Black hunt

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El nombre lo dice todo así que piensen en este capitulo como el 1°
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    En medio de un bosque totalmente verde, casi tanto que parecía irreal, se escondía una pequeña parte de las ruinas de una ciudad que parecía haber sido destruida hace no más de dos o tres semanas pero aún así su apariencia era la de un lugar abandonado hace por lo menos un siglo. Entre los escombros de aquel lugar se encontraba un joven de cabello blanco con una espada recta incrustada directamente en su pecho. Era fácil pensar que aquel muchacho estaba muerto, pero aún así el cuerpo estaba fresco, como si no hubiese muerto hace más de un par de minutos

   Nada fuera de lo normal sucedía, si ignoramos las ruinas salidas de la nada y el cadaver que estaba en ellas claro; hasta que el joven "despertó", tardó unos segundos en sentir el dolor de ser atravesado por algo, su agonía era profunda pero por razones desconocidas no gritó, tal vez se estaba haciendo el macho o tal vez era mudo.

   En vez de rendirse y morir como cualquier otra persona hubiera hecho (aunque ya debería de estar muerto), el empalado tomó la hoja de la espada y lentamente trató de levantarla, al menos lo suficiente como para poder levantarse, curiosamente casi no sentía nada al momento de levantarla, solo una ligera punzada. Para su fortuna, el muchacho pudo quitar la espada de las rocas, a duras penas pudo pararse luego de hacer esto, no solo por el hecho de perder sangre a litros como en un anime, sinó también un poco por la superficie y el peso de la espada todavía en su pecho. Cómo todo un idiota, en vez de dejarla en su lugar, el peliblanco decidió arrancar la espada de su pecho, y literalmente arrancarla ya que no lo hizo con ningún cuidado y solo la sacó como si estuviera arrancando una hoja de papel de un cuaderno.

   Obviamente la sangre empezó a salir del pecho del joven tarado, iba a morir luego de tanto esfuerzo... O eso se creería. Cómo por arte de magia su herida empezó a sanar a una velocidad algo exagerada, en cuestión de dos minutos el hueco en su pecho desapareció y solo dejó una gran pero visible cicatriz en donde estaba. Cómo era de esperarse el empalado estaba sorprendido y un tanto asustado por lo que acababa de presenciar.

   Sin mucho más que hacer, el peliblanco tomó la espada por si acaso y se puso a recorrer las ruinas de la ciudad o por lo menos la pequeña parte que se encontraba allí. El lugar eran puros edificio caídos y vegetación, nada más, ni objetos de mediano valor ni nada que pudiese salvarse para venderse o utilizarse, solo kilómetros de rocas, pasto y musgo.

   Mientras recorría el lugar pateando rocas y silbando por mero aburrimiento, se escuchó una rama romperse en los alrededores entre los árboles, el joven se asustó y como personaje de película de terror, en vez de irse decidió investigar la causa de aquel ruido. No tuvo que ir muy lejos ya que lo que fuere que produjo el sonido de acercaba hacia él. El chico con arma en mano aún no sabía que hacer, a lo mejor era el mismo grupo de personas que lo terminaron incrustando con la espada. Sostuvo la espada con ferocidad, ya con la estupidez de sacarse la espada del pecho quedaba claro que no era ningún miedoso, estaba listo para lo que sea, aunque tal vez no para lo que estaba por presenciar.

    De entre los árboles salió uno lobo gigante negro, el cual llevaba placas de lo que se veía como hueso simulando una armadura. Esta bestia de dos metros trató de atacar al joven peliblanco pero ante esto el atacado esquivó el ataque como en Matrix, y terminó dando unas piruetas de acróbata para distanciarse de aquel monstruo. La confusión ya era grande cuando despertó y ahora lo era más al ver a esa bestia y hacer esas acrobacias todo era muy raro, pero sabía que tenía que largarse de allí, no era rival para esa cosa aún con sus habilidades ninja recién descubiertas.