Imagínate en lo más alto de tu ciudad, miras abajo y contemplas con asombro las calles que conoces, y en cada esquina está encerrado un recuerdo del pasado, feliz o triste de cualquier forma sigue siendo un recuerdo tuyo que llegará en algún momento aunque no quieras. Sigues contemplando todo y recuerdas muchas cosas que ocurrieron este año que se va, y recuerdas también a las personas que conociste y aquellas que olvidaste por distintos motivos. Y cada cosas que recuerdas te lleva a otra, y así sucesivamente hasta llegar al presente.
Aun te quedas viendo hasta que anochezca, dándote cuenta de que el tiempo sigue, no se detiene ni un instante aunque quieras y solo quedan tus recuerdos como único rastro de lo que pasaste y eso aunque no signifique nada es mucho cuando las memorias son felices.
El tiempo no se detiene pero muy en el fondo sabes que se reinicia nuevamente cada primero de enero, y eso aunque suene absurdo es una forma de volver a empezar, de empequeñecer tus errores intentando hacer cosas nuevas.
Falta poco para las 12, ya llega la hora y puedes oír el ruido de los pirotécnicos, y muy a los lejos a un grupo de personas que cuentan hacia atrás; también lo haces en tu mente 3, 2, 1…
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Libro Ciudad Perdida (#Blog)
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