Capítulo 4

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Roxanne entró al edificio de Box R. La tarde de ayer no había sido fácil porque René jamás apareció, su teléfono estaba en buzón y a ella le tocó improvisar sobre el artículo de Stephen King y a su parecer estaba flojo. Ella había leído muy poco al autor, pero había asistidos a dos conferencias de él y esas fueron sus bases para redactarlo, no obstante René era fanática loca del hombre, tenía la colección completa de todos los libros, se había visto todas las películas y viajaba a todas sus charlas y conferencias; ella era la más idónea para redactarlo, pero no regresó.
Al entrar en la revista vio a Lily en la recepción y está de inmediato le sonrió.
–Hola Rox–la saludó.
–Hola Lily.
–En tu oficina te dejé unos papeles para que los firmes y Laurent te manda a decir que por favor le envíes el número de Stephen King para empezar a hacer el diseño.
–Aún no está listo ¿Ya llegó René?
–Ella no, pero Rachelle sí y hace como quince minutos llegó una sorpresa para ella.
Ella suspiró–Ya te firmo esos papeles.
Mientras estaba en el auto pensó que ya era hora de que se mudaran de edificio, a pesar de que este les traía recuerdos, la revista podía permitirse un piso mejor y mucho más cerca a sus casas.
Ella abrió la puerta y vio a Rachelle sentada en el piso llorando y a un Tonny tratando de consolarla. Roxanne tiró el bolso y se acercó a él.
–¿Qué demonios le hiciste infeliz?–le reclamó.
Él se puso de pie y la miró–Yo no lo he hecho nada.
Le colocó el dedo índice en el pecho de Tonny.
–Conozco los hombres como tú y no voy a permitir que le hagas daño.
–¡Roxanne!–le gritó Rachelle–¡Tonny no me ha hecho nada!
–Entonces ¿Por qué estás llorando? Y piensa muy bien tu respuesta Rachelle, porque esas lágrimas no son de felicidad por ver a este tipo.
–Está llorando por esto–le informó Tonny mientras le entregaba una carta.
Ella la recibió y la abrió en un santiamén.

Hola chicas

Es una carta informal y saben de sobra que no soy buena para ellas. He decidido renunciar a la revista, debo ocuparme del patrimonio de mi familia y no puedo darme el lujo de distraerme. He decidido vender mis acciones de Box R a ustedes, sé que la revista estará en muy buenas manos, todas son muy talentosas y llegarán más lejos de lo que pensamos posible.
Destruí mi teléfono en un ataque de ira y debo comprar otro, por eso no he podido responder llamadas y mensajes; me comunicaré una vez lo tenga.
RR.

–Se fue René, Rox–sollozó Rachelle y ambas se abrazaron–Prometimos que las tres íbamos a estar aquí siempre, no cumplió su promesa.
Roxanne se separó de ella y la miró.
–Busca tú bolso, nos vamos.
–¿A dónde?
–Al Hotel Prince por supuesto, si René cree que se saldrá con la suya está muy equivocada.
–¿Puedo acompañarlas?–preguntó Tonny–Puedo esperar a fuera.
Roxanne asintió–Te necesitamos, por si decido hacer uso de la violencia.
Él se echó a reír y asintió.
–¿Serías capaz de pegarle a René?–le preguntó Rachelle.
–Claro que no mi amor.
–Acostúmbrate a esas preguntas estúpidas, es Rachelle–le dijo Roxanne mientras se dirigía a la puerta–Vamos.

***

Darian volcó la cama del hospital donde debía estar su hermano.
El doctor lo miró sin pestañear.
–¿Es este si quiera un hospital decente?–le preguntó enojado–¿Cómo se va a escapar un paciente?
–Ofrecemos disculpas señor Zuhair, no tenemos excusas y tengo al mejor personal tratando de encontrarlo–le dijo. Darian miró a su mejor amigo que estaba impasible en la puerta.
–Señor–añadió el médico–No es por hacerlo enojar, pero su hermano no es la primera vez que se escapa. Estuvimos revisando las cámaras y golpeó a un enfermero y salió vestido como él.
Darian se acercó de forma amenazante al médico.
–¿Qué quiere usted decir?
Este no titubeó y por lo qué pudo notar, no le tenía miedo.
–¿Que quiso decir usted doctor?
–Darian–lo interrumpió su amigo–Lo hallaremos por nuestros propios medios, vamos.
Este le arrojó una mirada asesina y salió de la estancia.
Nahel le seguía de cerca mientras atravesaba todo el hospital, las personas se detenían al verlos, siempre pasaba lo mismo cuando viajaba a otro país. Los miraban como si fueran a colocar una bomba en cualquier momento.
Llegaron al estacionamiento, Nahel tomó el volante y él se sentó a su lado; a contó de pusieron en marcha.
Darian sacó de su bolso una tablet.
–¿Vas a rastrearlo?
Él asintió sin decir una palabra.
En la pantalla se visualizó el mapa de los Estados Unidos y un pequeño punto verde intermitente en él. Darian aplicó zoom y se dio cuenta que su hermano se había detenido en un lugar.
–¿Dónde está exactamente?–le preguntó Nahel.
–No puede ser...
–¿Que te muestra?
–Esto dice que está en el hotel Prince.
Nahel lo miró de reojo–¿Estás seguro?
–Vamos hacia allá.

Capricho De MaracuyáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora