CAPITULO 2

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Al día siguiente cuando Anaïs despertó se extrañó de que todo estuviera tan silencioso, pero pensó que su amiga aún seguiría durmiendo, se fue a la cocina ya que necesitaba algo de cafeína para empezar el día, mientras se hacía, se acercó a la habitación con intención de despertarla, pero cuál fue su sorpresa que no encontró a nadie, iba a salir molesta por que no se hubiera despedido cuando vio que había una nota encima de la almohada con su nombre.

Buenos días Anaïs ya que supongo que leerás esto por la mañana,  discúlpame  por irme sin despedirme de ti, la cena estuvo exquisita, gracias por dejarme dormir en tu habitación y por todos tus cuidados y atenciones, me fui a primera hora, me estaban esperando, ha sido un placer conocerte y si alguna vez paso o vengo a la ciudad, ya quedaremos y vamos a tomar algo.  Cuídate y ten mucho cuidado, gracias por todo nuevamente. Un fuerte abrazo y un beso, Alex.

Anaïs se quedó algo triste por no haberse podido despedir de ella, se guardó la nota en el bolsillo y se fue a la cocina a tomarse el café, cuando se acordó de que Alex había llamado al hotel desde su casa y no se había usado desde entonces, se acercó y le dio a la rellamada, ahora ya sabía en que hotel estaba hospedada, lo anotó en la misma nota que ella le dejó, se terminó de arreglar y se marchó a la universidad, ese día no podía concentrarse en clase, en cuánto acabó cogió un taxi y puso rumbo al hotel, el único dato que tenía de ella era su nombre.

Una vez en el hotel se acercó al mostrador para preguntar, le atendió una joven muy amable que estaba en esos momentos en información.

-Buenas... buenas tardes -le dijo Anaïs más por los nervios que por otra cosa.

-Buenas tardes señorita, ¿en qué puedo ayudarla? -le preguntó la recepcionista muy educadamente.

-Bueno... la verdad no sé si podrá... verás, yo quería preguntar por una chica que reservó una habitación ayer, pero... pero no la uso... su compañero sí, pero ella se quedó en mi casa -le dijo Anaïs atropellándose con las palabras, era la primera vez que hacía algo tan atrevido e inesperado.

La recepcionista que vio los nervios y la inseguridad de la joven intentó ayudarla de manera tranquila, aprovechando que no tenía faena en esos momentos podía dedicarle algo de tiempo.

-A ver, tranquila, vamos a empezar por decirme como te llamas tú, luego dime el nombre de tu amiga y lo miramos en el ordenador, a ver si todavía está o ya se marchó ¿te parece bien? Por cierto, mi nombre es Mery -le dijo la recepcionista, aunque llevaba la placa puesta en la solapa de la americana.

-Si, si claro... perdona mi nombre es Anaïs y el nombre de mi amiga es Alex... -le dijo quedándose algo pensativa, ya que si le hacía más preguntas no sabría contestarle.

-Muy bien Anaïs, ahora vamos a ver si podemos localizar a tu amiga, Alex supongo que es el diminutivo de Alexandra, dices que la reserva de habitación era de ayer, pero que no la utilizó e iba con un amigo... ¿por casualidad no sabrás el nombre del amigo? -le preguntó Mery mientras tecleaba en busca de esa misteriosa mujer.

Anaïs se quedó pensando, pero como la dejó sola mientras hablaba con su compañero no se enteró del nombre y tampoco le preguntó, no quería ser una entrometida.

-No, lo siento Mery... no le pregunté ni ella me lo dijo, lo único que se es su nombre y que estaba de paso, la reserva era solo por una noche... en teoría se iban esta mañana, estaban aquí por negocios me dijo -le contestó diciéndole lo que la misma Alex le había dicho en el parque cuando se conocieron.

-Lo siento Anaïs, pero el sistema no tiene registrado ninguna reserva a nombre de Alex o Alexandra, ni por una noche ni varias, puede que la reserva estuviera a nombre del amigo o que anularan la reserva, espera que compruebo las anulaciones de ayer o antes de ayer a ver si hay alguna a nombre de ella.

FUEGO CRUZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora