4. Cita pt.1

1.5K 97 215
                                    





Kanon llega tarde a casa, medio mareado porque había estado tomando. Tambaleándose un poco, se echa en el sofá, gruñendo profundamente con el brazo sobre los ojos. Escucha unos ruidos y unos pasos, se descubre la cara y ve a Saga parado enfrente suyo, ofreciéndole un vaso con agua.
Kanon hace una mueca, y cuando Saga vuelve a ofrecerle, se sienta en el sofá y se bebe el vaso de un solo trago.

—¿Mejor?
Pregunta Saga con voz suave, sentándose a su lado.
Kanon gruñe en respuesta, echando la cabeza para atrás.
—Ugh... ¿Y el viejo?, ¿no va a sermonearme?
—Padre salió de viaje por la mañana, ¿lo olvidaste?

Kanon trata de hacer memoria, le parece recordar algún aviso de que se iba a ir de viaje unos días. Tampoco es que le importe mucho.

El sonido de trote de un perro se oye, y en nada, el enorme perro de Kanon se sube al sofá, sobre su regazo, saludándolo alegremente con lamidas en la cara. Kanon ríe, acariciando al can con cariño.

—¡Ya para, pequeño demonio!—. Jugueteaba, tratando de evadir sus lamidas. En eso nota la expresión de Saga, quien le observaba con una linda sonrisa fraternal. —¿Y tú qué?—, preguntó algo a la defensiva.
Saga niega con la cabeza.

—Es que... me hace feliz verte así.
Confiesa, sereno, el mayor.
Kanon hizo una mueca disgustada.
—¿Qué...? ¿Verme así, cómo?
Alegre, feliz.

Kanon se mofa, aún acariciando la cabeza de su perro, que descansaba sobre su regazo, más tranquilo ahora.
—¿Qué dices...?—, indaga el gemelo menor.
—Es que... desde aquel reality estás más... relajado, ya no te veo enfadado todo el tiempo... te ríes más, me alegra—, se sincera su hermano.

Kanon masculla algunas cosas inteligibles por lo bajo, parecía avergonzado, y adormilado también, sin muchas ganas de discutir.
En un punto pareció dormirse, pues había recostado la cabeza sobre un brazo del sofá.

—Sobre eso... Siento que debo disculparme por haber sido un cretino contigo...
Entre todos los murmullos vagos del menor, Saga logró escuchar eso, y de inmediato se volteó a verlo.

Kanon no lo estaba mirando, incluso parecía estar a punto de dormirse en su lugar.
¿Le estaba hablando a él o balbuceaba dormido?
Sin embargo, antes de que el mayor pudiera pedirle que lo repita, Kanon continuó hablando torpemente.

—Incluso si fuiste un asco de hermano, no merecías eso... La verdad es que me alegré cuando me dijiste que estabas de mi lado... Por primera vez dejé de sentirme solo.

—¿Kanon...?
Saga se preocupó, más no obtuvo repuesta.
Entonces oyó la suave respiración del menor, se había quedado dormido.

Fue a buscarle una manta y lo cubrió junto a su mascota, que descansaba a su lado.
Una cálida sonrisa se plantó en la cara de Saga al recordar sus palabras.

No estaba seguro de si Kanon lo dijo por su estado de ebriedad o si realmente estaba fingiendo para confesarlo.
Pero no le importaba.

Se sentía feliz por oírlo.






El mayor de los gemelos extrañó pronto ese tierno comportamiento, pues al día siguiente Kanon volvió a hacer de las suyas y lo abandonó mientras compraba.
Ahora estaba solo y lleno de bolsas, parado en la playa de estacionamiento como un idiota.

Saga comenzaba a cansarse de esperar a que volviera su hermano, y una gran parte de él sospechaba que ya no regresaría.

Suspira por enésima vez y deja sus bolsas con las compras en una de las bancas que estaban frente al centro comercial.

2. AFTERMATHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora