la Nueva Selección: Bienvenidas

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-El día de hoy estamos reunidos en la entrada del palacio, para observar entrar a las hermosas señoritas que desde hace dos días son pretendientes oficiales del príncipe heredero y candidatas a futura reina de Illéa.

Los reporteros y los espectadores se arremolinaban en las calles y cuatro limosinas se abrían paso entre las personas, para lograr llegar hasta la barrera de guardias que permitirían su entrada a las puertas del palacio.

-¡No puedo creer que de verdad estamos aquí!

-Voy a vomitar

-¿Cómo creen que sea el príncipe?

En las limosinas estaban repartidas las 35 chicas, todas estaban llena de ilusión y expectativas, pero al final…

-Entran 35, pero solo 1 se quedará.

La reina estaba hablando con Aedus en su habitación, lo había mandado a llamar desde hace un rato, con la llegada de las chicas, estaba muy nervioso y no pudo ocultarlo de su madre.

-Soy consciente de eso madre.
-No, no lo eres amor, esas chicas son candidatas, yo fui una.

Aedus asintió, ya había escuchado la historia de como se habían conocido sus padres, su padre siempre decía que en cuanto la vio, supo que era ella ¿Le pasaría lo mismo a él? O ¿se enfrentaría a ser engañado toda su vida y vivir como una pantalla, al igual que sus abuelos? Aedus apretó la mandíbula.

-No se que estas pensando cariño, me gustaría poder decirte que no te tienes que preocupar, pero solo seria mentirte, muchas de esas chicas ni siquiera están aquí por ti, debes tener los ojos abiertos a sus trucos y engaños.

Aedus intentó mantenerse firme ante sus comentarios y mandó sus nervios hasta lo más profundo de él, no quería que jugaran con él.

-Estaré muy pendiente de ellas.
-No quiere decir que no haya chicas buenas.

La reina se levanto de su tocador y se acerco para tomar de las manos a su hijo.

-Cuando esta selección acabe, espero verte felizmente casado mi niño.

-yo igual madre.

El rey entró en la habitación y le pidió a Aedus que se retirara, el lo hizo sin rechistar. Caminó por el pasillo hasta que se encontró a las greas, ellas eran sus primas, tres hermanas de cabello rojo sangre, siempre caminaban juntas, y siempre infundían terror en el palacio cuando llegaban, pero aun así se detuvo y las saludó.

-Primas, es un placer verlas nuevamente, si no es indiscreción, ¿podrían comentarme sobre su llegada? No me fue notificada.

La hermana mayor sonrió un poco, pero la que contestó fue la menor.

-Ayer por la tarde primo, sabes que nos gusta permanecer discretas.

A Aedus no le hacia ninguna gracia, pero si le causaba ironía, ellas siempre se vestían con trajes esponjados de época medieval, junto al cabello rojo y lo pálida de su piel, parecían fantasmas en el palacio, fantasmas, muy vistosos.

-Nunca entenderé como es que evitan las miradas.

-No es lo único que no entiende primo, ¿o si?

Aedus frunció el entrecejo, sabia que ellas estaban jugando, y no quería caer en sus artimañas.

-Creo que nadie sabe todo, y eso es lo importante, el aprendizaje.

-Parecen palabras dignas de un rey, ¿Se lo dijo su padre?

Ahí estaban, otra vez jugando con su paciencia.

-Puedo pensar por mí mismo prima, gracias, ¿Mi madre les pidió encontrarse conmigo?

Fanfic: La nueva selecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora