Todas las noches.

Capítulo 4: "Los leones del campamento."

¡Buenos días campistas! ¿Listos para
empezar el mejor verano de vuestra
vida?

Ni siquiera me sobresalto al escuchar el supuesto "despertador" de este campamento. No exagero si digo que probablemente haya dormido media hora durante toda la noche. Me llevo la mano a la cabeza respecto al dolor que me invoca el no haber dormido nada y salgo de la cama perezosamente. Patricia y Laura se han despertado al momento de haber escuchado al monitor, pero Andrea ni se ha inmutado. Me acerco a ella y la agito con suavidad para despertarla. Se queja, tarda unos instantes en abrir los ojos y sonríe al encontrarse con mi cara de cansancio de golpe. Le sonrío de vuelta y me aparto, las otras dos muchachas han entrado juntas al baño.

— ¿Que tal has dormido?— pregunta cuando se sienta en la cama y me ve buscar algo de ropa.— Los colchones son muy cómodos, ¿verdad?

Saco el top y los pantalones vaqueros cortos y los dejo sobre la cama, me giro y asiento.

— Si, son muy cómodas.— Laura y Patri salen del baño ya arregladas, nos dedican una mirada de asco y salen por la puerta.— ¿Por qué son tan asquerosas?

Andrea se encoge de hombros y se echa a reír mientras sale de la cama. Yo me visto, cojo mi neceser y me meto en el baño para hacer mi rutina matutina en él. Primero de todo me echo agua bien fría a la cara para espabilarme, más tarde me la seco con una toalla. Me cepillo mi larga melena castaña y me peino haciéndome un pequeño recogido. Esparzo un poco de corrector bajo mis ojeras y me echo algo de rímel para que mis ojos verdes resalten muchísimo más. Termino echándome un poco de perfume y salgo del baño cerrando el neceser con la cremallera. Después de mi entra Andrea a arreglarse y yo aprovecho el tiempo para hacer mi cama y ordenar un poco mis cosas, me acerco a la puerta para leer la actividad que nos toca hoy.

Presentación grupal.

— Hoy nos separarán por grupos permanentes para poder hacer el resto de las actividades.— dice.— Así que lo más probable es que hoy ya nos separen y solo nos veamos a la hora de comer, tiempo libre y para dormir.

Hago una mueca. Cruzaré los dedos para que al menos me toque con ella, seria genial. Y no, no es que haya cogido confianza tan rápido con ella pero si con la que más veces he hablado. Seria un putadón que ahora nos separasen. Resoplo y ella se ríe.

— Vamos a recoger a Claudia a su cabaña y vamos al comedor a desayunar, todavía tenemos tiempo de sobra hasta que empiece la actividad.— me explica. Asiento obediente y tras coger la llave salimos de la cabaña para ir directas a la de Claudia, que está bastante lejos de la nuestra. Cuando llegamos al porche Andrea se asoma tras llamar a la puerta y espera a que la otra integrante del grupo se digne a salir.

Claudia sale un un conjunto de top y falda rojo de flores bastante veraniego y con unas ondas bastante guays respecto a la trenza que llevaba ayer. Primero saluda a Andrea con un abrazo con total confianza y después me saluda a mi de la misma manera pillándome por sorpresa. Le sigo el gesto y me sonríe una vez se separa.

— ¿Que tal tu primera noche aquí, Ona?— pregunta con amabilidad.

Comenzamos a caminar dirección al comedor.

— Bien, gracias por preguntar.

— ¿Los chicos estarán en el comedor ya o nos pasamos por sus cabañas por si acaso?— pregunta Andrea.