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El actual rey Kim Taehyung miraba su reflejo en el enorme espejo de su habitación. Su cuerpo era mucho más pequeño que el de un omega común y su cabello negro brillaba con los primeros rayos del sol.

-¿Qué sucede, Sia?-

Una serpiente albina se deslizó por el cuerpo del rey con una seguridad envidiable, ella podía hacer lo que pocos, tocar el deseado cuerpo de Taehyung.

-Ojalá fuera tan hermoso como tú-

Sus delicadas manos acariciaron al animal con cariño.

El pequeño monarca de edad avanzada se sentó en la enorme cama dorada, dormía entre sabanas de seda, admiraba majestuosas obras de arte todos los días y se vestía con excelentísimas ropas cada mañana.

-¿Mi señor?-

Yoongi, uno de sus protectores más queridos, tocó suavemente la puerta.

-Adelante-

Min Yoongi era una criatura tanto bella como fuerte. Medía varios centímetros más que el rey Kim, tenía un porte regio, una sonrisa cautivadora y una piel blanca libre de manchas. Sin duda la perfección hecha delta.

-Su padre lo espera, mi señor-

La enorme mano tocó las hebras rosadas del menor allí presente. El Min dejaba salir su mentolado aroma tranquilizador, dejando en claro que no había nada que temer, que él protegería al gamma si hacía falta.

-Está bien... Vamos-

Al salir de sus aposentos, Taehyung cambió su semblante, sus andares eran totalmente sensuales, su divino aroma se pronunciaba por encima del débil olorcillo de los guardias que protegían los pasillos del monumental castillo.

-¡Mi rey!-

Allí por donde pasaba le esperaba una reverencia, cada alfa y delta se doblegaba ante el pequeño gamma de cabellos grisáceos.

-¡Mi señor!-

Taehyung lo tenía claro, jamás dejaría que nadie salvo Yoongi, que lo seguía de cerca, viera su cabello de colores femeninos e infantiles, no podía mostrar su horrenda debilidad ante nadie.

-Su padre lo espera, mi rey-

Al llegar a las grandes puertas de la habitación de su maquiavélico padre unos enormes alfas lo saludaron, una gota de sudor frío resbaló por su brazo izquierdo.

-Iré contigo-

-Yoongi...-

Taehyung relajó su cuerpo que amenazaba con cambiar ante la mínima ráfaga de aire y entró en la oscura mazmorra con un esfuerzo sobrehumano.

-¡¡Hijo mío!! ¡¡Acercate!!-

La penumbra rodeaba a pobre gamma cada paso que daba, no era capaz ni de sentir a su fiel delta detrás suyo y cuando las oxidadas puertas se cerraron no pudo controlar su cuerpo, sus suaves hebras se volvieron completamente blancas.

-Cada día te pareces más a tu madre-

El Kim menor llegó finalmente a la cama donde descansaba Kim Hyun Ki, un antiguo rey que en sus mejores días podía comerse al mundo con su fuerza y voluntad.

-Pronto podrás llevar a mis hijos en tu vientre-

Yoongi se contuvo de gruñir, el anciano no parecía haber notado su presencia y no quería acabar con su cuerpo devorado por caimanes, pero, si ese desagradable "padre" intentaba tocar a Taehyung, saltaría sobre él importándole bien poco las consecuencias.

-Sí... Padre-

El cuerpo del pequeño rey temblaba de pavor ante aquella idea, él sería el monarca, pero su padre seguía siendo la suma autoridad en aquel nido de ratas.

-Buen chico-

Una huesuda mano tocó sin cuidado lo que escondía aquella larga falda negra que siempre llevaba puesta. El Min se disponía a atacar cuando los ojos suplicantes del peliblanco le impidieron avanzar a través de la macabra oscuridad.

-¿Como va el reino? ¿Empleas los viejos métodos de tu padre?-

-Sí... Padre-

El nauseabundo olor a muerte provocó varias arcadas a ambos jóvenes, sin embargo, debían permanecer quietos.

-Puedes irte querido, recuerda volver a visitarme mañana-

-Sí... Padre-

El opresivo ambiente rodeó a Taehyung como una sábana que abrazaba el cuerpo de un cadáver recién asesinado. Cuando consiguieron salir de aquella cárcel intentaron aparentar normalidad.

-¡¡Quiero que dupliquen la seguridad de estas puertas!! ¡¡Ahora!!-

-¡¡Sí mi señor!!-

El pequeño gamma se dirigió a su majestuoso trono con la cabeza bien alta y con los hilos de oros que adornaban su cuerpo chocando contra su pecho desnudo.

Hacía tres años que el grandioso Kim Hyun Ki se enclaustró en su habitación tras la muerte de su ultimo consejero, apenas hablaba o se levantaba de la cama, sin embargo, los guardias seguían temiéndole por alguna razón, se enteraba de casi todo lo que pasaba en la manada, de alguna manera, asegurándose de que su hijo no se desviara del camino y, hacía tres años, que solo tenía un objetivo en mente, engendrar herederos cuando Kim Taehyung cumpliera 903 años.

Hilos de Oro (KookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora