PARTE 5/EL EMPRESARIO

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-N. O.-

Miguel Ángel Rogel trabaja como asistente para Manuel, su pareja.

Habían comenzado a salir hace un par de años, y al inicio, la pareja era más que feliz.

Sin embargo, aún cuando todo parecía ser hermoso en aquella relación, Miguel comenzó a sentir que el contrario ya no le quería como antes.

A pesar de ser su asistente, casi no lo veía durante el trabajo, pues mientras el otro iba a reuniones de último minuto o se encargaba de revisar papeles, Miguel tenía que organizar la agenda de Manuel, además de hacer encargos de último minuto que éste le pedía.

En realidad, Miguel sabía que algo pasaba con su pareja, sabía que había algo que no estaba bien en la relación, pues ya no la sentía igual a como era antes.

Ya ni siquiera tenían la oportunidad de salir a cenar, ya no eran tan románticos como solían serlo... Y aunque Manuel le decía que lo amaba, y que siempre sería el único, él sabía que no era así.

Pues las palabras del contrario no sonaban sinceras.

Aquél día se encontraba en casa, pues Manuel le había dado el día libre... ¿Por qué? No lo sabía.
En palabras del mayor, simplemente quería darle el descanso que se merecía, ya que aquel día no tenía tanto trabajo acumulado y no necesitaría su ayuda.

Miguel quería confiar en su pareja.

Tal vez tan sólo estaba malinterpretando las cosas, quizá simplemente estaba pensando demasiado.

Eso es lo que quería creer.

El chico se dirigió hacia la sala de su hogar, y en la mesa de centro vio una carpeta, la cual pertenencía al mayor, posiblemente se le había quedado la noche anterior que fue a verle.

Sonrió, tenía una excusa para ir a verlo.

Se preparó para salir y tomó la carpeta en manos, salió de casa y cerró la puerta con llave, para después caminar hacia su auto, dispuesto a entregarle aquello a Manuel.

Tras minutos de conducir, llegó a la empresa de su pareja, bajó del auto una vez lo estacionó y sin más, se dirigió a la entrada del edificio.

- Miguel, buenos días, pensé que no te vería hoy
Miguel.- Buen día, Frank... Manuel me dio el día libre, así que no pensaba venir hoy... Pero necesito entregarle algo ¿Sabes en dónde está?
Frank.- Oh, ahora mismo está algo ocupado... Está en una... Eh... ¿Reunión importante?
Miguel.- *Ríe* ¿Por qué lo dices de esa forma?
Frank.- Bueno, es porque... Está con una chica en su oficina... Dicen que es por negocios, pero la verdad es que la mujer no se ve muy... Ya sabes, no parece que sepa de negocios que beneficien a la empresa como tal... Más bien, creo que se encarga de... Otro tipo de negocios...
Miguel.- Oh... ¿Dices que... Podría ser algo más que una simple reunión?
Frank.- Obviamente él lo niega, pero esa mujer suele venir seguido... A veces salen juntos, por lo que creo que quizá podrían estar saliendo... Pero esos son asuntos del jefe, él sabe lo que hace ¿No?
Miguel.- Sí... Supongo
Frank.- Como sea, dejemos de hablar del jefe ¿Qué necesitas entregarle?¿Quieres que le diga que estás aquí?
Miguel.-No, no es necesario, sólo... Entrégale esto
Frank.-, Oh, vale, yo se lo entregaré
Miguel.- Gracias, nos vemos mañana, Frank
Frank.- Sí, hasta mañana

Ambos se despidieron y Miguel comenzó a caminar hacia la salida... ¿De verdad lo que le había dicho Frank era cierto?

Sería mentirse a sí mismo si decía que no lo creía, pues sí, de hecho podría ser bastante posible.

Pero no quería aceptarlo.

Era difícil para él aceptar que Manuel le estaba siendo infiel, aunque estaba consciente de que todo lo llevaba a la misma conclusión.

El poco tiempo que se veían a pesar de trabajar juntos, las excusas del contrario para no salir a citas, y claro, lo más importante, el hecho de que nadie sabía que tenían una relación.

Fue Manuel quien, con la excusa de que no podían salir ya que era su jefe, le dijo que no podían decírselo a nadie, y Miguel, por supuesto, le creyó todo.

En su momento tenía lógica para el chico, pero conforme avanzaron los meses, comenzó a dudar.

Ahora que Frank le decía que se veía con una mujer constantemente, todo encajaba a la perfección.

¿Por qué le era tan difícil aceptarlo?
¿Por qué no podía simplemente pedirle una explicación?
¿Por qué no podía terminar aquella relación si ya no la sentía como una?

Ah... Cierto.

Porque lo amaba.

Ese era el problema.

Lo amaba tanto, que no era capaz de aceptar del todo esas mentiras, esos engaños, esas heridas y decepciones.

Lo amaba a tal punto que seguía soportando todo aquello, aunque sabía que estaba mal.

Manuel podía cambiar.
Él podía hacerlo ¿Cierto?

Tal vez si lo hablaban... Tal vez si trataba de mejorar para el otro le prestara más atención.

Tal vez él era el problema.
Quizá no era suficiente para el otro, quizá no lo estaba haciendo bien.

Tenía que esforzarse más para que el mayor se volviese a enamorar de él.

Sí, eso es lo que tenía que hacer.

Una vez el chico estuvo en casa, se dejó caer en el sofá, limpió las pequeñas gotas saladas que brotaban de sus ojos, y comenzó a pensar en lo que podía hacer para que el otro se sintiera feliz a su lado.

¿Qué le faltaba para que el otro no tuviera la necesidad de verse con alguien más?
¿Qué era lo que tenía aquella mujer que él no?

No lo sabía, pero haría su mejor esfuerzo para que no fuera necesario que su pareja estuviera con otra.

Haría todo lo que podía hacer para que todo fuese como antes.

No quería perder la esperanza.

Manuel y él podían volver a ser felices, él lo sabía.

-𝔸𝕚 𝕂𝕒 𝕊𝕙𝕚𝕥𝕤𝕦𝕣𝕖𝕟-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora