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Me siento como si fuera un muñeco de trapos, por momentos mi vista y mente se aclaran y puedo escuchar voces pero al instante todo se vuelve oscuro otra vez, esto no va bien tengo que espabilarme aunque el miedo que siento es enorme pues sé que una vez lo haga no me va a gustar lo que veré, cuando por fin abro mis ojos tardo unos segundos en enfocar mi vista, al fin lo consigo, pero tal y como predije la imagen que se presentó frente a ellos fue tan terrible como esperaba.

No estoy seguro de si este es el número exacto pero puedo apostar que estuve cerca de contar al menos a 8 personas o vampiros, todos de alto nivel dentro de aquel enorme ¿creo que era un teatro pero sin duda uno que desconozco? no es como si hubiera ido a muchos pero conozco unos cuantos gracias a mi tío aunque sea de vista, las ventanas están todas cerradas con unas cortinas color vino y las únicas luces que alumbran el lugar son velas, todo es muy al estilo victoriano, no hay duda estoy dentro de un antro de vampiros, poco después de que logre despejar por completo mi cabeza de la droga fue que me di cuenta que aparte de mi habían tres personas más a mi lado, una chica y otro chico, todos estábamos encadenados por las manos, además de que nuestras ropas también las habían cambiado, la chica estaba usando un vestido color azul cielo que en mi opinión dejaba ver demasiadas partes del cuerpo, mientras que el otro joven y yo solo teníamos puesta una camisa del mismo color que el vestido de la joven, con la única diferencia de que estábamos en bóxer, la mayoría de las personas no suelen avergonzarse cuando le muestran sus encantos a otros, pero ese no es mi estilo y aunque soy consciente de que en este momento ninguno de nosotros estamos mostrándonos por placer propio la vergüenza que siento es enorme, imagínense un chico de 24 años de piel paliducha, cabello castaño oscuro con un corte de mierda que ni siquiera yo sé cómo se llama, ojos rasgados, un cuerpo pero para nada sorprendente pues nunca he logrado el sexy paquete igual a una barra de chocolate en mi abdomen, soy delgado por naturaleza y no me gusta hacer ni un mínimo de ejercicios, una miserable estatura de 175 cm, personalmente pienso que podría haber crecido un poco más.

No soy como esos hombres que pueden dejar a las mujeres sin aliento con una simple mirada, soy más del tipo que se mantiene en una esquina ya que tampoco disfruto de las multitudes ni de ser el centro de atención.

Acabo de encontrar a Kao entre toda la multitud y esta vez está acompañado por otro hombre que estoy seguro haber visto antes en alguna parte, su rostro me suena muy familiar, pero no recuerdo de donde, ambos echan una mirada hacia donde estamos encadenados y cuando nuestros ojos se encuentran mi piel se congela, siento como si casi pudiera escuchar sus pensamientos, en ellos las palabras – Tu solito terminaste metido en esta situación – resuenan por todo mi cuerpo, intento no enfocarme demasiado en ellos y comienzo a observar mi entorno mientras pienso en la manera de salir de este embrollo, ha aparecido de no sé dónde un hombre vestido de esmoquin que no pierde ni un segundo y comienza a hablar en un francés terrible, en mi niñez tuve la suerte de poder estudiar en una buena escuela privada y mi mejor asignatura siempre fueron los idiomas, aparte de mi idioma de nacimiento, se hablar alemán, japonés, italiano y español pero este en el cual se expresaba de manera un poco exagerada el hombre de traje siempre ha sido el que más odio nunca quise aprenderlo, cosa que lamento en este momento, sin duda me hubiera venido a las mil maravillas poder al menos entender que pretendían hacer con nosotros, porque llevábamos la ropa desnudista y sobre todo porque no paraban de extraernos sangre, quiero decir era obvio que iban a probarla, pero no se supone que este acto tan antiguo y que sin dudas les causaba un placer infinito a los seres de la noche siempre se ha realizado a través de una apasionante y según lo que dicen todas las novelas de vampiros que he leído sensual mordida en la yugular.

Locuras durante la Noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora