No soy aficionado de los cumpleaños, quizá porque me di cuenta que cada vez que llega ese día dejas algo más que la juventud. Tu propio cerebro se desarrolla de forma natural, obligándote a dejar la inmadurez, sin advertirte. Miras al pasado y te avergüenzas de cosas que hiciste y dejaste de hacer, y lo peor es que no puedes dar marcha atrás.
No me gustan los cumpleaños, quizá porque cada vez que atraviesas uno se te es más difícil perdonar, porque el rencor es más fácil de disolver con la edad más corta y la más larga, pero, cuando están en medio no te importa una disculpa, te importa más herir aunque no quieras porque creer que eso te hace superior.
No me gustan los cumpleaños quizá porque de pronto te invade un temor involuntario de soledad.
No para todos es así, quizá para mí tampoco ¿Quién sabe?
Pero, aun me despierto de madrugada, abro los ojos y me doy cuenta que aún estoy vivo.
¿Vivo?
Quizá sí, quizá no ¿Quién sabe?
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Libro Ciudad Perdida (#Blog)
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