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"— Estas durmiendo.

—No es verdad. – pero a final de frase dejó ir un insonoro bostezo, haciendo sonreír al otro y ser buen ganador de un beso en su pómulo.

—Ya estuvimos el tiempo suficiente. Deberíamos volver. – Baekhyun negó a su pedido, busca envolverse más con los brazos ajenos sobre los propios en la fortaleza de un abrazo contra la brisa fresca de la madrugada.

No quiere ir, aun no. Es tan cómodo estar así, sobre su manta, recargado en el pecho del otro sintiendo su respiración acompasada a la suya y el grácil aroma de su perfume que casi desaparece. Le gusta cómo está arrullado con la cabeza recostada en su hombro, mirando las estrellas en el oscuro manto. El rocío del jardín no es impedimento para su deleite en apreciar el espectáculo tan vivaz de la noche en el palacio.

La última.

— ¿No te has arrepentido?– preguntó en voz baja, algo de esa angustia floreciendo entre sus sueños. Él estaba convencido, lo está, pero le es imposible no dudar un poco del mayor respecto a su decisión. Podía ser muy apresurado y se sentía egoísta por seguir con aquello. Después de que haya trabajado tanto al final iba a dejar todo por él.

Algo en su pecho se sacudió ante la negativa, una mezcla indescriptible de alivio y culpa. Frotó su mejilla con la otra, algo que acostumbra hacer al no estar tan seguro de qué es lo que hay entre ambos.

No podía besarlo porque no eran algo formal ¿cierto? Las personas no se besan sin ser algo formal, menos un príncipe. Baekhyun quería creer eso en lugar de sentirse cobarde y avergonzado de tal arrumaco con él.

Por Alá, sí su padre los viera estaría mortificado de que su pequeño niño estuviera en tal situación con tal persona de su confianza.

—Ya hablamos de esto. Está bien. – la grave voz le sonó ambigua, pero tan clara por tenerla directamente en su oído, endulzando los latidos de su lozano corazón. Siguió escuchando por qué ya no debía temer de su descabellado plan —Estaremos bien. Ya está lista la carreta y la caja, me asegure que fuera del tamaño adecuado para transportarlo. También tenemos la ropa, el parche-

— ¿No me veré raro con esa cosa?

—No. Tú siempre eres bellísimo, en las formas que vengas. – le arrulla al percibir cierta vergüenza del joven príncipe.

Baekhyun lo comprende, necesita ocultar cualquier rastro que lo delate durante su salida. Lidiar con el traslado de un gato sobrealimentado ya era más que suficiente.

Los golpes en su pecho no disminuyen, al contrario, se vuelven más fuertes que antes.

Por fin, después de años iba a salir, iba a irse.

Van a irse.

Lejos, muy lejos, juntos y con lo necesario para estar tan a la distancia que su padre no lo encontraría. Ya no tendría que vivir esa catastrófica vida de realeza en cuatro paredes forradas de oro. Podría elegir, a dónde sea. Y no podía existir mejor regalo para su cumpleaños dieciocho que ese.

Luego de haberlo meditado tanto, de llorar, de luchar contra sus inseguridades al fin el día había llegado y lo único que necesita para poder decir adiós era admirar el cielo que tantas veces le cobijó en su encierro, junto a la persona que más ha sacudido su vida con su enigmática presencia y deslumbrante carisma.

E iba a abandonar sus sueños de ser alguien más por él, por cumplir sus caprichos haciendo todo lo imposible para que Baekhyun sonriera conociendo el mundo que no ha visto.

Rough Diamond / ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora