teníamos que dejar todo listo así mañana nos relajábamos.

Estaba preparando panecillos y galletas, mientras ponía más jugo en las maquinas.

-Hola preciosa- dijo un chico rubio detrás mío.

- Hola newton-salude con una sonrisa, este chico siempre venia con su grupo; las dos chicas y el otro chico, este ultimo era muy imperativo- ¿solo?

- Por ahora- se sentó en la barra, alce una ceja para que prosiguiera- Jess vendrá entro de poco con Angela, y Eric nos acompañara en la tarde, pasaremos todo el día en la Push.

-Suena maravilloso espero y se diviertan- le di una sonrisa para preparar su pedido de siempre.

-Deberías venir hoy con nosotros- dijo inclinándose para delante tratando de sonar coqueto.

- Me encantaría pero la verdad es que tengo mucho trabajo hoy- dije.

- ¿Qué tal mañana?- pregunto.

-Mucho menos, mañana festejare con mi madre mi  décimo sexto cumpleaños, y siempre hacemos cosas juntas.

- ¡Valla!- exclamó- pero si todavía eres una niña- bromeo.

- Discúlpeme fósil de dinosaurio, solo me llevas un año y unos meses- le mire acusadoramente.


El resto de la mañana paso tranquila, con la clientela habitual, los chicos de aquella primera vez que abrí siempre venían y se sentaban en la mesa del fondo, a veces acompañados de otros dos que parecían niños por su comportamiento, no negare que a veces me sacaban risas sus comentarios o bromas.

De lo que quedaba del día fue normal y  en la noche estrenamos películas hasta quedar dormidas en el sillón, yo con unas 20 sabanas y el calefactor claro.

Sonrisas Que EnamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora