III

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Jimin salió de la sombra, lo único que lo habría delatado de ser visible para los mundanos habría sido su cabello con mechas azul índigo, vestía de cuero negro el uniforme de todo cazador de sombras. Entro al edificio solo a tiempo para evitar que el demonio rapiñador comenzara a comer a su víctima: una niña mundana de no mas de ocho años. Se abalanzo sobre él y lo partió en dos pedazos de un solo golpe con su cuchillo serafín Sariel. Uno, faltaban cuatro más e Izzy tardaría demasiado en llegar aun con Jace y Alec de refuerzo.

Todavía no tenia en claro que era lo que estaba movilizando más esas últimas noches a los rapiñadores, solo sabía que no podría ser nada bueno lo que se aproximaba. Había rumores de que Lucifer en persona podría estar acechando en lo mas oculto del mundo de sombras, pero de ser así habría una señal mas clara.

Era un edificio departamental de tres pisos donde se habían decidido infiltrar los rapiñadores, todo estaba a oscuras en la primera planta. Tenia que moverse con rapidez, sino lo hacía era probable que todo se fuera al carajo en un abrir y cerrar de ojos.

Subió a la segunda planta por la escalera de emergencia, la luz se activó apenas estuvo ahí. A pesar de ser invisible para los ojos humanos, había cosas que los podían delatar en este tipo de casos: la luz sensorial, los mundanos con la visión y el no limpiar bien los lugares donde sucedía la masacre. Lo mas probable era que los refuerzos fueran a limpiar por Jimin.

El segundo piso estaba iluminado y había dos puertas una en cada pared del pasillo, distintos departamentos, una de las puertas estaba entreabierta y se escuchaban ruidos de golpes, no era buena señal. Jimin se acerco pegado a la pared, tratando de mirar por entre la puerta antes de abrirla por completo: el rapiñador estaba golpeando una puerta al final del pasillo, pero ya había sangre en todo el piso.

—Carne...humano...mas— gruñía el demonio

—¡No se quien seas! ¡Pero ya llamé a la policía! —era una voz masculina del otro lado de la puerta la que gritaba

Jimin sintió como un escalofrío le recorría la columna, la policía estaría ahí en cualquier minuto y entonces no solo los residentes estarían en peligro. Ya había matado uno a alguien o algo, no sabía si habría sido un humano o un animal lo que se había comido el rapiñador.

Abrió la puerta tratando de no hacer ruido, era la oportunidad perfecta para atacar al rapiñador, si volteaba a verlo podía alertar a los demás y complicar mas su tarea. Había colocado una runa de silencio y agilidad en su torso y brazo antes de entrar al edificio, pero este era tan viejo que no le sorprendería que aun así con su peso o con algún movimiento los muebles crujieran.

¡Zaz! Logro hacer otro corte que mato al rapiñador de un golpe otra vez, dos de cinco.

—¿Pero que tenemos aquí? —una voz ronca y muy antigua hablo detrás de él

Y antes de que pudiera girarse al demonio, Jimin cayo al suelo paralizado, el rapiñador le había mordido y no pudo evitarlo.

—Un cazador...hace tiempo que no pruebo sangre del ángel...

Acabado a los veinticuatro años, más perfecto no podía ser su fin. Cerro los ojos esperando la mordida, pero algo brillo detrás de ellos y luego sintió un alivio en el cuello, ahí donde el rapiñador le había mordido.

—¡Por el ángel Jimin! —Izzy estaba a su lado con la estela colocando una runa, vestida completamente de negro y su cabello tan oscuro como la noche recogido en una alta cola —¿Acaso no entiendes el quédate quieto?

—¿Y ustedes nunca han comprendido el "dense prisa"?— pregunto Jimin de vuelta

Izzy puso los ojos en blanco se levanto y le ofreció una mano a Jimin, la tomo por la muñeca, cosa que ella también hizo ayudándole a ponerse de pie.

HeartbeatWhere stories live. Discover now