Capítulo 3: "Pequeños problemas desde el primer día."

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— Conque País Vasco...— asiento.— Fui de vacaciones a Bilbao hace tres años, está bastante guay.

— Bueno, tampoco es gran cosa.— digo.— Yo creo que Galicia mola muchísimo más, hay más cosas para ver.

Andrea se encoge de hombros y continuamos caminando hasta llegar al comedor. Me guía hasta el buffet y me pasa una bandeja, es una chica bastante agradable. No me ha dejado sola en toda la tarde y me ha estado explicando ella misma las normas del campamento. Resulta que ella lleva viniendo aquí desde hace dos años y me ha dicho que debería haber venido en años anteriores porque al parecer este sitio es una pasada. También me ha dicho que va a presentarme a su grupo de amigos para que conozca gente desde el primer momento y también me ha nombrado a personas con las que es mejor no hablar. Por ejemplo Patricia y Laura, nuestras compañeras de habitación.

— Normalmente solo nos dejan una hora para desayunar, comer y cenar.— explica y la miro mientras me sirvo un poco de ensalada.— Ah, y te recomiendo que no te dé por lanzar comida con intención de iniciar una guerra, uno de los peores castigos del centro es o que te hagan limpiar todo el comedor tú sola o con la persona que hayas hecho algo mal o que tengas que servir durante un día la comida y después comer con los monitores.

Sonrío y la sigo llevando mi bandeja.

— ¿Me lo dices por experiencia propia?— me río.

— Pues si, para que te voy a mentir.

Y nos reímos con ganas. Segundos después llegamos a una mesa redonda ocupada por cuatro personas: una chica y tres chicos. Todos me miran al notar una presencia nueva y Andrea les sonríe ampliamente antes de sentarse junto a un rubio y hacerme un gesto para sentarme con ella. La obedezco sonrojándose y me echo el pelo hacia atrás en un gesto nervioso, para intentar que no se den cuenta de que estoy que me subo por las paredes.

— Chicos, esta es Ona.— me presenta por fin al ver que yo no tengo intención de hacerlo.— Es una de mis nuevas compañeras de cabaña.

Todos me miran y me saludan con alegres sonrisas... ¿Qué simpáticos no? ¿Por qué he venido con la imaginación de que nadie querría estar conmigo?

— Tu primer año, ¿Ona?— pregunta uno de los chicos. Es rubio y tiene un pendiente al cual le cuelga una cruz. También tiene un piercing en la nariz que le da un toque bastante mono.

Recuerdo su pregunta y asiento, sonríe.

— Soy Víctor, encantado.

— Igualmente.— sonrío enseñando los dientes.

La chica que se encuentra a su lado llama mi atención cuando suelta el tenedor haciendo un ruido desagradable y llamativo. Se sonroja al darse cuenta que varias personas de otras mesas se la han quedado mirando y sonrío.

— Yo soy Claudia, pero me puedes llamar Clau.— se presenta y la observo. Tiene una trenza floja que le queda fenomenal que le cuelga por el hombro. Sus ojos son color miel y tiene unas pecas que le hacen muy adorable. Una chica sencilla, pero muy mona.

— Yo soy Samu.— dice otro chico llevándose un pan a la boca. Me señala con el dedo y sonríe divertido.— Si quieres caerme bien no te atrevas a decir mi nombre completo.

Está a coña, así que para llevarle la broma asiento y me guiña un ojo. Este chico tiene el pelo peinado en un perfecto tupé y un tatuaje llamativo cerca de la oreja. Son letras japonesas creo. Tiene pinta de ser muy alto.

— Yo soy Danel.

Dejo de intentar descrifar el tatuaje de Samu y busco con atención al dueño de la voz que me acababa de llamar hace un segundo. Me encuentro de golpe con unos ojazos grises que logran que me falte el aire durante un segundo y trago saliva. El pelo de Danel también está peinado en un tupé algo rebelde que le da un aire de chico malo que me encanta. Su mandíbula bien marcada es algo que me llama la atención, pero rápidamente dejo de mirársela cuando se  apoya en la mesa mirándome. Tiene unos brazos ejercitados y un tatuaje en la muñeca, es una palabra, pero no consigo leerla desde aquí. Dejo de estudiarle y me atrevo a mirarle directamente a los ojos.

Todas las noches.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora