Masacre...
El demente sin su morfina.
Es como Julieta sin su Romeo.
Como la noche sin estrellas.
—Sequía—
.
.
.
El Hombre de ardientes labios rojos, como el mismo color, camina con sensualidad por aquel gastado y viejo bar al cual pocas personas asisten.
La música que se escucha de fondo, es una tonada muy antigua, pero del gusto de los presentes, por ello el instrumento musical a base de discos, tan antiguos como el lugar mismo, se seguían escuchando acompañado por el enorme silencio que rodeaba al ambiente el mismo que era apagado y frio.
El hombre que estaba detrás de la barra de servir tragos, se sintió intimidado ante la belleza tan natural, de aquel hombre de ojos color cielo y pelo tan negro como su corazón, ese mismo sujeto no pudo quitarle la vista de encima a ese chico tan malditamente bello como ningún otro, mientras se encargaba de secar los vasos más pequeños que eran para el tequila, con un trapo no tan limpio como debería.
Sin embargo el joven de ojos tan profundos como el mar no se muestro disgustado ante la falta de ese hombre que después de todo es bastante joven y guapo, pero no es tan atractivo como el adolecente de cabellos lilas, que se mantenía cabizbajo mientras apoyaba sus codos en la barra de pedir tragos.
— ¿Qué vas a tomar, hermoso?
El sexy pelinegro, sonríe ante el cumplido de ese perfecto desconocido (siendo perfectamente consciente de su gran atractivo) y después de enfocar sus orbes azules de forma profunda e intensa en el encargado de servir de atenderlo, habló.
—Tu sangre.
Sintiéndose dueño del mundo, así como de su extraordinaria belleza, observó con satisfacción como el joven frente a el, tomaba un filoso cuchillo que tenía junto a él y dirigía el mismo a su muñeca para hacer un gran tajo sobre la misma y dejar que el pequeño hilo de sangre fuera a parar a uno de los pequeños vasos para el tequila que anteriormente se encontraba limpiando, una vez que consiguió llenar el mismo con el líquido rojo que se desprendía de su brazo, se lo entregó al azabache por su propia voluntad, y este chico estando más que ansioso por beber aquella deliciosa bebida recién preparada, especialmente para el, recibió el trago y lo bebió de un solo sorbo, provocando como consecuencia que en su labio interior quedaran rastros de la sangre de ese castaño tan guapo le había dado gracias a que lo hipnotizó apenas lo vio. Después de sentir el olor tan fresco de ese néctar de color rojo, se percató de que en su boca quedaban rastros del mismo por ello se relamió el labio de una forma tan sensual como todo el.
Sin duda le había encantado aquel trago tan refrescante, a las cinco y media de la noche, la mejor hora que existe para beber (según ella) y sin perder su buen humor, al ver como el disque mozo limpiaba a la vez que se desangraba, centró su mirada en su sociópata favorito, el mismo que estaba sentado al lado de la barra, y que no se molestaba en mirarlo pese a que acaba de lograr que alguien se desangrara por el (literalmente) pero si algo sabía ella era como llamar su endemoniada atención por lo mismo uso sus habilidades como TOPELGANGER para transformarse en la persona que el joven perteneciente a la acaudala familia Kwong, quería (y deseaba con el alma) ver.
Los TOPELGANGER, eran criaturas sobrenaturales como los vampiros, pero que a diferencia de estos poseían una gran habilidad que les permitía ser o transformarse en la persona que quisieran, solo bastaba que pensaran un segundo en el ser humano en el que deseaban transformarse para que su cuerpo tomara la forma de este(Hoshi). Y la ex novia de Kim era poseedora de este gran don, excepto que Soon Young a diferencia de los de su raza no abusaba de este poder ya que era mitad TOPELGANGER, mitad vampiro y estaba muy conforme hasta el momento con su forma de ser, sobre todo porque no necesitaba imitar a otras humanos para ser tan hermoso como deseaba gracias a que su forma humana, original, estaba tan lleno de belleza como de maldad y solo usaba sus habilidades para llamar la atención de su ex novio.
