08|Azotea

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—Darian y Naim a la sala —hablo Jean con autoridad, algo que me hizo simplemente reír—

—¿Qué pasó? —pregunto Darían llegando a sentarse en el sillón—

—Es muy temprano tío ¿Qué es lo que sucede? —pregunto Naim sentándose a un lado de Darian—

—Han pasado casi cinco días desde que __________ llegó a esta casa y todavía faltan dos miembros de la fraternidad en seguirla —sentí muchísima vergüenza—

—¡Jean! —exclame apenada acercándome a el— no lo escuchen ustedes pueden seguirme en mis redes sociales cuando ustedes quieran

—Chicos siga la en todas sus redes sociales, así podemos convencerla de que no vaya a la universidad —sabía que algo no cuadraba bien—

—Falta muchísimo para eso Jean —respondí tranquilamente—

—¿A la universidad? —pregunto Darian— ¿Te vas a ir?

—Falta muchísimo para eso —dije rápidamente—

—¿Alguien dijo universidad? —llego Ralf sentándome en medio de Darian y Naim— ¿Y falta muchísimo tiempo para que?

—Yo iré a la universidad...

—¿Cómo que te irás a la universidad? —me interrumpió ahora Orson—

—¿Ves por qué debiste ser honestos con ellos desde un primer momento? —le susurré a Jean— bueno como ya sabrán lo de TikTok se me fue de las manos y aunque me encante estar con ustedes y desearía quedarme el tiempo que dure esto, mi sueño siempre a sido estudiar...

—¿Y cuánto falta para que te vayas? —pregunto Darian—

—Faltan meses para que eso suceda —les respondí tranquilizándolos— pero aquí el Señor León no quiso contárselos

—¿Por qué? —pregunto Naim—

—Por que pensaba que si hacíamos que se sintiera cómoda con nosotros y viera todo el amor que le tenemos no se quisiera ir —hablo tiernamente Jean a lo que todos parecieron caer en sus encantos manipuladores—

—Eso se le llama manipulación —lo acuse—

—Se le llama tomar precauciones antes de sufrir un colapso emocional —ya lo había dicho Jean era como mi mejor amigo, un hermano quizá—

Me quería reír, estaba siendo demasiado dramático, hasta que mire a todos los demás quienes poseían caras largas y sus miradas estaban pegadas al suelo.

—Falta mucho tiempo para que eso suceda —les expliqué— por favor no estén tristes por algo que sucederá en un abrir y cerrar de ojos si lo están pensando constantemente

—¿No te quedarías ni por hacer que Orson se case contigo? —pregunto Libardo con una cara extremadamente tierna—

—¿No te quedarías por mi hermosa? —pregunto Orson ¿Era mi imaginación o estaba comenzando a hacer demasiado calor?—

—Me tientas, en verdad lo haces —dije mirando los ojos de Orson y entre en un pequeño trance del que al final pude lograr salir— pero la decisión está tomada

—Lo intente chicos —dijo Jean caminando a la cocina— Libardo ven a ayudarme a hacer algo de comer

—Claro —contesto Libardo acercándose a mi para darme un pequeño beso en la cabeza—

—Antes de venir a comer ¿Alguien podría acompañarme a la azotea? Quiero tomarme unas fotos en ese lugar, antes de tomarnos las fotos en grupo todos —hable en general—

—Vamos —dijo Ralf levantándose del sillón—

Fue entonces que caminamos fuera del departamento de Ralf, para subir las escaleras para ir a la azotea la cual estaba completamente vacía.

—La vista es asombrosa aquí arriba —dije en cuanto estuve en la orilla del lugar mirando la Ciudad de México—

—Cuidado —dijo Ralf tomándome del hombro— podrías caer y según Jean nadie quiere responderle a tu papá

Rodé los ojos.

—Es un exagerado, mi padre es el típico hombre que se serio solo tiene la cara —le expliqué— le gusta la serie de Lucifer y se a visto más de cincuenta veces la propuesta

—Tendrías que escuchar el miedo con el cual Jean habla de tu papá —ni siquiera tenía que imaginarlo, lo había oído con mis propios oídos— de acuerdo, tu ponte allá y yo te tomaré las fotografías

Me coloque a la orilla de la azotea con mucho cuidado por petición de Ralf quien parecía estar preocupado de que algo me pasará, fue entonces que de ser una simple sesión de fotos se convirtió en un coqueteó con el teléfono, sonreí mostrando mis dientes, lanzando besos al aire, tome la mano de Ralf y nos tomamos una foto de pareja.

Nos estábamos divirtiendo, hasta que llegó una notificación a mi teléfono.

—Así que este es el famoso Free Fire del que tanto hablan Jean y Libardo —me mostró una notificación que había recibido del juego sobre la recompensa diaria—

—Ten cuidado, estás hablando de mi vida —respondí tomando mi teléfono entre sus manos— vamos a jugar una partida

—Solo si me enseñas a jugarlo —me parecía justo—

Nos sentamos en el suelo de la azotea para poder comenzar a jugar.

—¿Puedo instalar el juego en ti teléfono? —le pregunte metiéndome al juego desde mi teléfono—

—De acuerdo —hablo pasándome su teléfono desbloqueándomelo— ignora cualquier mensaje

Eso era los que tenía planeado hacer hasta que le llego un mensaje de una chica con un nombre poco común.

—Pero si eres todo un Don Juan pequeño Ralf —le dije enseñándole el mensaje con corazones que la chica le había mandado—

—Es una amiga —aclaro al instante—

—¿Entonces no te importará que la llamé? —respondí amenazando con picar el chat de la chica—

—Ni se te ocurra

Nos quedamos mirando un par de segundos antes de que yo comenzará a retroceder sentada en el piso, mientras Ralf se arrastraba hacia donde yo me encontraba poniendo mis dos manos encima de mi cabeza pudiendo tomar su teléfono de mis manos.

—Te juro que no iba a marcarle —me contuve la risa—

—De acuerdo en tal caso no te haré cosquillas —dijo amenazándome con una de sus manos en el aire—

—Ni se te ocurra —dije sacando una de mis manos se su agarré—

Me siento de su agarre utilizando sus dos manos para hacerme cosquillas en la panza, mientras yo intentaba tomarlo de las manos para que se detuviera. Cuando logré tomar sus manos invertí los papeles ahora yo estaba sobre el y el debajo de mi.

—Me caes bien —confeso Ralf—

Y cuando estuve a punto de decirle que yo también me sentía de esa manera alguien nos interrumpió.

—Tortolos ya está la comida —se trataba de Libardo—

—Le estaba enseñando a Ralf como jugar Free Fire —al menos esa era la intensión antes de que sucediera lo que ahora Libardo vera como algo más que una divertida amistad—

—Eso me lo dijo una chica hace muchísimos años y terminé perdiendo mi virginidad —ambos nos pusimos rojos como tomates— vengan a comer antes de que se enfríe

Nos levantamos del suelo con ayuda el uno del otro.

—Te enseñaré a jugar cuando nadie vea

Caminamos dentro del edificio en camino al departamento de Ralf, cuando de repente una nueva notificación había llegado a mi teléfono.

@darianrojasc te a comenzado a seguir
@naimderrechi te a comenzado a seguir

EFÍMERO [PRIVÉ CREW]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora